Los investigados por la Guardia Civil, acusados de un delito de fraude a la Seguridad Social, simulaban trabajar en España.

FUENTE: Las Provincias.

La Guardia Civil ha frenado una operación de turismo sanitario por la que al menos catorce ciudadanos búlgaros han fingido trabajar en España para recibir tratamiento de diálisis e intentar obtener un trasplante de riñón.

Tras un año de investigaciones, los agentes del instituto armado concluyeron la ‘operación Renibus’ con una veintena de investigados por fraude en el acceso a la Seguridad Social mediante las falsas altas como trabajadores. Los agentes creen que detrás no había ninguna organización criminal.

Según explicó ayer el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández Mesa, fue la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) la que alertó a las autoridades del un posible fraude. «Detectaron un aumento inusual de ciudadanos de Bulgaria dentro de la lista de espera para un trasplante de riñón dentro de la Comunidad de Madrid», explicó Fernandez de Mesa.

Los investigadores de la UCO abrieron dos líneas de investigación. Una para conocer el ‘modus operandi’ por el que estas personas accedían al sistema sanitario público y otra para determinar si detrás de lo que parecía una operación de turismo sanitario podía existir una mafia organizada.

Durante la investigación los miembros de la UCO descubrieron varios casos de personas que se habían trasladado a España fingiendo que iban a trabajar, presentando contratos falsos o inscribiéndose como autónomos en la Seguridad Social pero sin realizar actividad profesional. De esta manera, los sospechosos obtuvieron la tarjeta sanitaria con la que accedieron con total normalidad a los tratamientos de diálisis y también a la lista de espera de trasplante renal

De los veinte encausados, catorce son pacientes que recibieron tratamiento de hemodiálisis. Seis, además, accedieron a un nuevo riñón pese a haber entrado a la lista de espera mediante un supuesto fraude. Los seis restantes solo colaboraron como falsos empleadores. «Muchos de ellos estaban dados de alta en trabajos claramente incompatibles con la diálisis», aseguró el comandante Reina, de la UCO.

Puesto que sus investigaciones determinaron que no había una organización criminal detrás de estos casos, los investigadores de la Guardia Civil trataron de ver cómo surgió el fraude. «En Bulgaria se difundieron informaciones en la prensa en la que explicaban que si se iba a España a trabajar se podía acceder al tratamiento de diálisis e incluso a los trasplantes», apuntó el responsable de la UCO. También funcionó el boca en boca e influyó el prestigio del sistema español.

«Ha sido un fraude de acceso a prestaciones, pero no se ha detectado por ver presencia de extranjeros en las listas de espera», matizó Rafael Matesanz, director de la ONT. Según los datos de su organización, aproximadamente un 8% de los que reciben órganos en España vienen de otros países, aunque tienen que residir y trabajar en España. La proporción, recalcó, también es similar al de donantes foráneos. «Lo que nos llamó la atención fue que en muy poco tiempo aparecieron muchos ciudadanos búlgaros sin que hubiera un motivo que lo explicase», dijo Matesanz.

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