¿Qué es la artritis reumatoide?

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica que cursa con inflamación y dolor en las articulaciones periféricas como manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas. Además de afectar las articulaciones, esta condición puede dañar órganos internos como el corazón y los pulmones, causando síntomas como fiebre, dolor, hinchazón, cansancio, rigidez -especialmente por la mañana-, pérdida de peso y apetito. De igual forma, cuando se desarrolla en una mano, es posible que progresivamente también se desarrolle en la otra.

Asimismo, al tratarse de una patología autoinmunitaria e inflamatoria el sistema inmunitario ataca por error a los tejidos sanos de las articulaciones. En las articulaciones, el recubrimiento de la articulación se inflama, causándole daño al tejido articular que deriva en dolor crónico y malformaciones.

Causas y factores de riesgo

En la actualidad no se sabe con exactitud las causas de la artritis reumatoide. Sin embargo, se cree que existen elementos ambientales como el tabaco, la microbiota, los virus y la dieta que afectan a la aparición de la enfermedad, así como un componente genético y por hormonas sexuales.

Entre los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar artritis reumatoide se incluyen los siguientes:

  • Edad: el riesgo aumenta cuando aumenta la edad.
  • Sexo: más frecuente en mujeres respecto a hombres.
  • Antecedentes familiares: debido a que precisamente existe un componente genético, es más probable en el caso de que un familiar lo haya desarrollado.
  • Rasgos genéticos o hereditarios: existen algunos genes como los antígenos leucocitarios humanos (HLS) de clase II pueden empeorar la AR. Además, este riesgo incrementa
  • Tabaquismo: Las personas fumadoras durante un periodo prolongado corren un mayor riesgo.
  • Obesidad: tener obesidad incrementa el riesgo y limita la mejoría en caso de que ya esté desarrollada.
  • Enfermedades en las encías.

Cifras

A nivel global, la artritis reumatoide afecta a aproximadamente el 1% de la población. Esto se traduce en cerca de 23,7 millones de personas en todo el mundo viviendo con esta enfermedad autoinmune, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En España, alrededor de 300.000 personas viven con artritis reumatoide. Un estudio de la Sociedad Española de Reumatología (SER) indica su prevalencia e impacto. Las personas mayores de 64 años son especialmente propensas a esta condición, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Diferencias entre artritis y artrosis

Tanto la artritis reumatoide como la artrosis son dos condiciones que afectan al desgaste del aparato locomotor -entre ellos los huesos, músculos, articulaciones, tendones y ligamentos- y una alteración del sistema inmunitario. Aunque difieren en varios aspectos importantes.

La AR implica una inflamación de las articulaciones con causas diversas, desde factores autoinmunes hasta el desgaste normal debido al envejecimiento. Se caracteriza por inflamación, dolor, inflamación y rigidez, y puede afectar múltiples articulaciones.

Por otro lado, la artrosis es una enfermedad degenerativa que resulta del desgaste del cartílago articular. Sus principales desencadenantes son el envejecimiento, trauma articular y sobrepeso. Los síntomas incluyen dolor, rigidez y pérdida de flexibilidad, empeorando con la actividad.

El tratamiento para la AR implica medicamentos antiinflamatorios y modificadores de enfermedad, terapia física y, en algunos casos, cirugía. En el caso de la artrosis, el tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas, empleando analgésicos y terapia física, y en situaciones graves, considerando la cirugía de reemplazo articular.

Alimentación y suplementación

La dieta juega un papel crucial en el manejo de la artritis reumatoide. Aunque no existe una dieta específica que cure la artritis hay algunos alimentos que pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar los síntomas. La adopción de una dieta rica en antioxidantes, como frutas y verduras, puede proporcionar nutrientes esenciales para combatir el estrés oxidativo y la inflamación en el cuerpo.

Además, la suplementación con vitaminas y minerales como ácido fólico, vitamina C, vitamina D, vitamina B6 y B12 es importante para mantener la salud ósea y general.

Además, incorporar ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos y frutos secos como el salmón y las nueces, puede tener propiedades antiinflamatorias beneficiosas. Por otro lado, limitar el consumo de alimentos procesados, grasas saturadas y azúcares refinados puede ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo. Cada individuo puede experimentar diferentes efectos con ciertos alimentos, por lo que es importante llevar un registro personal de la dieta y observar cómo responden las articulaciones.

Tratamientos

El tratamiento de la artritis reumatoide tiene como objetivo principal reducir el dolor, la inflamación y prevenir el daño en las articulaciones. Se emplean varios tipos de medicamentos, cada uno con un propósito específico.

Para el tratamiento de la sintomatología se basa en:

  • Analgésicos y AINEs: Alivian el dolor y la inflamación rápidamente, pero su efecto es temporal.
  • Opiáceos: Más potentes, pero con efectos secundarios como estreñimiento y mareos.
  • Corticoides: Controlan rápidamente la inflamación, pero su uso prolongado puede tener efectos secundarios como aumento de peso y osteoporosis.

También están los tratamientos Modificadores de la Enfermedad (FAME):

  • FAME Tradicionales: Metotrexato, leflunomida, sulfasalazina. Controlan la actividad inflamatoria a largo plazo.
  • FAME Biológicos: Infliximab, etanercept, adalimumab, entre otros. Actúan sobre moléculas y células específicas del sistema inmunológico, modificando el curso de la enfermedad. Se administra por vía intravenosa o subcutánea.

Además, actualmente se están desarrollando nuevos tratamientos como por ejemplo los inhibidores de Janus Kinase (JAK), tofacitinib y baricitinib, que bloquean enzimas involucradas en la respuesta inmunológica.

Es importante mencionar que estos tratamientos pueden tener efectos secundarios y requerir precauciones específicas. Además, se están desarrollando fármacos biosimilares que pueden mejorar el acceso a las terapias biológicas, aunque su uso debe ser indicado por el médico. Pacientes con ciertas condiciones médicas deben evitar ciertos tipos de tratamientos, y se debe estar atento a la aparición de síntomas inusuales y comunicarse con el médico durante el tratamiento. Recuerda que cada paciente es único y requiere un enfoque individualizado en su tratamiento.

 

En resumen, la artritis reumatoide es una condición compleja, pero con el manejo, tratamiento y apoyo adecuados, las personas pueden llevar una vida plena. Para obtener más información y apoyo, no dudes en explorar nuestros recursos adicionales y unirte a nuestra comunidad.

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