La quimioterapia, los antirretrovirales o los antibióticos pueden producir un daño severo en el riñón que se conoce como "fracaso renal agudo"

FUENTE: El Mundo

El año pasado hubo más de 13 millones de fracasos renales en todo el mundo. Un 40% de los casos de daño en el riñón fueron producidos por los efectos nefrotóxicos de fármacos contra el cáncer, antirretrovirales para el VIH o antibióticos para infecciones graves.

Si estos tratamientos provocan toxicidad en este órgano es necesario cambiarlos por otros que, aunque suelen ser menos agresivas con el riñón, también son menos eficaces. A veces, incluso, obliga a interrumpir el tratamiento, con el perjuicio para el paciente que conlleva.

El fracaso renal agudo, que provoca que el riñón pierda su función natural para eliminar los deshechos del organismo -la urea, el ácido úrico o la creatitinina, entre otros-, se da en uno de cada cinco adultos y uno de cada tres niños. Además, afecta a un 7% de los pacientes hospitalizados y tiene un ratio de mortalidad del 50%.

El primer protector renal

Ahora, un grupo de investigadores españoles ha dado con el primer fármaco que protege al riñón en más de un 80%. Se trata de una molécula, la cilastatina, que actúa como protector frente a la toxicidad de estos fármacos habituales.

El hallazgo, hecho por científicos del Laboratorio de Fisiopatología Renal del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, ha sido posible tras casi 20 años de investigaciones, explica a EL MUNDO uno de los responsables del trabajo, Alberto Lázaro, tras la rueda de prensa celebrada el miércoles en el centro madrileño.

"Estudiábamos el fracaso renal agudo provocado por fármacos tóxicos al riñón, y trabajábamos en buscar alternativas terapéuticas para poder proteger al riñón de estos efectos", señala Lázaro. Cuando un fármaco nefrotóxico llega al riñón, daña una serie de células del mismo. Al morir dichas células, envían "avisos de muerte" a otras células vecinas del riñón para, de esta manera, limitar el daño renal.

Cuando la cilastatina está presente no evita que se mueran las primeras células, pero sí impide que estas señales lleguen a las otras células y así se reduce el daño renal "entre un 80% y un 100%", indica el investigador.

En combinación con un antibiótico

En la década de los 90 se publicaron algunos artículos científicos en los que se hablaba de un antibiótico con el que el riñón mejoraba. "Nosotros estuvimos hábiles en ese momento y pensamos que no era el antibiótico en sí, sino el coadyuvante que llevaba el que podía estar protegiendo el riñón", afirma Lázaro.

A raíz de ello, lo probaron primero en estudios in vitro con células del riñón en los que añadían directamente fármacos nefrotóxicos. "Primero empezamos con la ciclosporina [que se usa en trasplantes de órganos] y, cuando vimos lo bien que iba, comenzamos a probar un amplio abanico de fármacos nefrotóxicos, como el cisplatino [de quimioterapia] o la gentamicina [un antibiótico]".

El siguiente paso fue probarlo en animales: pusieron el fármaco que daña el riñón y el protector renal. Los resultados fueron "espectaculares".

"Mientras que los animales tratados únicamente con el tóxico estaban cada vez peor, los que llevaban la cilastatina estaban prácticamente como si no les hubiera pasado nada", explica el experto.

"Grandes esperanzas"

En 2018 llegará el primer ensayo clínico con humanos, en el que tienen "grandes esperanzas". "Patentamos la molécula y lo licenciamos a una empresa farmacéutica de Cataluña, Spherium Biomed, con la que llevamos ya dos años colaborando para llevar a cabo este primer ensayo clínico".

"Estamos seguros de que va a proteger el riñón de los humanos porque vamos a bloquear la misma proteína que estamos bloqueando en el riñón de los animales", explica Lázaro. Además, la seguridad ya está probada y es inocuo en el cuerpo, un punto ya conocido dado que se ha utilizado durante más de 30 años combinado con otro fármaco.

"A día de hoy no hay ningún medicamento que proteja al riñón frente a todos los efectos tóxicos de otros fármacos". Hasta ahora, todo lo que se hace para evitar el daño renal en la medida de lo posible es hidratar al paciente para que éste orine muy a menudo y los fármacos hagan el menor daño posible.

Con esta molécula, los pacientes que tomen un tratamiento que provoque daño renal no van a tener que disminuir la dosis o interrumpirlo. Además, en opinión del investigador, no considera que el fármaco vaya a salir al mercado con un precio desorbitado. "Yo no estoy en la parte farmaceútica, pero asumiría que no va a ser un fármaco caro porque cuesta muy poquito producirlo, al ser de una síntesis química fácil de hacer", concluye Lázaro.

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