Sinergia y antagonismo medicamentoso: 1 + 1 ≠ 2

Seguro que tú también te has tomado más de un medicamento con un mismo vaso de agua. Lo habrás hecho pensando que cada uno haría su efecto y solucionado. Pero ¿realmente sucede eso? Es decir, ¿cada medicamento que me tomo actúa independientemente o si me tomo más de uno a la vez puede ejercer un efecto diferente al deseado? Te respondemos a ello en esta entrada.

Farmacocinética

Una cosa que queda clara acerca de los medicamentos es que tienen un único objetivo: alcanzar su diana terapéutica (receptores celulares). Es decir, donde vayan a realizar su acción farmacológica. Ahora bien, ¿cómo logran hacerlo? El proceso que sufren los medicamentos se conoce como farmacinética.

Lo primero es la administración del fármaco. La vía de administración que puede ser bien por vía oral en forma de cápsula, comprimido, granulado, jarabe, etc. También se puede vía intramuscular, ocular, intravenosa, vaginal, etc. Se elige una opción u otra en función del lugar donde debe hacer efecto el medicamento.

Cuando se absorben los medicamentos, pasan al torrente sanguíneo y, desde la sangre, son transportados a diferentes partes del cuerpo. Este proceso se conoce como distribución.

Una vez en la diana, se metabolizan, es decir, sufren cambios químicos en el cuerpo para ejercer el efecto deseado. Al finalizar, el fármaco y sus metabolitos (productos derivados del medicamento) se eliminan a través de las heces, el sudor, etc.

¿Qué pasa si combino medicamentos?

Inevitablemente, cuando administramos dos o más medicamentos a la vez pueden ocurrir tres cosas: que cada medicamento actúe según su diana y lo esperado, que se produzca una sinergia o por el contrario un antagonismo.

En el primer caso, no haría falta entrar en detalle. Por lo general, podemos decir que son los medicamentos que actúan de forma local (en una determinada parte del cuerpo) y que por tanto su farmacocinética es más simple. Un ejemplo sería que se administre un colirio en el ojo y una crema en la pierna, cada fármaco tendrá un efecto en la parte concreta y ejercerá un efecto.

En segundo lugar, se podría producir una sinergia. ¿Qué quiere decir? Que se produce una interacción de dos o más medicamentos, cuyo efecto total es mayor que la suma de los efectos de cada principio activo individualmente.

Entre los diferentes ejemplos que podemos encontrar, se ha incluido la combinación del ibuprofeno, un antiinflamatorio no esteroideo (AINE), y la codeína, un opioide con bajo efecto indicado para la tos seca e improductiva. En este caso, si se administran en conjunto, la codeína aumenta el efecto del ibuprofeno potenciando sus efectos.

En cambio, el antagonismo es el efecto contrario al sinergismo. Se trata de la interacción entre dos o más medicamentos en el que uno de los principios activos puede inhibir o disminuir la actividad del otro.

Un ejemplo de antagonismo es la combinación del etinilestradiol (anticonceptivo) y la amoxicilina (antibiótico). Cuando se administran en conjunto pueden producir una posible reducción de los niveles de anticonceptivos hormonales, lo que puede derivar en un aumento del riesgo de embarazo.

Asimismo, al igual que se pueden producir interacciones entre medicamentos, también se pueden producir entre alimentos y medicamentos, por lo que dejamos el enlace para que puedas consultarlo también.

Por norma general, cuando se pautan los tratamientos farmacológicos el médico tiene en cuenta los efectos que un medicamento produce sobre otro e informa. Sin embargo, se pueden dar situaciones en las que esto no suceda. Por ello, desde el MICOF te damos las pautas para evitar estas situaciones y en ningún caso se recomienda suprimir el tratamiento pautado por riesgo de resistencias bacterianas u otras situaciones sanitarias. No obstante, deberás tomar las precauciones necesarias para evitar cualquier riesgo para tu salud.

Cómo evitar las interacciones medicamentosas

Desde este blog vamos a proporcionaros algunos #consejosMICOF para evitar las interacciones medicamentosas que pueden derivar a problemas de salud. Cuando tengas algún medicamento pautado por el médico, especialmente si se trata de un tratamiento crónico:

  • Consulta al farmacéutico o al médico acerca de la indicación y su acción en los medicamentos prescritos.

  • Ten en cuenta los efectos no deseados de los medicamentos.
  • Con cada nuevo tratamiento pautado, haz un repaso de todos los medicamentos prescritos anteriormente para evitar que se produzca alguna interacción.
  • En caso de tomar algún tratamiento fitoterápico, coméntalo con el farmacéutico antes de su dispensación.
  • Sigue las indicaciones dadas por los profesionales sanitarios.
  • Asegúrate de que te lo tomas a la hora y en las condiciones indicadas.

Recuerda que el farmacéutico es el especialista en el medicamento, puede ayudarte a solventar cualquier duda. Además, algunas farmacias disponen de un servicio profesional farmacéutico conocido como Sistemas Personalizados de Reacondicionamiento (SPR). No te cortes, pregunta tus inquietudes.

Farmacias abiertas y de urgencia más cercanas