Es una infección de la vía respiratoria superior que se asocia a fiebre y a una erupción en la piel característico de color rojo escarlata

La escarlatina es una enfermedad pediátrica normalmente leve que ha generado cierta alarma entre los padres por los brotes recientes en nuestro país desde finales de 2017, siendo la población más afectada la que se encuentra entre los 5-15 años.

La escarlatina está causada por la infección de la bacteria Streptococcus pyogenes. Es una infección de la vía respiratoria superior que se asocia a fiebre y a una erupción en la piel (exantema) característico de color rojo escarlata de donde deriva su nombre.

Contagio, incubación y síntomas

Los niños con escarlatina no tratada diseminan la bacteria a través de la respiración, tos o estornudos y de las secreciones nasales o saliva. También se han documentado casos de transmisión directa por objetos, alimentos o llagas infectadas con la bacteria.

La transmisión se ve favorecida por el contacto, por tanto, las guarderías y colegios son lugares con frecuente aparición de brotes de la enfermedad.

El periodo de incubación es de dos a cinco días y esta comienza con fiebre alta de aparición rápida, inflamación de las amígdalas o de los ganglios del cuello, y otros síntomas como escalofríos, vómitos, nauseas o dolor abdominal.

El exantema, síntoma típico de la escarlatina, aparece entre 1-5 días del brote febril. La erupción comienza primero en el cuello y la cara (mejillas), extendiéndose al tronco y al resto del cuerpo después. En las axilas y codos, la erupción es de un rojo más intenso que se dispone de manera lineal, las llamadas líneas de Pastia. Las zonas de la piel que presentan la erupción se tornan blancas al presionarlas y son ásperas y granulosas al tacto, describiéndose como "piel de lija”, y presenta un aspecto difuso color escarlata brillante.

También presenta enrojecimiento en la mucosa de la faringe, con puntos de pus en el fondo de la garganta y amígdalas. La lengua se cubre con una capa blanquecina y una inflamación de las papilas que, cuando desaparece la capa, da un aspecto de “frambuesa” a la lengua.

Aunque no son frecuentes, la escarlatina puede causar problemas de salud a largo plazo como fiebre reumática, otitis media, infecciones de la piel o artritis.

Prevención y tratamiento

Como medida de prevención es importante lavarse correctamente las manos y con bastante frecuencia, sobre todo después de toser o estornudar, y antes de tocar algún alimento o bebida. En la misma línea, es necesario limpiar bien los platos, vasos, cubiertos y otros utensilios que haya usado la persona afectada. Además, durante la enfermedad, es conveniente no estar en contacto con más gente, evitando la exposición a enfermos hasta, al menos, 24 horas después del inicio de tratamiento.

Al estar producida por una bacteria, su tratamiento es con antibióticos. En paciente con alergia a la penicilina o derivados, la azitromicina es el tratamiento de elección. No existe vacuna que prevenga la escarlatina.

Con el tratamiento indicado, normalmente el sarpullido escarlata desaparece en unos siete días. Después se suele dar una descamación que puede durar semanas. Asimismo, la fiebre suele desaparecer en poco tiempo.

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