Científicos de la Universidad de Oviedo, en colaboración con un equipo internacional de investigadores, abren la puerta a tratamientos que imiten los efectos saludables de la restricción calórica y del ejercico regular

FUENTE: ABC

¿Viviremos 100, 120 o quizá 140 años, como se atreven a pronosticar algunos investigadores? La búsqueda de una fuente de juventud siempre ha sido un anhelo de los mortales, casi siempre rodeada de misticismo y magia, pero ahora esa búsqueda transcurre entre las probetas de algunos de los laboratorios más solventes. La ciencia ha tomado el mando y antes de dar respuestas a retos tan ambiciosos están desenrendando una compleja madeja para determinar las bases del envejecimiento humano. Solo entonces se podrá actuar para prolongar los años de vida saludable.

El primer paso claro en este sentido lo dió hace tres años un equipo científico internacional al identificar por primera vez las nueve señales del envejecimiento. Ahora algunos de esos investigadores, liderados por el español Carlos López-Otín de la Universidad de Oviedo, ofrecen cimientos sólidos para entender mejor este proceso y abren la puerta a la utilización de terapias para luchar contra él. Lo hacen tras analizar los últimos avances en este campo.

Las conclusiones de esta revisión de estudios se describen en la revista«Cell», donde se muestra la existencia de un «reloj metabólico» que controla el envejecimiento del organismo. La comida nos da la vida, pero la calidad y la cantidad de los nutrientes que tomamos y la forma en la que los procesamos pueden quitárnosla. La mala noticia es que el sedentarismo y la alimentación hipercalórica, típicos del mundo occidental, son la combinación perfecta para envejecer de forma acelerada. La buena, es que bastaría con introducir un estilo de vida saludable para disponer de la mejor terapia antienvejecimiento, sin acudir a ninguna clínica lujosa de «antiaging».

La receta simple que se propone consiste en seguir una nutrición equilibrada, baja en calorías y proteínas como nuestra dieta mediterránea, ejercicio regular y más tiempo de ayuno entre comidas para ser más longevos. Pero se señala también el camino para un abordaje farmacológico de la longevidad, con medicamentos tan conocidos como la metformina(antidiabético oral) y otros que consigan imitar los efectos beneficiosos del ejercicio y la dieta, para quienes no quieran hacer el esfuerzo.

En el estudio han participado Lorenzo Galluzzi y Guido Kroemer de la Universidad Descartes de París, Frank Madeo, del Instituto Molecular de Biociencia de la Universidad de Graz y José Freije y López-Otín de la Universidad de Oviedo, autor principal. ABC, con la ayuda de este último, explica las estrategias que pueden cambiar el curso del deterioro natural del organismo humano:

Una dieta mediterránea «moderada». La restricción calórica, sin llegar a la desnutrición, ya ha demostrado en animales que prolonga la vida y previene la aparición de enfermedades cardiovasculares y el cáncer. «En personas estamos convencidos de que una combinación de ejercicio regular y una dieta mediterránea moderada, rica en fibra y en carbohidratos complejos (como las legumbres) puede tener un efecto antienvejecimiento importante. Importa el número de calorías y también la procedencia de esas calorías. Uno de nuestros problemas es que hemos “occidentalizando” nuestros hábitos y consumimos más calorías totales, grasas y proteínas, perniciosas».

¿Y las personas delgadas?. Los que tienen la suerte de no engordar pese a seguir recomendaciones saludables tampoco estarían libres de los efectos perniciosos de la dieta occidental. «La restricción calórica produce cambios en nuestra maquinaria molecular que van más allá del efecto directo sobre el peso del individuo, según hemos podido comprobar en nuestro laboratorio, pero solo en animales». La investigación también recoge trabajos en los que los periodos de ayuno extienden la vida de ratones.

La pastilla contra la falta de voluntad. Aunque López-Otín no confía en una única píldora antienvejecimiento, capaz de combatir los efectos del paso del tiempo, sí se investiga en medicamentos que imitan los beneficios saludables de la restricción calórica y del ayuno sin tener que privarse de ningún exceso alimentario. «El objetivo es lograr una reprogramación metabólica, ya sea a través de intervenciones nutricionales o farmacológicas. Se trataría deaprovechar de manera más eficiente los nutrientes y aumentar la resistencia a las distintas formas de estrés celular y molecular. Igual que hay maneras de vivir, hay maneras de envejecer, y ese reloj metabólico se puede acelerar , retrasar, resetear...».

El antidiabético que podría prolongar la vida. La metformina, un fármaco muy conocido por las personas con diabetes, podría ser un candidato químico para elevar nuestra longevidad. Además de controlar la glucosa, podría proporcionar efectos anticancerígenos y desempeñar un papel clave en el envejecimiento saludable. «La FDA (Agencia del Medicamento estadounidense) ya ha presentado un ensayo clínico que busca demostrar que este compuesto mejora la salud más allá de la diabetes y eventualmente puede extender la vida».

Resveratrol y otros antioxidantes. «Las dosis necesarias para obtener un beneficio real están muy lejos de las que se suelen utilizar actualmente . Los antioxidantes son ampliamente utilizados, pero hay que saber que tiene riesgos abusar de ellos».

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