Los farmacéuticos de salud pública abarcan numerosos campos de actuación en materia de seguridad alimentaria, salud laboral, promoción de la salud y prevención de la enfermedad, especialmente en la sanidad ambiental

FUENTE: Levante EMV

 

La salud pública o la seguridad en materia de salud de la población son una de las áreas de trabajo más desconocidas de los farmacéuticos. Hay que tener claro que el farmacéutico es aquel profesional sanitario que no solo encontramos en nuestra farmacia más cercana, ya que su amplia formación académica le permite desarrollar su labor en diferentes ámbitos como la industria, hospitales, docencia e investigación, o desarrollando un papel menos visible, pero fundamental, como farmacéutico de salud pública.

La creación de la figura del farmacéutico de salud pública referenciada en la Ley de Bases de Sanidad, de 25 de noviembre de 1944, constata la gran importancia e impacto de su labor en la población. La ordenación sanitaria, la promoción y protección de la salud, la seguridad alimentaria, la sanidad ambiental o la sanidad exterior son claros ejemplos de las tareas realizadas por farmacéuticos, que dependen de la Dirección General de Salud Pública de la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública, y que tienen como principal objetivo velar por el bienestar de la población.

Los farmacéuticos de salud pública abarcan numerosos campos de actuación en materia de seguridad alimentaria, salud laboral, promoción de la salud y prevención de la enfermedad, especialmente en la sanidad ambiental. Sin embargo, son pocos los ciudadanos que saben que ellos son los profesionales sanitarios que se encargan de realizar los estrictos controles que deben pasar los alimentos y establecimientos alimentarios. En este sentido se encargan, entre otras funciones, de la vigilancia y control sanitario de la producción, transformación, distribución y venta de alimentos y productos relacionados directa o indirectamente con la comida, incluido el seguimiento y corrección de los incumplimientos de la legislación alimentaria.

Además, evalúan la idoneidad de la información contenida en el etiquetado de productos alimenticios y la adecuación de la información facilitada al consumidor de productos como el pan, el agua, el café, los zumos, las legumbres, los frutos secos, los cereales, etc. En resumen, los farmacéuticos de salud pública son los encargados de evitar riesgos alimentarios derivados de contaminaciones en la comida y posteriores intoxicaciones alimentarias por mal estado.

Entre sus funciones también destacan las actuaciones de vigilancia sanitaria y control del agua de consumo humano, así como del agua de los establecimientos y actividades de esparcimiento y ocio (piscinas, parques acuáticos, etc.), y realizan una gran labor para evitar la proliferación y dispersión de la legionella en aquellas instalaciones con probabilidad de generar la bacteria.

A nivel ambiental, son los responsables de vigilar y controlar los insectos transmisores de enfermedades infecciosas como el mosquito tigre, las pulgas o las garrapatas.

También desarrollan actuaciones de inspección de los establecimientos y servicios inscritos en el Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas de la Comunitat Valenciana (ROESB), competencia del servicio de Promoción de la salud y Prevención en el entorno laboral.

Farmacia comunitaria

Por otro lado, y en el ámbito de la oficina de farmacia, la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública recoge en su Artículo 24 que las Administraciones sanitarias “podrán prever la colaboración de las oficinas de farmacia en los programas de salud pública (…) para realizar acciones como participar en los programas y estrategias de salud pública que diseñen los servicios de salud pública y realizar actividades de promoción de la salud y prevención de enfermedades”.

Por ello, el Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia participa en numerosas campañas de educación y prevención sanitaria, orientadas a promover la mejora de la salud y el bienestar de los ciudadanos, siendo las farmacias centros de transmisión de información y educación sanitaria en materia de salud pública y sanidad ambiental. A través de estas campañas el farmacéutico comunitario desarrolla un papel fundamental en la implantación de acciones de este tipo y su difusión a la sociedad.

En definitiva, la salud pública es un bien social y debe ser garantizada desde la Administración con la participación de todos los profesionales implicados, entre los que se encuentran los farmacéuticos, cuyos amplios conocimientos sanitarios acreditan su capacidad técnica para conseguir un entorno saludable.

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