La alergia estacional constituye un problema de salud pública en constante crecimiento, con un impacto directo sobre la calidad de vida de la población. Aunque suele manifestarse frecuentemente en forma de rinitis alérgica, también puede dar lugar a conjuntivitis, asma bronquial, urticaria y a exacerbaciones de enfermedades respiratorias preexistentes. Durante la campaña primavera-verano de 2025, se está observando un incremento significativo en la incidencia y severidad de los casos atendidos en las farmacias comunitarias de la Comunitat Valenciana.
Este repunte se atribuye a varios factores ambientales. La combinación de temperaturas suaves durante el invierno, precipitaciones irregulares y un inicio temprano de la primavera ha favorecido una floración extensa y prolongada. Esto ha provocado un aumento notable en las concentraciones de pólenes alergénicos como los procedentes de gramíneas, Parietaria judaica (hierba caracolera) y Olea europaea (olivo), especialmente relevantes en el área mediterránea. Los registros aerobiológicos actuales indican niveles que superan la media histórica, lo que se traduce en una mayor exposición de la población susceptible.
Desde la Farmacia Comunitaria, el farmacéutico desempeña un papel clave en la detección precoz de síntomas, la recomendación de tratamientos de primera línea y la educación sanitaria. Los antihistamínicos orales de segunda generación —como cetirizina, loratadina o bilastina— se prescriben habitualmente por su eficacia y bajo perfil sedante. También se recurre al empleo de colirios o sprays nasales específicos, incluyendo corticoides tópicos en casos persistentes. El consejo farmacéutico se centra, además, en medidas no farmacológicas como el lavado nasal con soluciones salinas, la protección ocular mediante gafas de sol o la limitación de actividades al aire libre en horas de máxima concentración polínica.
El abuso de descongestionantes nasales de uso tópico sigue siendo una preocupación frecuente, debido al riesgo de rinitis medicamentosa asociado a su utilización prolongada. Por este motivo, el asesoramiento profesional se orienta tanto a garantizar la seguridad del tratamiento como a promover el uso racional de los medicamentos. En los casos de sintomatología persistente o mal controlada, se aconseja la derivación médica para valoración especializada e inmunoterapia.
La vigilancia ambiental, el seguimiento farmacoterapéutico y la educación para la salud son pilares fundamentales en la gestión integral de las enfermedades alérgicas estacionales. En este contexto, la Farmacia Comunitaria actúa como punto estratégico para el abordaje temprano y la mejora de la calidad de vida de los pacientes durante una campaña especialmente exigente.