LaSemi Cooperación consigue paliar, gracias a la formulación magistral, la carencia de algunos medicamentos básicos que sufre el Hospital General de Tíes, en Senegal.

¿Un médico aquí, en España, podría plantearse hacer una ecografía sin el gel? ¿Y un cirujano intervenir un tumor sin solución de lugol? Los médicos del Hospital General de Tíes, en Senegal, han tenido que trabajar a ciegas o incluso no poder tratar a sus pacientes, sobre todo niños, porque estos productos básicos y medicamentos, como el fenobarbital jarabe, no llegan al centro por problemas de suministro.

Y digo han tenido y no en presente, porque los responsables de LaSemi Cooperación (fundación de la Sociedad Española del Medicamento Individualizado -LaSemi-) están trabajando desde hace más de dos años en un proyecto en el que, gracias a la formulación magistral, están dotando a este hospital de un arsenal terapéutico básico con el que los médicos pueden hacer su trabajo, que es atender y tratar a los pacientes.

Santiago Gómez Facundo y Gorka Urruzuno Alonso, farmacéuticos formulistas y presidente y vicepresidente, respectivamente, de LaSemi Cooperación, son dos de los artífices de esta iniciativa, que están llevando a cabo de la mano de la Fundación Juan Ciudad, "que gestiona la cooperación internacional de la orden hospitalaria San Juan de Dios desde España y Europa a África, América Latina y Asia", explica a este medio su director, Gonzalo Sales Genovés.

Esta entidad abrió a estos farmacéuticos las puertas del Hospital General de Tíes, propiedad del Obispado de Tíes, pero gestionado por la orden hospitalaria desde hace 30 años. El hospital tiene algunas especializaciones, como materno-infantil, seguimiento de madres gestantes y bloque quirúrgico para traumas de baja intensidad, y cuenta con unas 80 camas. "Somos el hospital de los pobres, puesto que, aunque no es gratuito, la gente más pobre y con menos recursos va porque sabe que si no puede pagar se le va a atender de todas formas", describe Sales. Dice que si ves las instalaciones "se te cae el alma a los pies, porque los recursos son los que son". Además, las comidas se pasan una vez al día, no tres, como aquí. Y, si hablamos del acceso a medicamentos, "depende del tipo de dolencia", lamenta. Y aquí entran en juego los farmacéuticos formulistas.

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