Existen diferentes tipos de cánceres de piel como: queratosis actínica, carcinoma de las células basales o carcinoma basocelular, nevo displásico, carcinoma de células escamosas, carcinoma de las células de Merkel y melanoma, siendo este último del que va a tratar el siguiente post de blog.

El melanoma cutáneo es un tipo de cáncer de piel de origen melanocitario, es decir, proviene de los melanocitos y aunque no es tan común como el carcinoma de células basales ni el carcinoma de células escamosas, es el más conocido y el más peligroso.

Melanocito y melanoma

Los melanocitos, no solamente se distribuyen en la epidermis y folículo pilosos, sino que también afecta a la mucosa, la cóclea y el iris entre otros tejidos. Estos derivan de la cresta neural y producen los pigmentos eumelanina (marrón oscuro y negro) y feomelanina (amarillo, rojo y marrón claro) en los melanosomas. A medida que la piel se va exponiendo a la radiación ultravioleta (UV) del sol se produce un daño celular que activa los melanocitos, concretamente la eumelanina, con el objetivo de proteger la piel y cuya consecuencia es el bronceado u oscurecimiento de esta.

Cuando se produce una sobreexposición de UV, el cuerpo se broncea y se producen quemaduras solares que pueden ocasionar mutaciones en el ADN y un crecimiento celular descontrolado.

¿Por qué es tan peligroso el melanoma?

El crecimiento del melanoma es local, por lo que, en una primera fase, el tumor tiene un crecimiento de forma horizontal por la epidermis. Sin embargo, a medida que va aumentando su tamaño, invade en profundidad y se produce una metástasis vía linfática y hemática, resultando en la diseminación de la patología. De ahí surge la importancia de la detección precoz, ya que su localización es imprescindible para su tratamiento y consiguiente recuperación.

Tipos de melanoma

Se distinguen cuatro tipos de melanoma: melanoma de extensión superficial (MES), lentigo maligno-malenoma (LMM), melanoma lentiginoso acral (MLA) y melanoma nodular (MN):

  • El MES es la forma más frecuente de melanoma, donde el tumor tiene un crecimiento horizontal (intraepidérmico) y en el periodo de 1 a 5 años, evoluciona hasta el crecimiento vertical invadiendo la dermis e hipodermis. Generalmente, afecta a la piel expuesta de forma ocasional al sol, más en concreto en la espalda de los hombres y miembros inferiores en mujeres.
  • El MN, sigue al MES en frecuencia, sin embargo, a diferencia del MES, tiene un crecimiento en profundidad, siendo invasivo y agresivo. Su evolución suele oscilar entre 6 y 18 meses. La mancha tiene un abultamiento de rápido crecimiento característico de color rojo/rosa o negro/azul que puede llegar a alcanzar varios centímetros. Afecta a cualquier parte de la superficie cutánea, pero con mayor frecuencia aparece en el torso, piernas y brazos y adicionalmente en el cuero cabelludo de los hombres mayores.
  • El LMM tiene un crecimiento lento de entre 5 y 50 años, por lo que la mancha marrón oscuro o claro con bordes irregulares indica que tiene un crecimiento superficial y se extiende por la piel, pero cuando aparece un bulto o se oscurece una zona más oscura, indica que el crecimiento se está haciendo en profundidad. Este tipo de melanoma afecta casi exclusivamente a las zonas fotoexpuestas entre las que se incluyen: cabeza y cuello.
  • El MLA está localizado con mayor frecuencia en la planta de los pies, aparato ungueal y palma de las manos. Presenta una similitud con el LMM debido a que tiene un crecimiento superficial con aspecto similar. Sin embargo, la fase de crecimiento es más corta. El melanoma en el aparato ungueal se muestra como una banda oscura longitudinal que se oscurece y se amplía progresivamente. No es muy frecuente en nuestro país, pero tiene una gran afectación a personas de raza negra (60-72%).

Según ciertos autores, también se debe contemplar otro tipo de melanoma conocido como el melanoma desmoplásico. Está localizado en el cuero cabelludo de personas entre 60 y 70 años en el que tiene tendencia perineural (invasión de los nervios craneales), así como a nivel de las mucosas y ocular.

ABCDE y autoexploración

Como se ha comentado anteriormente, la detección precoz es imprescindible para tener una recuperación adecuada. Además, mediante la autoexploración, se puede detectar cualquier cambio en la piel tanto en niños como en adultos. Este debe realizarse con cierta frecuencia, es decir, la necesaria para que suponga un hábito y evitar una batalla contra el cáncer de piel.

Lo primero, es tener claro cuál es nuestro objetivo: buscar las señales de advertencia. Las señales de advertencia incluyen el crecimiento de manchas en la piel y se debe tener en cuenta el tamaño y aspecto nacarado, traslúcido, bronceado, marrón, negro o multicolor de estos. Además de recordar la regla “ABCDE”:

  • A- Asimetría. Los lunares benignos son normalmente simétricos, por lo que cuando son asimétricos podría ser melanoma.
  • B-Bordes irregulares. Los lunares benignos tienen los bordes lisos.
  • C- Cambio de color. Los lunares benignos son de un solo color, mientras que si son de más de un color (azul, beige, marrón, rojo, blanco, café, etc.) hay que sospechar.
  • D- Diámetro. Cuando los lunares tienen un tamaño igual o mayor a 6mm, se debe sospechar de melanoma.
  • E-Evolución. Si con el tiempo el lunar cambia, de tamaño, forma, color, elevación u otro rasgo, se debe sospechar del crecimiento de un melanoma.

Además, en el apartado de “tipos de melanoma” se puede profundizar más en el aspecto de las manchas cutáneas.

En segundo lugar, y respecto al autoexamen, se debe realizar una revisión concienzuda de la piel cuyos principales cánceres son el carcinoma basocelular, carcinoma de células escamosas y melanoma. Antes de iniciar este autoexamen, debes conservar un mapa corporal, es decir un dibujo del cuerpo humano por delante y por detrás en el que se deberá marcar con un punto y fecha cualquier peca, lunar, golpe, costras, escamas o mancha describiendo el color y el tamaño. Para ello se necesitará: una luz brillante, dos espejos (uno de cuerpo entero y otro de mano), dos sillas/taburetes, un secador, mapa corporal y un lápiz.

Pasos a seguir en el autoexamen:

  1. Examina tu rostro especialmente nariz, boca y orejas tanto por delante como por detrás. Puedes hacer uso de los dos espejos para tener una visión más amplia.
  2. Revisa el cuero cabelludo, haciendo uso del secador.
  3. Inspecciona las manos (palma, espalda, entre lo dedos y las uñas), así como las muñecas.
  4. Posiciónate delante del espejo de cuerpo entero y comienza por los codos, axilas y brazos de los lados.
  5. Céntrate en el cuello, pecho y torso. En concreto, las mujeres también debajo de los senos.
  6. De espaldas al espejo de cuerpo entero, revisa por la parte trasera el cuello, hombros, parte superior de la espalda.
  7. Haz uso de los dos espejos, parte inferior de la espalda, nalgas y piernas.
  8. Una vez sentado, inspecciona cada pierna, los muslos, tobillos, zona de los pies, dedos y uñas de los pies. Adicionalmente, busca señales también en los genitales, los pies y talones.
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