Descubre qué la provoca, su sintomatología y tratamiento

Entre las alergias más frecuentes en edad infantil se incluye la alergia al huevo. Debido a que el huevo es un alimento que ocupa un puesto importante en la pirámide nutricional NAOS y también en la dieta Mediterránea, además de su introducción alrededor de los 6 a 12 primeros meses de edad del bebé, es fundamental detectar cualquier tipo de alergia lo antes posible.

Al igual que ocurre con cualquier alimento que produce alergia, suele aparecer tras la segunda o más tomas de contacto con el huevo una vez ya se ha iniciado una sensibilización previa a las proteínas que, en algunos casos, pueden haber sido transferidas desde la madre a través de la lactancia materna, exposición intrauterina o incluso a través de alimentos elaborados que contienen trazas de huevo en su composición. Sumado a lo anterior, el desarrollo de la alergia precisa de una predisposición condicionada por la atopia.

¿Qué parte del huevo la provoca?

El huevo está compuesto por dos partes muy diferenciadas: la yema y la clara. Esta última es la fracción más alergénica del alimento ya que se compone principalmente por proteínas. Sin embargo, también puede producirse la alergia a la yema y a la clara simultáneamente -segundo caso más frecuente- o solamente a la yema -lo menos frecuente-.

La clara contiene mayor cantidad de proteínas y la más alergénica es el ovomucoide, que se caracteriza por tener mayor resistencia al calor y a la acción de las enzimas digestivas, además es la predictora de una futura tolerancia al ovomucoide. Asimismo, la ovoalbúmina, la ovotransferrina y la lisozima son más termolábiles (menos estables al calor) lo que se traduce en menos alergénicas. De ahí que el huevo cocinado, al romper estas proteínas, es mejor tolerado y provoca menos alergias que si está poco cocinado.

A diferencia de lo que se cree, la lecitina en sí no produce alergia al niño. La lecitina es un tipo de lípido y, debido a que las proteínas son las causantes de la alergia en niños, esta grasa no produce alergia. Para que pueda consumirse sin problemas, esta tiene que estar total y absolutamente purificada, sin embargo, durante el procesamiento industrial para la obtención de la lecitina, esta arrastra ciertas proteínas del huevo provocando sintomatología propia de la alergia. Por ello, se recomienda sustituir por lecitina de soja.

Sintomatología y evolución

Las alergias alimentarias se clasifican en función del tipo de reacción inmunológica que desencadena el huevo y sus proteínas, ya que pueden estar mediadas por Inmunoglobulina E alérgeno-específica (IgE) o no.

En primer lugar, cuando la alergia está mediada por IgE, se produce un inicio rápido de los síntomas -alrededor de los primeros 20 o 30 minutos hasta las 2h- tras la ingesta del alimento que afecta al apartado respiratorio con tos, dificultad para respirar, rinitis, picor, enrojecimiento ocular, estornudos y síntomas gastrointestinales como dolor abdominal o vómitos, hasta la forma más severa que es la anafilaxia, cuyos síntomas afectan a 2 o más órganos.

En segundo lugar, cuando la alergia no está mediada por IgE, los síntomas aparecen más prolongados en el tiempo, es decir, a partir de las 2 horas después de comer el alimento. En este caso, sus síntomas son digestivos: diarrea crónica e incluso con presencia de sangre y mucosidad en las deposiciones en los lactantes, vómitos tardíos y decaimiento, entre otros.

También se producen otros tipos en los que se involucran mecanismos de hipersensibilidad mixtos, como en el caso de la dermatitis atópica o de tipo celular no mediado por IgE como en la esofagitis eosinofílica.

Síndrome ave - huevo

Para las personas que tienen alergia a la yema del huevo, en algunos casos se han descrito síntomas de alergia cuando comen carne de ave (pollo, gallina, pato, etc.) que se conoce como el síndrome ave-huevo, que afecta especialmente a mujeres. Estas personas también pueden desarrollar alergia a las plumas, causada por la sensibilización a las proteínas.

Tratamiento

Inicialmente se recomienda evitar el huevo en la dieta, por tanto, se debe eliminar el consumo de huevo en cualquiera de sus formas de elaboración o cualquier producto que pueda contenerlo entre sus ingredientes. Por ello, se recomienda siempre revisar el etiquetado de los alimentos que se consumen.

La madre lactante también debe seguir ciertas recomendaciones. Cuando la alergia al huevo del lactante no está mediada por IgE, la madre debe hacer dieta exenta de huevo y alimento que pueda contener este ingrediente, salvo en el caso de que la clínica que desarrolla el lactante vaya ligada al inicio de la ingesta de huevo sin que presente síntomas, por lo tanto, no se considera necesaria una dieta de exclusión. En el caso de que la alergia esté mediada por IgE, no tiene que hacer dieta excepto cuando el niño haya presentado síntomas durante la lactancia materna.

El tratamiento se basa en 3 pilares fundamentales:

  1. Tratamiento farmacológico. Tras una reacción aguda en el que se recomienda la utilización de antihistamínicos, corticoides orales, broncodilatadores y adrenalina muscular (en caso de anafilaxia).
  2. Tratamiento preventivo o de evitación. Cuando se trata de una alergia no mediada por IgE, se realizan pruebas de adquisición de tolerancia a los 3, 6 y 12 meses aproximadamente. Si se trata de una alergia mediada por IgE, se recomienda la inducción de tolerancia oral o inmunoterapia oral (ITO) que se aleja de lo que anteriormente se recomendaba (la evitación total del alimento). La ITO se basa en que el niño tenga una tolerancia completa al alimento o conseguir incrementar el umbral de tolerancia que le protegerá frente a futuras ingestas accidentales.
  3. Tratamiento etiológico: ITO.

 

Medicamentos y vacunas que contienen huevo

Algunos medicamentos pueden contener derivados del huevo como la lisozima, por ejemplo los preparados vitamínicos, gotas nasales e inductores anestésicos como el propofol. Respecto a estos últimos, la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología señaló hace tiempo que estas personas pueden recibir este medicamento sin necesidad de tener precauciones especiales.

Respecto a las vacunas que contienen huevo, existen tres:

  • La vacuna antigripal. La mayoría de los alérgicos pueden recibirla con normalidad.
  • La vacuna de la fiebre amarilla. Está contraindicada para las personas alérgicas en general y, en aquellos países en los que se exige esta vacuna, deben llevar un documento que certifique la alergia y su contraindicación a la puesta de la vacuna.
  • La vacuna triple vírica (sarampión-rubeola-parotiditis). No contiene proteínas que desencadenen una reacción alérgica y se debe administrar a todos los niños con alergia incluso con clínica de anafilaxia. En caso de que el niño haya tenido una reacción con una dosis previa, siempre se deberá administrar bajo supervisión de un pediatra alergólogo en un hospital.
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