FUENTE: El Global
El 29 de octubre de 2024 una DANA descargó, con especial virulencia, en la provincia de Valencia y arrasó los alrededores de la capital, dejando más de dos centenares de víctimas e innumerables daños materiales en una situación de emergencia natural sin precedentes. Un año después, y en el contexto del estado en el que quedaron muchas farmacias de la zona, el Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF) ha plasmado las lecciones aprendidas durante aquel trágico día, y los posteriores, en su Plan de actuación ante emergencias para farmacias comunitarias.
La entidad colegial presentó, recientemente, cuando se ha cumplido el triste aniversario de una fecha que, por desgracia y las dimensiones de la catástrofe, ya ha pasado al imaginario colectivo. Por ello, este documento recoge una serie de medidas, que desgranaremos a continuación, con las que se pretende “mejorar significativamente la atención farmacéutica ante futuras catástrofes al establecer un marco de actuación coordinado, preventivo y flexible, cuyo objetivo principal es evitar la improvisación y la toma de decisiones precipitada y desordenada”.
De hecho, el protocolo del MICOF persigue, en este sentido, cuatro objetivos claros. El primero de ellos pasa por garantizar la atención farmacéutica y garantizar el suministro de medicamentos a los afectados. El segundo es ofrecer una respuesta coordinada, eficiencia y rápida para “minimizar los impactos en la salud”. Otro punto importante que se recoge en el texto es establecer cuál es el papel específico de los farmacéuticos y de la Farmacia Comunitaria en contextos de crisis, “ofreciendo directrices claras a los colegiados”. Y, por último, el fin del plan de acción es, también, disminuir la morbimortalidad, proteger a los grupos sanitarios y contribuir a que el sistema sanitario no colapse.
Así, para ello, el Colegio valenciano ha desarrollado unas pautas que seguir en caso de emergencia, que comienza con la puesta en marcha del Comité de Crisis y la evaluación inicial de la situación y se ramifica hasta los pasos que hay que dar, con medidas concretas, en el caso de que una farmacia se declare siniestro total.
En primer lugar, ¿qué es el Comité de Crisis?
El protocolo del MICOF se inicia, cuando hay una emergencia, con la constitución del Comité de Crisis, el organismo que asume el mando en este tipo de contextos. Se trata de una institución cuyas funciones se basan en la representación, coordinación institucional y transmisión de información hacia afuera y hacia abajo; el liderazgo de la crisis; en establecer protocolos y tomar decisiones estratégicas.
Este comité está compuesto por un equipo de gobierno conformado por el presidente del Colegio, el secretario y un vocal elegido para ello por la Junta de Gobierno de la institución, preferentemente “el vocal de Farmacia Comunitaria”, destacan en el documento, y un equipo técnico.
De este último forman parte los responsables de áreas sanitarias (Farmacia Comunitaria, Hospitalaria, Atención Primaria y Salud Pública) y los de áreas funcionales (Comunicación interna y atención a colegiados, sistemas informáticos, distribución y logística, administración y facturación, el Departamento Jurídico, Comunicación y relaciones con los medios de comunicación y Responsabilidad Social Corporativa).
Las funciones de este organismo son, fundamentalmente, activar y desactivar las crisis, recibir y analizar la información necesaria para evaluar el alcance de la situación, el desarrollo de los pasos necesarios para asegurar la atención farmacéutica y que no haya desabastecimiento y, entre otras, establecer, junto a las autoridades sanitarias, el marco legal y de seguridad que ampare en una coyuntura de urgencia, la prestación de los servicios de farmacia, además de gestionar la comunicación y la transmisión de información.
¿Qué pasa cuando se activa una crisis o una emergencia?
El MICOF, destacan desde el documento del plan de emergencia, está habitualmente en contacto con “fuentes institucionales, nacionales y autonómicas, que suministran información de interés de manera constante”. Así, algunas de las entidades que el Colegio considera que hay que tener monitorizadas desde el punto de vista informativo son, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad, la Consejería de Sanidad, la AEMPS o la OMS.
“Ante la detección de un potencial escenario de crisis, como primer paso debe recopilarse toda la información disponible, que será comunicada al equipo de gobierno de la entidad”, concretan. Una vez este equipo haya evaluado la gravedad de la situación, se decide si se activa el protocolo. “En caso afirmativo, desde la organización colegial se contactará con las autoridades sanitarias, habitualmente la Consejería de Sanidad, para transmitir la información disponible y solicitar verificación o información oficial complementaria”, amplían.
En caso de no confirmarse la sospecha de emergencia, se desactiva el protocolo. Pero si se confirma, se activa el siguiente nivel y se constituye el Comité de Crisis y se pone en marcha el plan. “En todo momento debe mantenerse el canal de diálogo institucional abierto y la coordinación con las autoridades sanitarias durante todo el proceso. Si la Consejería o entidades sanitarias asignan tareas concretas a la entidad colegial (distribución de material, creación de botiquines, distribución de medicamentos esenciales, entrega o preparación de tratamientos farmacológicos para entregar domicilio, etc.), el Comité de Crisis planificará las acciones oportunas para llevar a cabo las tareas asignadas”, destacan.
Una vez concluye esta fase de verificación, hay que medir el impacto que ha tenido la crisis, a través de un contacto directo con las farmacias afectadas y el MICOF, bidireccional, para establecer la gravedad del impacto.
Acciones preventivas que pueden implantar los farmacéuticos
Desde el MICOF enumeran algunas de las medidas de prevención que pueden poner en marcha los farmacéuticos “ante el creciente impacto de fenómenos naturales (…) para proteger a las personas, las instalaciones, los fármacos y minimizar el impacto en la prestación del servicio”.
Ante una emergencia, la primera de ellas es contar con un seguro adecuado y actualizado para cubrir daños por catástrofes y con elementos de protección, como puertas reforzadas y sistemas de drenaje, generadores eléctricos conectados y funcionantes, “así como baterías de respaldo para garantizar el funcionamiento de equipos esenciales. Disponer de baterías o linternas”.
Se ha de almacenar el material sanitario en áreas seguras de fácil acceso si hay una emergencia, así como definir medicamentos estratégicos esenciales. Por otra parte, es necesario “contar con sistemas de comunicación de emergencia o alternativos a los habituales (radios de onda corta, teléfonos satelitales, equipos de respaldo, etc.) y disponer de acceso remoto a bases de datos para la gestión de recetas y registros de pacientes”.
La importancia de la formación
El protocolo del MICOF incide en que “para que la Farmacia Comunitaria pueda desempeñar su papel fundamental como agente sanitario en primera línea”, es imprescindible “una adecuada formación, capacitación y entrenamiento sobre actuaciones en casos especiales para garantizas una respuesta eficaz, minimizar los tiempos de actuación y reducir los riesgos asociados”.
Por ello, “algunas de las necesidades que en este sentido deben ser cubiertas son la identificación y selección de personal clave, el conocimiento y difusión del protocolo de actuación ante emergencias entre los colegiados y el entrenamiento de las respuestas mediante la realización de simulacros”.
Asimismo, se recomienda el manejo de un “listado de contactos de emergencia, así como unas pautas de seguridad para el personal con indicaciones sobre medidas de autoprotección o uso de equipos de seguridad”.
El Colegio destaca la importancia de la formación tanto teórica como práctica ante una emergencia. Así, los simulacros “deben realizarse de manera periódica y estructurada, adapta[1]os a los distintos escenarios y en colaboración con otras autoridades sanitarias para la preparación ante emergencias reales. Cada simulacro debe ir acompañado de una evaluación que permita detectar áreas de mejora y fortalecer las capacidades del equipo en la toma de decisiones, tiempos de respuesta, identificación de puntos críticos, etc.”.
Por último, el plan del MICOF incluye un espacio para los voluntarios, y la recomendación es que los farmacéuticos dispongan de bases de datos de voluntarios previas “en la que se recojan datos de farmacéuticos, técnicos o auxiliares dispuestos a colaborar ante circunstancias de crisis”, así como tener previstos canales de comunicación y procedimientos de activación y reparto de tareas, además de la coordinación con entidades como ONG, autoridades de emergencias u hospitales.
¿Cómo se mide la gravedad de la situación de las farmacias?
La situación de una farmacia afectada se mide en función de cinco parámetros: acceso, estado, seguridad, comunicaciones y suministros y recursos humanos y otros recursos. Una vez se conoce esta información, el Comité de Crisis será el responsable de diseñar un plan estructurado con acciones a corto y medio plazo que incluyan soluciones inmediatas, como el reaprovisionamiento o la recuperación la funcionalidad básica, y sostenidas, como la reconstrucción o la reubicación.
Este plan ha de contener, asimismo, las acciones concretas necesarias, es decir, qué se tiene que ejecutar, quién, cuándo y cómo; la coordinación con servicios sanitarios, proveedores o fuerzas de seguridad; una intervención individualizada y especifica para cada farmacia; asignación de recursos, ya sean humanos, materiales o logísticos.
Para ello, será necesario establecer “un criterio de prioridad y equidad, aportando soluciones. Cuando el plan requiera medidas excepcionales que excedan las competencias colegiales, se trasladarán las decisiones a la Consejería de Sanidad o autoridad competente”.
Paso 1: acceso
Los problemas de acceso pueden venir por cortes de carreteras, por la imposibilidad de desplazarse hacia su farmacia o por que la puerta esté bloqueada. Por ello, el Colegio ha establecido que será la entidad la encargada de recibir información por parte de la autoridad competente sobre el estado de las vías de acceso y de rutas alternativas, así como de coordinar con las autoridades las acciones para garantizar el desplazamiento de los farmacéuticos con seguridad si hay restricciones. En este sentido, el MICOF emitirá acreditaciones de movilidad.
“Si la posibilidad de restablecer el servicio en alguna oficina de farmacia se prolonga en el tiempo, el COF deberá activar mecanismos accesorios de dispensación desde farmacias cercanas que si sean accesibles. En caso de requerir una ubicación alternativa temporal o móvil, el Colegio gestionará la autorización correspondiente con la autoridad sanitaria. La información sobre las farmacias operativas deberá actualizarse de manera frecuente y estar a disposición de los usuarios (web, redes sociales, carteles, etc.)”, concretan.
Si los pacientes tampoco pueden acceder, se podrán poner en marcha protocolos para el reparto a domicilio con ONG, y “si se trata de una imposibilidad de acceso general, se deberá derivar a los usuarios a otras farmacias alternativas hasta que sea posible recuperar el acceso”.
Por último, en cuanto a las farmacias afectadas, el protocolo del MICOF señala que, en caso de que no se pueda acceder a la oficina, “se solicitará el franqueo a la zona o el local siempre que sea seguro (aseguramiento de estructuras, retirada de obstáculos, etc.)”.
Paso 2: estado
Para esta problemática hay que evaluar la situación estructural y funcional de la oficina de farmacia afectada, así como el estado de los almacenes, de los medicamentos, de los equipos informáticos y de los accesos. Así, hay distintos niveles de afectación, siendo los más severos los daños funcionales graves y el siniestro total.
En el primer caso, la farmacia no puede operar al haber perdido, parcialmente, su capacidad estructural, tecnológica o logística y no está prevista su recuperación inmediata. De esta forma, el Colegio deberá establecer los mecanismos necesarios para que los pacientes puedan ser atendidos en otra farmacia operativa cercana; crear puntos provisionales de atención, como botiquines, carpas o farmacias móviles, así como espacios sanitarios ya existentes, en coordinación con las autoridades; dar apoyo en la tramitación de seguros, licencias temporales o solicitud de ayudas públicas y jurídico y psicológico; por último, se habrá de hacer un seguimiento técnico periódico “para evaluar el avance de la recuperación”.
En el segundo, la farmacia está destruida, es insegura o inoperable indefinidamente, por lo que recuperar la viabilidad llevará meses y requiere distintas intervenciones. Algunas de ellas, que recaen en el Colegio, son la tramitación de la reubicación temporal; el apoyo en la gestión de ayudas; la puesta en marcha de un plan de contingencia, coordinado con autoridades, para derivar a otras farmacias, farmacias móviles o el refuerzo temporal en la zona; el establecimiento de un plan de recuperación estructural; la representación institucional en acciones de concienciación y apoyo ante las administraciones.
“Para la retirada de medicamentos que hayan sufrido deterioro y estén inservibles, tanto el Colegio como los propios farmacéuticos coordinarán con la distribución su la retirada. Deberá realizarse una custodia segura y planificar una retirada, que puede ser escalonada dependiendo el volumen, para garantizar un tratamiento seguro y respetuoso con la salud de la población y el medio ambiente”, concluyen.
Paso 3: seguridad
Si la situación de seguridad es crítica, la entidad colegial será responsable de dar indicaciones al farmacéutico comunitario para “suspender la atención farmacéutica hasta que pueda disponer de las medidas adecuadas; dar aviso de la situación a las fuerzas de seguridad para que intervengan cuando sea posible; bloquear los accesos al local en la medida de lo posible con la colocación barreras físicas provisionales en los accesos vulnerable; retirar a lugar seguro los medicamentos psicotrópicos, estupefacientes o de alto riesgo; y monitorizar la zona regularmente hasta que se restablezca la seguridad”.
Si la emergencia se prolongara, se podrá evaluar el traslado de los fármacos u otro local, especialmente de los medicamentos prioritarios, como insulinas, inhaladores o antibióticos. El Colegio podrá, además, solicitar “resguardo preventivo en otra farmacia del stock o traslado temporal de la licencia si la situación se prolonga y dar información a la población para reorientar a los pacientes a farmacias seguras cercanas si las hay”.
Por otro lado, “en el caso de que exista cierto nivel de inseguridad, el farmacéutico puede valorar permanecer en el local y trabajar seguro a puerta cerrada en otras tareas si las circunstancias lo permiten o atender a los ciudadanos sin permitir el acceso al interior a los clientes (por ventanilla) como en las guardias nocturnas”.
Paso 4: comunicaciones y suministros
Los principales problemas que se tienen que abordar en este apartado pasan por la identificación de pacientes, la gestión de algunos medicamentos, como los dañados o los sujetos a visado, la facturación de medicamentos financiados, la imposibilidad para la comprobación de tratamientos y recetas o para el cálculo de precio y aportaciones. Por ello, “el procedimiento de actuación general para estos casos deberá estar descrito en el procedimiento de dispensación por contingencia que elabore cada COF con la correspondiente Consejería de Sanidad”.
Dicho protocolo deberá contener escenarios de identificación alternativa, como el DNI o la hoja de tratamientos; las comprobaciones administrativas responsabilidad de los farmacéuticos y la información que tendrá que proporcionar el paciente en caso de recetas electrónicas, informatizadas, en papel o manuscritas, tanto de la propia autonomía como de otras; y otros aspectos como el procedimiento si la actuación es “manual porque no funcionan los equipos o para el cálculo de precio y aportación por parte de los usuarios. Es importante recordar que, al tratarse de procedimientos excepcionales pensados para garantizar la continuidad asistencial en situaciones inusuales es imprescindible ser muy riguroso en el registro y facilitar información clara al paciente”, destacan.
Paso 5: recursos humanos y otros recursos
Si los farmacéuticos no pueden desplazarse a su farmacia o sus labores “exceden la carga de trabajo razonable que los recursos humanos propios de la farmacia comunitaria pueden asumir; el COF podrá canalizar la captación de voluntarios cualificados para colaborar en las oficinas de farmacia o en a la distribución de medicinas a pacientes en las zonas afectadas” por la emergencia.