Alrededor del 7 de mayo, a raíz de que se notificara un caso de viruela del mono en Reino Unido, los medios de comunicación han inundado la prensa con noticias sobre este virus, sin embargo, ¿qué es cierto y qué no? A continuación, se hará un breve resumen de la información disponible y las recomendaciones a dar desde la farmacia comunitaria.

 

¿Qué es?

La viruela del mono, también llamada monkeypox, es una zoonosis causada por un virus de ADN de doble cadena envuelto de la familia Poxviridae del género Orthopoxvirus. Este tiene dos clados genéticos (agrupación que contiene un antepasado común y todos los descendientes de este): clado de África Central (Cuenca del Congo) y clado de África Occidental, siendo esta primera la de mayor morbimortalidad ha causado. Hasta la fecha, Camerún era el único lugar donde se han encontrado ambos clados del virus.

El huésped original son individuos de varias especies animales entre las que podemos incluir ardillas, ratas, lirones o simios. En la actualidad se desconoces los reservorios exactos y cómo se mantiene en circulación.

Si bien esta enfermedad nos puede resultar novedosa ya en 1970 se identificaron los primeros casos y actualmente se trata de una enfermedad endémica de zonas selváticas de África Oriental y Central.

El brote actual en Europa y Estados Unidos parece no tener un nexo de unión con estas zona, lo que resulta enigmático para los epidemiólogos.

 

Signos y síntomas

Esta infección es autolimitada y la sintomatología presenta una duración de entre 2 y 4 semanas. El período de incubación suele oscilar entre 7 y 14 días, sin embargo, se puede extender hasta los 21 días. Además, se distinguen dos períodos:

  • Periodo de invasión. Tiene una duración aproximada de hasta 5 días que cursa con fiebre, cefalea intensa, linfadenopatía, lumbalgia, mialgia y astenia intensa. La linfadenopatía es un rasgo característico de esta enfermedad frente a otras patologías como por ejemplo varicela, sarampión o viruela.
  • Periodo de erupción en la dermis. Las erupciones se inician con máculas (base plana) que evolucionan a pápulas (lesiones firmes ligeramente elevadas), vesículas (con líquido claro) y pústulas (con líquido amarillento). Finalmente, estas lesiones se transforman en costras que se desprenden y caen. El número de lesiones es muy variable y según su extensión pueden llegar a afectar a una gran superficie de la piel. Los lugares habituales donde se presentan estas lesiones son rostro y extremidades (palmas de las manos y plantas de los pies), así como mucosas orales, genitales y conjuntivas (córnea).  En este periodo también es habitual la aparición de fiebre.

Las personas con mayor riesgo están relacionadas con el grado de exposición al virus, el estado de salud, el desarrollo de complicaciones y la edad. Específicamente se ha observado que afecta con mayor frecuencia a personas con deficiencias inmunitarias y a niños, aunque actualmente podemos ampliar esa franja de edad a personas menores de 40-50 años, debido al cese de la vacunación frente a la viruela humana por la erradicación del patógeno.

en casos graves, la sintomatología puede incluir bronconeumonía, sepsis, encefalitis e infección en córnea que desemboca en ceguera.

 

Transmisión

La transmisión zoonótica se produce por contacto con sangre, fluidos corporales o lesiones o mucosas de animales infectados. Los investigadores sospechan que la carne poco cocida y otro productos provenientes de animales infectados es la forma más probable de transmisión en individuos de zonas boscosas sin exposición directa.

La transmisión entre personas se produce por un contacto estrecho entre secreciones respiratorias, lesiones en la piel de una persona infectada y objetos contaminados con el virus. También se puede transmitir de madre a hijo bien atravesando la placenta o bien, durante o tras el parto.

En lo que respecta a nuestro país, la mayoría de los casos notificados recientemente se han producido en hombres que han mantenido relaciones sexuales sin protección con otros hombres. A pesar de esto, todavía no se ha confirmado si la vía de transmisión sexual es el origen de estos casos.

 

Medidas preventivas y tratamiento

Para prevenir la aparición de nuevos casos, la Organización Mundial de la Salud aconseja prevenir la transmisión tanto zoonótica como de persona a persona, por ello, el farmacéutico comunitario al tener un mayor contacto con los ciudadanos debe insistir en las medidas preventivas que se mencionan a continuación.

En primer lugar, debido a que se transmite a través del contacto con sangre, fluidos y mucosas de animales salvajes, se debe evitar el contacto, especialmente si estos están enfermos, muertos o heridos. Adicionalmente, todo alimento que contenga carne o partes de animales debe estar completamente cocinado.

En segundo lugar, la transmisión entre personas se puede reducir mediante diversas estrategias:

  • Buscar atención sanitaria y aislarse en el domicilio en caso de sospecha o con síntomas compatibles para reducir el contacto con otras personas.
  • Continuar con la higiene de manos, haciendo uso de agua y jabón o soluciones hidroalcohólicas ante la sospechade que la persona u objeto haya estado en contacto con una persona infectada.

Finalmente, se debe aclarar a la población que no se dispone de ningún tratamiento ni vacuna específicos en España. El tecovirimat es un antiviral oral aprobado en la Unión Europea pero no se ha comercializado todavía en nuestro país, la vacuna Imvanex fue autorizada en Europa frente a esta infección y su administración se recomienda en situaciones excepcionales. Asimismo, se considera que la vacuna frente a la viruela humana previene la infección, aunque, debido a que actualmente está considerada como una enfermedad erradicada, la vacunación lleva suspendida desde hace 40 años por lo que la población menor a 50 años no está inmunizada frente a este patógeno y, por tanto, más expuesta.

Debido a que se trata de una infección causada por un virus, se debe recordar a los ciudadanos que los antibióticos no ejercen ningún efecto positivo para el tratamiento de la infección, y que, aunque se precisa receta médica para su dispensación, es recomendable disuadir a los ciudadanos de utilizar aquellos que puedan conservar en su casa.

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