Un estudio internacional en el que ha participado el catedrático de Genética de la Universitat de València e investigador de la Fundación Fisabio Fernando González, ha demostrado que el origen de las actuales cepas de la bacteria causante de la sífilis se sitúa en el siglo XVIII.

FUENTE: Vanguardia

Publicado en la revista 'Nature Microbiology', el trabajo apunta que la bacteria mutó en el siglo XX, tras el descubrimiento y aplicación de la penicilina, contribuyendo a la actual expansión mundial de la sífilis, han informado fuentes de la Generalitat y la Universitat a través de un comunicado.

El trabajo, efectuado con secuencias del genoma de TPA obtenido directamente de pacientes con sífilis, explica que actualmente un número creciente de cepas de la bacteria son resistentes al tratamiento con medicamentos que contienen el antibiótico azitromicina y constituyen una emergencia global.

Los resultados del estudio permiten allanar el camino para la posterior secuenciación de muestras clínicas de esta epidemia, según las mismas fuentes.

De hecho, este linaje bacteriano tiene un origen muy reciente, en los años 60 del siglo pasado, poco después de que se generalizase el tratamiento con antibióticos, especialmente la penicilina, que sigue siendo la primera opción terapéutica contra esta infección.

La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual que afecta tanto a hombres como a mujeres y que puede llegar a ser mortal si no se trata adecuadamente, con más de 10 millones de casos en 2008.

"La sífilis está creciendo en el mundo debido a que no se toman las medidas adecuadas de prevención, porque la gente no es consciente del peligro de infectarse y falta formación en sexualidad", ha indicado Fernando González.

Ha destacado que la mejor prevención y la más efectiva es el uso del preservativo, que, según la lamentado, "se usa más para evitar embarazos que para prevenir enfermedades".

El estudio pone de manifiesto que, actualmente, no se dispone de información suficiente sobre los patrones genéticos de las infecciones de sífilis, al no poderse disponer de las cantidades necesarias de ADN de la bacteria en las muestras clínicas, además de la imposibilidad de cultivar este patógeno.

En el trabajo publicado, las comparaciones filogenéticas de los genomas secuenciados indican que las cepas de T. pallidum examinadas comparten un ancestro común desde el siglo XVIII, algo significativo, dada la controversia sobre el origen europeo o americano de la sífilis, han destacado las mismas fuentes.

La segunda teoría apunta a que la sífilis vendría de América con la vuelta de Colón tras su primer viaje, y que se extendió rápidamente por Europa, dando lugar a la primera epidemia de la enfermedad en el año 1495, en el contexto de la Guerra de Nápoles.

La cronología confirmada por los investigadores no excluye la posibilidad de cepas de TPA anteriores en Europa que ya se han extinguido.

Una de las hipótesis que se ha planteado tras el estudio es si los síntomas de la sífilis se han hecho menos graves después de los primeros brotes conocidos en Europa, como consecuencia de la evolución a cepas de menor virulencia pero con mayor capacidad de transmisión.

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