Jaime Giner, presidente del MICOF, hace balance del año farmacéutico y repasa los grandes avances que ha tenido la profesión en 2025

Fuente: El Global

A punto de concluir el año, Jaime Giner, presidente del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF) hace un profundo repaso y un balance pormenorizado al 2025, un año en el que la profesión farmacéutica ha logrado grandes avances en el terreno normativo, y deja varias reflexiones sobre la relevancia de la Farmacia no solo en el ámbito sanitario, también en el social.

Pregunta. Cerramos 2025 tras un periodo especialmente relevante para la farmacia. ¿Qué destacaría?

Ha sido un periodo especialmente relevante para la farmacia, marcado por la evolución de la atención farmacéutica y la creciente integración del paciente en los servicios profesionales. Es fundamental subrayar el papel de la Farmacia Comunitaria como parte activa del sistema sanitario. En ese contexto se sitúa un hito clave para la profesión: el pasado 12 de diciembre, el Pleno del Consell de la Generalitat Valenciana aprobó la modificación del Decreto 187/1997, una actualización largamente reivindicada por el MICOF.

Esta reforma garantiza la prestación farmacéutica en todo el territorio, refuerza la viabilidad de las farmacias rurales y supone un avance significativo en la regulación de los servicios de urgencia, así como en la modernización de horarios y del régimen de vacaciones.

Asimismo, en febrero se eliminó el cupón precinto en las farmacias de la provincia de Valencia con la entrada en vigor del nuevo sistema de verificación digital, mejorando la eficiencia del proceso.

Por último, si no es antes de que finalice el año, en enero se cerrará el nuevo convenio de prestaciones, fruto de un trabajo intenso y llamado a marcar un punto de inflexión para la profesión.

P. Uno de los objetivos estratégicos del MICOF es la integración plena de la Farmacia Comunitaria en el Sistema Nacional de Salud. ¿Considera que ese horizonte está hoy más cerca?

R. Sí, considero que está muy cerca porque este nuevo convenio va a tener un apartado que será la comunicación bidireccional y directa con el centro de salud y los profesionales médicos, enfermeros… Atención Primaria en general, para poder consultar, informar y colaborar en la atención al paciente en cuanto a la prescripción y posibles errores en la medicación, en cuanto a interacciones o reacciones adversas y, ante cualquier sugerencia en la modificación del tratamiento, podamos consultarlo antes con el profesional médico.

Eso marca un antes y un después en la integración de la atención sanitaria al paciente. Una vez funcione, poder consultar la ficha farmacoterapéutica y clínica del paciente, sería muy importante en dicha integración, algo que la Conselleria quiere llevar a cabo.

P. Más allá de la Farmacia Comunitaria, otras modalidades profesionales —hospitalaria, atención primaria, análisis clínicos, industria o Salud Pública— desempeñan un papel esencial en el sistema. ¿Por qué es tan relevante esta visión global de la profesión de cara a su integración?

R. Un tratamiento, una atención al paciente, no solo se desarrolla en la farmacia comunitaria, sino que comienza en la industria, viendo las necesidades que tienen los pacientes, crónicos y agudos y con algunas enfermedades raras. Luego entra el canal de distribución, fundamental para que los medicamentos lleguen en las condiciones adecuadas a los hospitales y a las farmacias comunitarias. Atención Primaria tiene un papel muy importante en el control del inicio de ciertos tratamientos. Y hay que tener en cuenta que el farmacéutico hospitalario hoy en día, debido a las nuevas tecnologías en el desarrollo de medicamentos, tiene un papel fundamental.

En el convenio se consolida la dispensación en proximidad en colaboración con farmacéuticos hospitalarios porque, y eso se irá desarrollando poco a poco, la idea es que luego el farmacéutico comunitario tenga un contacto directo con el hospitalario. Debemos continuar desarrollando formaciones para que el farmacéutico hospitalario nos informe y nos forme sobre ciertos medicamentos y tratamientos que normalmente nosotros en la oficina de farmacia no conocemos.

Y desde luego Salud Pública es un puntal muy importante. Todo lo que supone cribados o vacunación dependen de esta modalidad, con lo cual tenemos que estar coordinados, igual que con la Dirección General de Farmacia y la Dirección General de Salud Pública que también deben de estar en la coordinación. Farmacéuticos comunitarios y de Salud Pública estamos trabajando para que desempeñen su papel y que no sean desplazados, como ha sido durante mucho tiempo. El papel del farmacéutico de Salud Pública está más que reconocido.

P. Uno de los actos más significativos del Colegio este año fue el homenaje, en el Día Mundial del Farmacéutico, a los profesionales afectados por la DANA y a quienes se volcaron como voluntarios. ¿Qué representó este reconocimiento para la profesión?

R. Nuestra vocación es dedicar nuestra vida y trabajo a servir al paciente y al ciudadano, como profesionales sanitarios sabemos que es nuestra obligación y vocación. Sin ella, no podríamos dedicarnos a esta profesión. Y, por tanto, nuestra mayor satisfacción es ver cómo se consigue este objetivo, pero desde luego ayuda mucho, reconforta y da ánimos, cuando se nos reconoce y se nos da esa importancia dentro de la Sanidad y de la atención, no solo sanitaria, sino también social. A los farmacéuticos afectados y no afectados, porque colaboraron en el voluntariado, les gustó mucho y me manifestaron su alegría de que de que su colegio les dedicara un acto.

El farmacéutico fue reconocido por su labor, por su presteza, su prontitud en rehabilitar el servicio, que fue de los primeros que tuvieron los ciudadanos. Sin embargo, también hemos visto que la Administración vuelve a dejar al farmacéutico en un segundo plano, ya que poco tiempo después se han organizado distintos actos de reconocimiento a profesionales sanitarios en los que la profesión farmacéutica no ha estado presente. Como presidente, es una situación que me preocupa y, lógicamente, me duele. No queremos ser los protagonistas, pero cuando hay una catástrofe, sea una DANA, la COVID-19, o cualquier otra emergencia, a los farmacéuticos nos tienen allí, de inmediato, y el MICOF pone toda su infraestructura al servicio de la población y de la Administración. Nos gustaría estar más reconocidos, porque los colegiados y los farmacéuticos se lo merecen.

P. En ese mismo acto, el conseller de Sanidad anunció el nuevo decreto de servicios de urgencia y el avance del concierto de prestación farmacéutica. ¿Qué implicaciones tendrán estas medidas para el día a día de los farmacéuticos y para la atención a la población?

R. Hay un texto aprobado por el jurídico consultivo sobre la modificación del Decreto de Servicio de Urgencia en cuanto a horarios, servicios de urgencia y vacaciones, que es especialmente importante en zonas rurales. Y estamos esperando, como ya se ha comentado, a que pase por las Cortes, se apruebe y se publique. Esto será un hito buscado desde hace tiempo.

Y el Convenio de Prestaciones, lo mismo, va a ser un antes y un después en los servicios profesionales, en temas de desabastecimiento, nuevas tecnologías… Queda reflejado en el convenio este hito que conseguimos en la Comunidad Valenciana de poner en marcha un nuevo sistema electrónico de facturación en las farmacias que elimina el recorte del cupón precinto de los medicamentos, que está funcionando estupendamente bien, con toda transparencia. Lo relevante es que logramos la trazabilidad completa desde la industria hasta el paciente.

P. En los últimos años se han producido avances regulatorios relevantes para la prestación farmacéutica. ¿Qué mejoras normativas siguen siendo prioritarias para consolidar el rol asistencial del farmacéutico?

R. Hace ya unos años conseguimos un hito: un decreto de servicios profesionales asistenciales. Y hoy influye en las decisiones, en el convenio de prestaciones que estamos negociando. También hemos trabajado normativas más pequeñas, de cambios y modernización de receta electrónica.

La Comunidad Valenciana ha conseguido un desarrollo tecnológico de las farmacias junto con la Conselleria muy alto, hasta el punto de que nosotros ya no manejamos papel en la prestación farmacéutica. Si nos llega una receta en papel de un centro de urgencia, en la propia farmacia la digitalizamos. No se factura en papel, solo donde se pegaba el cupón precinto. Estamos hablando de que ha habido una reducción de más del 90% del consumo de papel, lo cual en el ámbito de la sostenibilidad se trata de un hito muy relevante.

Y además nosotros desde hace mucho tiempo tenemos de forma electrónica el libro de recetario y el de estupefacientes. Se trata de algo tan habitual y ha pasado tanto tiempo de su implantación que no nos percatamos de lo que ha significado y significa este avance, pero la realidad es que fue un paso que modernizó y facilitó, y sigue facilitando, mucho nuestro trabajo.

P. El Colegio ha intensificado su compromiso social con programas vinculados a la lucha contra la violencia de género y la soledad no deseada. ¿Por qué el farmacéutico puede desempeñar un papel tan decisivo en estos ámbitos?

R. La farmacia es el punto más cercano a la población y debido a esta proximidad una gran parte de los farmacéuticos comunitarios considera a sus usuarios como algo más que pacientes, llegando a generar un vínculo muy próximo, en algunos casos hasta de amistad. Conocen a sus pacientes, sus hábitos, a su familia, y es muy fácil detectar un cambio en el carácter, en su forma de actuar, en su estado de ánimo, porque se nota. Este vínculo nos facilita mucho detectar estas situaciones, porque, aunque el médico cambie, especialmente en zonas rurales, el farmacéutico puede seguir siendo el mismo durante décadas. De ahí la importancia de luchar por potenciar desde el MICOF la farmacia rural y así combatir la soledad no deseada y la violencia de género especialmente en esas zonas, pero también en áreas urbanas.

P. Respecto a la farmacia rural, el secretario del MICOF afirmaba recientemente: “El pueblo que pierde la farmacia pierde el presente”. ¿Hasta qué punto comparte esta visión y cómo se debe proteger la continuidad de estos establecimientos esenciales?

R. Eso es fundamental. Dicen que cuando cierran ciertos negocios en una población pequeña se cierra el futuro, pero en el momento en que se cierra una farmacia ya no queda nada en el pueblo, solo ciudadanos desatendidos. La farmacia no solo hace en las zonas rurales una atención farmacéutica, hace una atención social y sanitaria, y gracias a ello ciertas personas pueden vivir allí. Por ejemplo, puede haber casos de una persona mayor, crónica, que tiene dificultades de movilidad, que está en un pueblo sin farmacia, el médico va un par de horas, como mucho un día o dos a la semana.

Este tipo de población, lógicamente, llega un momento en que, si no es una persona en muy buenas condiciones, acaba ingresando en un centro de mayores, a no ser que la familia pueda hacerse cargo de ella.

P. En un contexto de dudas ante síntomas menores o ante temas de actualidad sanitaria —como la gripe aviar o la peste porcina—, ¿qué valor aporta el consejo farmacéutico como vía rápida y fiable para la ciudadanía?

R. El farmacéutico es un sanitario que está informado en este tipo de casos y puede tranquilizar al ciudadano, comunicarle medidas que tiene que tomar para no contaminarse, y, sobre todo, no alarmarle. A lo mejor mucha gente está asustada con el tema de la gripe aviar o de la peste porcina, pero son contaminaciones muy difíciles. Sí se les aconseja sobre gripe humana, sobre COVID-19 y otros tipos de patologías que sí afectan más a la ciudadanía. Cuando no hay peligro se tranquiliza al paciente, que confía en el farmacéutico como agente sanitario cercano, y cuando sí lo hay se les da instrucciones de cómo actuar para que la situación se mantenga estable.

Por ese motivo, el MICOF forma constantemente a los farmacéuticos sobre las nuevas evoluciones de la gripe o de la COVID-19, por ejemplo, o también sobre consejos para la vacunación para aumentar las tasas de inmunización y, por tanto, de contagios de este tipo de patologías.

P. La prevención es un eje central del trabajo del Colegio, especialmente con programas como DETECTA SUCRE o SENSE FUM. Tras más de una década al frente del MICOF, ¿percibe una mayor conciencia preventiva entre la población? Y los profesionales, ¿son más conscientes de que los SPFA son el camino?

R. La población viene preocupándose más de su salud y ve en el autocuidado la solución para protegerla. Y nosotros desde el Colegio, lógicamente, facilitamos el trabajo del farmacéutico para que pueda desarrollar fomentar el autocuidado a partir de todos estos servicios. Por ejemplo, la revisión de botiquín, que es muy importante, no es una revisión para ver qué medicamentos están caducados o estropeados. Aparte de eso también se supervisa que haya medicamentos que sean un peligro para los pacientes o las personas con las que conviven o para evitar duplicidades, etc. Y todo ello, sin un desarrollo de un sistema de registro con el que el farmacéutico pueda trabajar es muy difícil que se consiga.

El Colegio ya hace muchos años que puso en marcha la plataforma ATENFARMA, donde están ubicados servicios como DETECTA SUCRE o SENSE FUM entre otros, y en la que hay una ficha de paciente. Todo es interactivo, se comparten datos, siempre lógicamente cumpliendo con la Ley de Protección de Datos y la autorización del paciente.

Cabe señalar que desde Valencia llevamos alrededor de una década con el programa INDICA+PRO, en colaboración con SEFAC, la Conselleria de Sanidad y la Universidad de Granada, desde el que se desarrollan protocolos de actuación ante síntomas menores mediante los cuales el farmacéutico indica los medicamentos y ofrece los consejos de salud que el paciente puede utilizar para aliviar ese síntoma menor o realizar una derivación protocolizada si considera que los síntomas que presenta el paciente no son menores y requieren de la intervención de otro sanitario.

P. El autocuidado se ha consolidado gracias a iniciativas como Xarxa Pacients, que supera ya las 2.600 personas formadas en el manejo de enfermedades crónicas. ¿Cómo valora esta acogida social y qué potencial tiene de cara al futuro?

La principal fortaleza de Xarxa Pacients es que la formación la imparte un igual: un paciente que convive con la misma patología. Tras completar el curso y demostrar las aptitudes necesarias, puede convertirse de forma voluntaria en paciente-formador, generando una cercanía y confianza especialmente valiosas en el abordaje de conocimientos específicos sobre la enfermedad. El programa se complementa con sesiones impartidas por profesionales sanitarios, entre ellos farmacéuticos, que aportan una visión multidisciplinar basada en las necesidades expresadas por los propios pacientes. Con el paciente en el centro, son muchas las asociaciones de pacientes interesadas en formar parte de este proyecto y, poco a poco, vamos incorporando nuevas patologías, aunque ya contamos con un buen listado.

P. La comunicación en salud es cada vez más estratégica. ¿Cómo está trabajando el Colegio para combatir la desinformación sanitaria y ofrecer información clara y fiable a la ciudadanía?

R. La comunicación es muy importante para el Colegio. Desde luego, desde hace ya muchos años, por lo menos desde que yo soy presidente. Tenemos un gran Departamento de Comunicación, que es uno de los puntos clave de la divulgación sanitaria. Se está trabajando sobre todo en redes sociales, al mismo tiempo que enviamos comunicaciones a las farmacias y se realizan distintas infografías, trabajos y publicaciones que se lanzan a la sociedad.

También ayudamos a los propios farmacéuticos a que se metan en redes y empiecen a desmentir bulos porque es difícil luchar contra esto. Tenemos que ser nosotros, no solo el Colegio, sino todo el colectivo farmacéutico el que se implique en esta labor. Para ello, llevamos ya 10 años apostando por premiar aquellas iniciativas que promuevan la divulgación digital en salud, que transmitan mensajes sanitarios de confianza y puedan dedicar su labor a desmentir bulos en redes sociales, entre otros aspectos. Todo ello a través de los Premios Francisco Moratal Peyró, un querido compañero, ya fallecido, que apostó desde siempre por las redes sociales y que nos inspiró a crear estos galardones que se entregan a iniciativas de ámbito nacional y provincial de manera bianual en la celebración de la Patrona de los farmacéuticos del MICOF. Premiamos la originalidad, la labor divulgativa y, ante todo, que sean acciones que se realicen desde cualquiera de los ámbitos farmacéuticos.

Además, contamos con programas de radio donde tratamos diversos temas de información y concienciación a los pacientes, así como algunos espacios en televisión y también mensajes con vídeos en los autobuses urbanos de la ciudad de Valencia, o la emisión en cines de la provincia de un vídeo realizado por el Colegio titulado “Ante la violencia de género, déjanos cuidarte”, en el que se pone en valor el rol del farmacéutico en la lucha contra esta lacra.

P. Si observa en perspectiva su etapa al frente del Colegio, ¿qué avances o transformaciones considera que han marcado un antes y un después para la profesión farmacéutica? ¿y para el colectivo valenciano?

R. Yo destacaría en primer lugar el desarrollo tecnológico que se ha llevado a cabo. Los farmacéuticos hemos desarrollado y costeado unos avances informáticos que hacen que las actuaciones sanitarias sean mucho más eficientes. No estamos hablando solo de receta electrónica, sino de comunicaciones, de los registros de los servicios profesionales… También hemos empezado a trabajar en los temas sociales que he comentado.

Y en cuanto a los logros, vamos poco a poco. Se percibe cierta resistencia por parte de la Administración a tomarnos en cuenta, pero se van dando cuenta de que los farmacéuticos somos fundamentales. Todos los cambios que ha habido son por un mejor servicio sanitario y en la mentalidad del farmacéutico siempre está mejorar la proximidad a la hora de atender al paciente.

Hay algo que se habló en su tiempo y ha sido un cambio muy importante en la confianza del paciente: el hecho de “romper el mostrador”. En la típica farmacia había un mostrador sólido, allí no entraba nadie que no fuera de la farmacia, y si había un hueco era solo para los pedidos. Si entraba algún paciente era de mucha confianza. Ahora hay una puerta para los pacientes. Concretamente, en la mía hay una directa a mi despacho sin pasar por un mostrador. Los mostradores ya no son continuos, son módulos separados que dejan el paso y la salida del farmacéutico para hablar con el paciente. Esto da confianza y promueve que te cuente sus problemas, incluso que en un momento determinado pueda entrar a la Zona de Atención Personalizada (ZAP) y trabajar con ellos. Ahora se habla ya no solo de salir del mostrador, sino salir de la farmacia.

La dispensación se debe hacer en la farmacia, pero la divulgación, la comunicación, la formación que pueda realizar un farmacéutico puede ir más allá de las paredes y las puertas de la oficina de farmacia. La profesión farmacéutica tiene una formación muy compleja y amplia que le permite estar presente más allá de la farmacia comunitaria. En todos los centros de investigación hay farmacéuticos. Puede que sea la profesión que más ámbitos de trabajo tenga y eso se debe a los amplios conocimientos que se dan en la formación universitaria.

En cuanto al colectivo valenciano, yo creo que hay que destacar su solidaridad y su dedicación, muy similar al resto de comunidades. Pero en nuestro caso, en los últimos años hemos cambiado institucionalmente el diálogo, el acercamiento a otros compañeros y a la Administración. Hemos consolidado el Consejo Valenciano de Colegios de Farmacéuticos. Esa unión de los tres colegios ha sido clave para solicitar cambios dentro de la Administración. Y con este diálogo continuo ha habido modificaciones, aún pequeñas, cambios dentro de la prestación, dentro del convenio… Pero se han dado pasos que antes era más difícil dar.

También tenemos el Comité Central de Asistencia Farmacéutica, con la Administración, en donde tratamos muchos puntos y hacemos cambios o desarrollos puntuales, como dentro de la receta electrónica, por ejemplo. Por eso, tanto cambio es lo que hace necesario negociar un nuevo convenio, porque no se puede estar trabajando con parches. El colegiado necesita más y se hace necesario un convenio de prestación farmacéutica muy potente. Esto ha hecho que tengamos que realizar muchos cambios, sobre todo en el apartado tecnológico y en el de servicios. En servicios profesionales tenemos un decreto. Tenemos muchos servicios profesionales que se van a poner en marcha: SPD, SPD para residencias, desabastecimientos, el manejo desde comunitaria de medicamentos de importación, el tema de comunicación con el centro, también el cambio en el cupón precinto, que ha sido una revolución…

En lo tecnológico, por ejemplo, no tiene nada que ver la receta electrónica del 2010 a la que hay actualmente. Y en la gestión estamos intentando trabajar en potenciar la farmacovigilancia, que es un tema que consideramos importantísimo.

P. Todo liderazgo tiene también retos no culminados. ¿Qué aspectos le habría gustado desarrollar con mayor profundidad o ver completamente materializados durante estos años?

R. Del proyecto iniciado en 2014 en el MICOF, prácticamente lo único que puede mantenerse es la reforma de los estatutos, y aun así porque el trabajo está ya realizado. El Colegio necesita una actualización estatutaria urgente, aunque este asunto se ha utilizado en ocasiones como elemento de confrontación y debate electoral, generando divisiones incluso dentro de la propia Junta de Gobierno.

Pese a ello, la Junta tiene aprobados unos estatutos y reglamentos modernos, con un cuerpo legal sólido y mecanismos que permiten una adaptación más ágil a las nuevas realidades. El texto está redactado, registrado y aprobado, pero ante la proximidad de un periodo electoral propuse dejar el debate para la próxima Junta, con un horizonte de cuatro años por delante.

En cualquier caso, se trata de una reforma necesaria y urgente. Hay cambios relevantes en ámbitos como el deontológico, la gestión o la organización que, como se ha visto durante esta legislatura, están generando dificultades que es imprescindible corregir.

P. De cara a 2026, ¿qué mensaje trasladaría —por un lado— a la ciudadanía y —por otro— a los farmacéuticos colegiados sobre el rumbo de la profesión y el papel del MICOF en los próximos años?

R. A la sociedad le pido confianza en la profesión, que se deje atrás para siempre la visión del farmacéutico como un comerciante para que toda la ciudadanía lo perciba como lo que es: un profesional sanitario a su servicio. Es cierto que cada vez se tiene una imagen de nosotros que genera más confianza, como profesionales que les ayudan en su problema de salud, pero querría que esa imagen se generalizara más. Creo que hace falta más conciencia de que somos un profesional sanitario igual que cualquier otro. Espero que a esto contribuya el nuevo convenio que regule la comunicación directa con el resto de los profesionales sanitarios y la colaboración con ellos, con el resto de las modalidades farmacéuticas, con la administración y con la propia ciudadanía.

Y en cuanto al farmacéutico, le tengo que decir que estamos en un momento importante. La Administración, aunque muchas veces no lo reconozca, sabe de la importancia del farmacéutico. Sabe que -reconocido por el propio Conseller- el farmacéutico tiene que ser un agente activo de salud. Y eso pasa por la integración y por asumir responsabilidades y sacrificios. Entramos en una época en la que vamos a mejorar muchísimo profesionalmente. La Farmacia Comunitaria se va a revalorizar, igual que todos los farmacéuticos, pero para eso hay que trabajar y todos tenemos que poner de nuestra parte, especialmente los farmacéuticos como colectivo.

La Administración sabe que nos necesita. En este momento tenemos la resistencia de algunos colectivos sanitarios, pero poco a poco esa tensión se va rompiendo. Y la tenemos que terminar de romper nosotros, demostrando nuestra valía como lo estamos haciendo en el día a día. Debemos continuar en esa lucha y trabajar más en la vertiente sanitaria, profesional y del medicamento. Tenemos conocimientos y el Colegio presta ayuda para fomentar el reciclaje profesional. De hecho, tenemos un gran departamento de Formación, porque formarse es fundamental. Siempre he dicho que la mejor arma que tiene un farmacéutico es su conocimiento.

Farmacias abiertas y de urgencia más cercanas