La epidemia de obesidad y sedentarismo provoca que cada vez más personas de corta edad sufran diabetes.

FUENTE: El País.

Desde hace unos años Europa presencia un fenómeno inaudito: niños que sufren una enfermedad típica de personas mayores. El cambio radical del estilo de vida en las sociedades industrializadas y la epidemia de gordura entre niños, jóvenes y adultos agravada por la comida basura y las bebidas azucaradas están acelerando otra epidemia paralela de diabetes tipo 2, la variante más común de esta enfermedad.

El fenómeno es tan nuevo que apenas hay datos y estudios sobre el tema. Sin embargo, la Federación Internacional de la Diabetes (IDF) ya ha alertado de que puede convertirse en un nuevo problema de salud pública mundial. “Se necesita urgentemente más información sobre este nuevo aspecto de la epidemia global de diabetes”, resalta la organización, que agrupa a asociaciones nacionales de 160 países, incluida España, y está apoyada por la industria farmacéutica.
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“Hasta ahora la diabetes tipo 2 solo afectaba a personas de más de 50 años, el pico de casos se detectaba a los 65, y en personas jóvenes nunca la encontrábamos”, explica Albert Goday, jefe de sección de Endocrinología del Hospital del Mar y portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). “Ahora, en España, estamos viendo que los niños con obesidad tienen cada vez más diabetes tipo 2”, resalta.

La diabetes es una enfermedad crónica en la que el cuerpo pierde su capacidad de producir insulina o se vuelve resistente a ella. Esta hormona controla los niveles de azúcar en la sangre y cuando falta o falla, el exceso de azúcar causa daños en diferentes órganos y acaba produciendo serios problemas de salud. La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune con un fuerte factor genético. En la tipo 2, los mayores factores de riesgo son la mala alimentación, la obesidad y la falta de ejercicio. Se estima que comer sano y hacer algo de deporte podrían evitar hasta el 80% de los nuevos casos que se registran cada año.

“España tiene una de las tasas de obesidad más altas de Europa”, recuerda Goday, lo que explica por qué en nuestro país se están empezando a ver niños diabéticos, algo impensable hace apenas unos años. Aunque no hay datos precisos, el experto cree que este fenómeno viene registrándose desde hace “unos cinco años”.

Edelmiro Menéndez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED), confirma que “hay una tendencia” de gente cada vez más joven que se vuelve diabética debido sobre todo a la obesidad, a la que pueden sumarse factores hereditarios si ha habido casos previos en su familia. “Estamos viendo chavales de más o menos 20 años que son obesos mórbidos y que comienzan a ser diabéticos, antes casi nunca lo veíamos y ahora sí”, detalla Menéndez, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Central de Asturias.

La falta de datos no se debe a una falta de vigilancia, explica Albert Espelt, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, quien lleva años estudiando la incidencia de la diabetes en Europa. “Tradicionalmente solo se ha mirado a la población adulta porque es donde hay más incidencia” y la infantil tipo 2 era prácticamente inexistente, resalta.

Las primeras señales de alarma se detectaron en EE UU. Según un estudio de 2005 en ese país, en solo 15 años la diabetes tipo dos entre niños y adolescentes pasó del 3% de todos los nuevos casos a hasta el 45%, con una incidencia desproporcionada entre las minorías étnicas, las más desfavorecidas. El trabajo alertaba de un “patrón similar” en Europa y Asia.

Raquel Barrio, jefa de la Unidad de Diabetes Pediátrica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y vicepresidenta de la SED, cree que la situación en España es mucho menos grave que en esos países. Aunque no hay estudios a nivel nacional, señala que la diabetes tipo 2 entre niños es aún “mínima, solo en torno al 1% de todos los casos juzgando a lo que vemos en nuestra unidad”, debido en parte a que los europeos somos menos propensos genéticamente a esta enfermedad. Sí reconoce que esta dolencia se diagnostica a personas cada vez más jóvenes. En esta variante de la enfermedad en niños, en torno al 90% de los casos requiere el uso de insulina y otros fármacos, según la Academia de Pediatría de EE UU.
Impuestos a los peores alimentos

En Europa, al igual que en el resto del mundo, se espera un importante avance de esta enfermedad debido en parte al envejecimiento de la población, las dietas altas en grasas y azúcares y el sedentarismo. La FID calcula que solo en 2015 murieron unos cinco millones de personas en todo el mundo por causas relacionadas con la diabetes, más que el sida, la malaria y la tuberculosis juntas. Si actualmente hay en el mundo 415 millones de personas con diabetes, en 2040 serán 642 millones. En Europa se calcula que los diabéticos pasen de los casi 60 millones actuales a los 71 millones en ese mismo periodo.

Ante esta situación , una macroencuesta apoyada por la Unión Europea va a consultar a los ciudadanos sobre diferentes medidas para frenar esta crisis de salud pública. Entre las preguntas figuran prohibir la publicidad de alcohol y alimentos con alto contenido en azúcar, regular por ley la cantidad de azúcar en los productos alimenticios industriales o que los gobiernos, empresas y organizaciones promuevan el consumo de comida “saludable”. La campaña surge de Atomium, el Instituto Europeo para la Ciencia, los Medios de Comunicación y la Democracia (EISMD), una red de organizaciones que incluye a 25 prestigiosas universidades europeas, grandes empresas como Google y Bayer y 16 medios de comunicación, como EL PAÍS y el Frankfurter Allgemeine.

Los expertos consultados divergen a la hora de citar las mejores medidas para atajar esta crisis. Para Menéndez, de la Sociedad Española de Diabetes, hay que poner el acento en la educación de niños y adultos y sobre todo en la promoción de la actividad física. “Los hábitos de vida están haciendo que se coma cada vez peor, pero no creo que las leyes puedan hacer mucho por cambiarlo”, opina sobre la posibilidad de tasar el consumo de bebidas azucaradas o comida basura para desincentivar su consumo. Esa es precisamente una opción que defienden tanto la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) como la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). “Son necesarios más impuestos sobre estos productos, eso funcionó con el tabaco y estamos empezando a ver los primeros ejemplos de intervención con la comida basura y las bebidas azucaradas”, opina Esteve Fernández, presidente de la SEE. Por su parte, Ildefonso Hernández, presidente de la SESPAS, cuestiona la capacidad de los gobiernos nacionales o el de la UE de poner en marcha medidas que se cumplan realmente por parte de la industria. “En España, el Gobierno actual, que está en funciones, ya está incumpliendo dos leyes aprobadas en la legislatura anterior, la ley general de la salud pública y la ley de nutrición, de acuerdo a la cual se tenía que haber desarrollado un reglamento para evitar la presencia de bollería industrial y bebidas azucaradas en los colegios que es esencial para el cumplimiento de la ley”, destaca. Respecto a la Unión Europea, el experto cree que ha tendido siempre a la autorregulación de las empresas, un enfoque que “ha fracasado”. “Si no hay una verdadera amenaza de que habrá una legislación potente, al final las empresas no hacen nada””, concluye.

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