Potente antioxidante, por sus múltiples propiedades se ha disparado su consumo

FUENTE: La Vanguardia

Propiedades terapéuticas varias, también como suplemento nutricional, en la mayoría de los casos con base científica y rigor médico, pero en otros también con exageraciones infundadas, falsedades o medias verdades. Sobre todo, bebido en infusiones, pero también en pastillas a base de extracto del té, su consumo se ha multiplicado en países y culturas en las que no tenía ningún arraigo, incluso sustituyendo al café. “La base de todas las propiedades atribuidas al té son los antioxidantes, por la presencia de flavonoides”, destaca la doctora Josepa Rigau, experta en nutrición.

Sobre su indiscutible poder antioxidante, especialistas en nutrición y dietética, en medicina deportiva, prevención del cáncer o terapias antienvejecimiento han encontrado un buen aliado en las hojas de este arbusto originario de Extremo Oriente. “Las propiedades más beneficiosas del té verde y blanco son los polifenoles, flavonoides con una potente acción antioxidante. Aporta un plus, nutricionalmente hablando”, incide Mireia Porta, profesora asociada de la Universitat Autònoma (UAB), nutricionista y tecnóloga alimentaria.

“Como antioxidante lo puedes utilizar donde quieras, como antienvejecimiento, ante el cáncer o cualquier situación inflamatoria... El té va bien”, añade la doctora Rigau. Muchas dietas para perder peso incluyen también el té, especialmente el verde, en infusión y también con el extracto de té concentrado en pastillas. Lo hacen de la mano de su poder antioxidante, aunque vinculado en este caso a su capacidad para estimular el proceso metabólico a través del cual el organismo transforma los lípidos para cubrir las necesidades energéticas. Aunque el fundamento es científico, los expertos previenen sobre falsas creencias y especialmente cargan contra las dietas milagro.

“El té contiene epigalocatequina, un potente polifenol con unas propiedades antioxidantes muy fuertes. Y esto estimula la lipólisis, se liberan ácidos grasos en el torrente sanguíneo para que puedan ser oxidados en forma de energía, y esto dicen que ayuda a adelgazar, pero yo no creo que ayude a perder peso por el simple hecho de beber té”, explica la nutricionista Sandra Sardina. “Mucha gente nos pide un té para adelgazar, pero nosotros dejamos muy claro que sólo beber té para perder peso no es bueno; sí adelgazas, pero no de forma equilibrada, se debe combinar con una dieta variada y ejercicio. No existe el té adelgazante, no tiene ninguna base científica, aunque algunas marcas sí lo comercialicen”, destaca Patricia Polvora, experta en tés y fundadora de Teterum.

La nutrición deportiva, en constante evolución por las exigencias cada día más elevadas de los deportistas de resistencia extrema y máximo rendimiento, está experimentando con el té a partir del mismo principio de liberación de los ácidos grasos, pero buscando objetivos muy distintos al simple hecho de perder peso. Sardina, especializada en dirigir la alimentación de deportistas de alto rendimiento, ha introducido el té con buenos resultados sobre el rendimiento físico.

“La estimulación de los ácidos grasos nos viene muy bien cuando practicamos las estrategias en ayuno en deportes de ultrarresistencia en los que el metabolismo de las grasas tiene mucha importancia, porque la glucosa nos limita, por lo que es muy importante trabajar para ganar eficiencia energética. Entrenamos la vía lipolítica”, resume Sardina. “Hay estudios que demuestran que tomar té, no sólo bebido, porque tendrías que tomar un litro para que hiciese su efecto, sino en cápsulas, favorece la utilización de las grasas, pero no para adelgaza por el simple hecho de tomarlo”, insiste Sardina. También se ha comprobado que si se mezcla este extracto de té con cafeína mejora aún si cabe la utilización de estas grasas para oxidarlas como fuente de energía.

Sus propiedades y valores nutritivos convierten el té en un producto tan atractivo como complejo del que los expertos recomiendan no abusar, no atribuirle efectos milagrosos ni sobre todo introducirlo en la dieta en busca de objetivos terapéuticos sin consultar antes con un médico y un nutricionista. “Si bebes mucho té, es diurético y entonces pierdes minerales, y la gran mayoría de los minerales que tenemos en el cuerpo son buenos. La gente no se queda con una o dos tazas al día, hay quien se bebe un litro diario; existen los extremos”, alerta Rigau. “Sus propiedades son reales, pero otra cosa es en qué medida eso puede afectar a tu organismo, que tenga un gran impacto sobre tu salud”, advierte Polvora, experta en tés.

Para evitar que un exceso de infusiones acabe provocando la pérdida de minerales por la propiedad diurética del té, médicos y nutricionistas que lo utilizan prefieren recurrir en algunos de sus tratamientos a las pastillas. “Cuando buscas un efecto terapéutico importante por la propiedad antioxidante del té, lo das concentrado, porque si no necesitarías ir a unas dosis que son diuréticas, y el paciente se encuentra incluso más cansado o le baja la tensión”, advierte la doctora Rigau. “La idea entonces es intentar copiar, sintetizar esta molécula, para poder utilizarla médicamente en unas concentraciones que puedan llegar en las dosis adecuadas al organismo”, añade.

No debe perderse de vista tampoco que el té es también un estimulante, equiparable casi al 100% al café por sus efectos sobre el sistema nervioso, lo que puede alterar el sueño o provocar un exceso de excitación. “El té verde es un estimulante, hay que tener cuidado: no todo el mundo lo tolera si lo bebe por la tarde, hay personas que deben moderar su consumo, y puede tener contraindicaciones”, advierte Porta. “Hay quien llega al té para reemplazar el café. Los tés rojos y los negros aportan más teína, e incluso se encuentran en el mercado tés con sabor a café”, apostilla Polvora. Tés cambiantes y diversos.

“No todos son iguales”

El interés creciente por el té y el incremento de su consumo han provocado en paralelo que cada vez los clientes sean más exigentes y requieran más información acerca del origen o la forma de elaboración. “No todos los tés son iguales ni tienen las mismas propiedades antioxidantes”, advierte Mireia Porta, nutricionista. “No se puede generalizar. ¿En qué tierra se ha cultivado? ¿Cómo se ha preparado? ¿Se ha dejado reposar? ¿Es ecológico? Cambia mucho”, destaca la doctora Josepa Rigau.

La fermentación a la que se somete la hoja del té para obtener el té rojo o el negro es otra de las claves. “El té verde tiene mayor acción antioxidante en comparación con el té negro debido a una concentración superior en catequinas”, añade Porta. Tampoco desde el punto de vista de calidad y garantías para su consumo todos los tés que hay en el mercado son iguales. El incremento de demanda ha disparado la oferta. Muchas personas llegan al té buscando un sustitutivo del café. “En toda Europa el té está en auge desde hace cinco años, en paralelo al interés por una alimentación saludable. El consumo está creciendo alrededor de un 13% cada año, algo está pasando. Y hay quien bebe té porque simplemente le gusta”, explica Patricia Polvora, de Teterum. No es fácil para los consumidores guiarse en un mercado con tanta oferta. “Hay de todo, tés buenos y malos, el mercado aún no está del todo regularizado”, advierte Polvora. Los expertos recuerdan que el té es un alimento, por lo que debe responder a la regulación sanitaria. El certificado de origen es otra de las garantías para acreditar la calidad de un producto que se cultiva en la mayoría de los casos en otros continentes y se comercializa desde segundos países. Los tés ecológicos, minoría, deben estar también certificados. Cuando llega al consumidor existen tres consejos básicos: la hoja del té debe crujir, no oler a humedad y no hacer grumos cuando se hace la infusión.

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