Por María Gil

El uso de internet ha reinventado la forma en que gestionamos nuestras relaciones sociales.  De hecho, el avance de las nuevas tecnologías ha revolucionado el uso de los dispositivos móviles, favoreciendo que el acceso a internet se haya vuelto portátil. Además, ha generado nuevas oportunidades de interacción con nuestro entorno.

Se ha visto que incluso interacciones simples a través de la interfaz de la pantalla táctil de un teléfono inteligente producen cambios neuronales en las regiones corticales asociadas con el procesamiento sensorial y motor de la mano y el pulgar. Por otro lado, la búsqueda de información a través de internet fomenta la lectura, lo que fortalece la actividad cerebral e incrementa la reserva cognitiva, debido a que se trata de una forma de estimulación cognitiva al requerir de habilidades de concentración, comprensión y reflexión.

Se ha comprobado que el entorno web es una herramienta de estimulación cognitiva para las personas mayores con deterioro cognitivo y que puede contribuir a frenar el desarrollo de deterioro cognitivo asociado a la edad. De hecho, un estudio llevado a cabo en el marco de la Cátedra DeCo con casi 500 pacientes con queja subjetiva de memoria comprobó que, ajustando por las principales variables perfil como la edad o el nivel de estudios, el uso habitual de internet reducía la probabilidad de dar positivo en las pruebas de deterioro cognitivo entre un 5% y un 65% respecto al grupo que no utilizaba internet habitualmente.

No obstante, no toda la población ha podido adaptarse a este avance tecnológico que ha tenido lugar en los últimos años. Esto ha generado desigualdades en los distintos grupos poblacionales. Es lo que se conoce como “brecha digital”, la cual no solo hace referencia a los problemas de acceso a internet, sino a la falta de conocimiento o a las capacidades para utilizarlo.  En concreto, la “brecha tecnológica generacional” se refiere al uso de herramientas eSalud entre distintos grupos de edad, mientras que la “brecha geográfica” implica la gran diferencia de formación tecnológica y escolar que existe en las grandes ciudades en comparación con los pueblos rurales.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el término “eSalud” implica el uso de tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la salud y los campos relacionados con la misma. Por otro lado, la “telemedicina” se define como la integración de las tecnologías de la información y de la comunicación, así como la interacción del paciente con los recursos tecnológicos para la asistencia sanitaria, siendo su principal finalidad la promoción la salud entre la población. Este concepto implica, a su vez, el seguimiento de las consultas telefónicas.

Resulta llamativo que las personas mayores de 65 sean las que más enfermedades crónicas sufren – se ha estimado una media de 2,03 enfermedades crónicas en hombres y 2,63 en mujeres – y que, a su vez, presenten más dificultades de acceso a la telemedicina, cuando son los que más se beneficiarían de ello. En ocasiones, las herramientas eSalud suponen una dificultad para estos pacientes más que una ayuda, lo que pone de manifiesto la necesidad de ofrecer educación tecnológica a este sector de la población para hacer frente a la nueva era de salud.

Se ha observado que la edad y el nivel de estudios, además de estar relacionados entre sí, son una de las principales causas de la brecha digital en cuanto al uso de las herramientas eSalud, así como el uso en general de las nuevas tecnologías. Como consecuencia, las personas mayores y aquellos con menor nivel de estudios son los más reticentes en el uso de las tecnologías.

Adicionalmente, existe una gran diferencia entre el control de las enfermedades con y sin dispositivos electrónicos. Cada vez son más las patologías que puedes ser mejor controladas por el paciente gracias al uso de las nuevas tecnologías, aunque son los más jóvenes los que les sacan más partido.

En base a ello, y aunque el uso de internet todavía constituye un factor poco conocido frente al deterioro cognitivo, es importante impulsar programas de estimulación cognitiva dirigidos a la población vulnerable a sufrir deterioro cognitivo que incorporen actividades con el uso de internet y de asistencia para hacer frente a la brecha digital. La demencia puede comenzar a desarrollarse antes de su diagnóstico y el control de los factores de riesgo modificables puede retrasar la progresión de la enfermedad.

¡Nunca es demasiado pronto!

BIBLIOGRAFÍA

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Este artículo ha sido realizado a partir del resumen de Trabajo Fin de Grado " Estudio sobre la brecha digital en el uso tecnológico de herramientas e-salud y la figura del farmacéutico al servicio del paciente" de Helena Pérez-Melero, alumna de 5º de Farmacia de la Universidad CEU-Cardenal Herrera.

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