Proyecto ARI ha recaudado 460.000 euros para empezar y necesita 450.000 más

FUENTE: Vanguardia

Una inmunoterapia específica para un tipo de leucemia, la linfoblástica aguda, pensada para cuando los pacientes no responden a los tratamientos existentes (un 15% de los niños y adolescentes afectados) se podrá probar en los cinco primeros enfermos antes de fin de año en Barcelona. El Clínic ha rescatado un anticuerpo monoclonal que patentó hace 25 años y que ahora se ha convertido en el epicentro de un CART (Chimeric Antigen Receptor-Modified T-Cells), un tratamiento basado en la modificación de los propios linfocitos para que sepan identificar y acabar con las células tumorales de esa leucemia.

Y esta iniciativa terapéutica, en la que están embarcados grandes centros de investigación estadounidenses y un gran laboratorio farmacéutico, Novartis, se lleva también a cabo desde un pequeño equipo del Clínic gracias a esa patente y al impulso de Ari, una de esas adolescentes afectadas dos veces por esta leucemia, y su madre, Àngela Jover. Desde que pusieron en marcha el proyecto Ari “para hacer posible esos tratamientos aquí y que no tuviéramos que enfrentarnos a no poder salvar a los hijos por no poder pagar el millón de euros que cuesta en Estados Unidos”, han recaudado 460.000 euros. Ese dinero procede de las donaciones de unas 7.000 personas aunque una gran parte de él, 300.000 euros, ha llegado en una sola aportación de la Fundació Gloria Soler. Se pueden hacer aportaciones en Migranodearena.org.

Con esa cantidad se ha cubierto la primera fase del proyecto: han adquirido un biorreactor donde se produce en una especie de circuito cerrado esa modificación de los linfocitos con el anticuerpo monoclonal del Clínic y se obtiene así un suero cargado de linfocitos letales para las células tumorales. Y permitirá pagar también el coste de esos preparados para cinco pacientes (unos 40.000 euros cada uno). Faltará otro tanto, 450.000 euros más, para probar esta inmunoterapia en otros cinco pacientes y pagar a dos biólogos moleculares que controlen el proceso. Cuando completen los diez casos, la Agencia Española del Medicamento podrá comprobar que el tratamiento es efectivo en un 70% de esos casos resistentes (es el resultado que esperan) y que los efectos tóxicos –que son muy severos durante el mes que dura la acción de la inmunoterapia– sean tolerables. “A partir de ese momento, que podría ser a principios de 2017, lo ponemos a disposición de la sanidad pública”, explica Álvaro Urbano, director de Hematología y Oncología en el Clínic. “Nuestro objetivo no es competir con los laboratorios ni comercializar el tratamiento, sino desarrollarlo y disponer de él en nuestro hospital y otros tres o cuatro para todos los pacientes que decida la sanidad pública. Calculamos que cada año entre 60 y 70 pacientes podrían necesitarlo”.

Además de ese objetivo de proporcionar a los pacientes de aquí esa terapia avanzada por la que se pide un millón de dólares y para la que se hace cola también en Europa, “pretendemos avanzar en una posible plataforma para modificar los linfocitos con otros anticuerpos y otras zonas de la membrana del linfocito para tratar, por ejemplo, cáncer de ovario”, avanza Manel Juan, responsable de Inmunología clínica.

El Europa hay otros ocho grupos intentando algo semejante, aunque probablemente el Clínic es el que lo lleva más avanzado. Por el empuje económico del Proyecto Ari y porque la pieza clave, su anticuerpo monoclonal, y los profesionales investigadores y clínicos “ya están pagados”, describe el director médico del Clínic, Antoni Castells. “Nosotros conseguiremos fondos en el Dakar, iremos vestidos de ARI. Creo que podré aportar mucho dinero”, aseguró el cocinero Nandu Jubany (Can Jubany), embajador del proyecto. “Porque a todos nos tocan un día estas bombas”.

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