Las soluciones digitales pueden ayudar a la detección de brotes.

Fuente: Correo Farmacéutico

Una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo son las resistencias antimicrobianas y así lo ha expresado en numerosas ocasiones la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque se trata de un proceso natural, el uso indebido de antibióticos tanto en el ámbito sanitario como veterinario está haciendo que se acelere en los últimos años.

Para hablar sobre el tema se va a celebrar un encuentro en el marco del congreso de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), que se celebra en Sevilla esta semana, en el que participarán Jordi Nicolás, jefe del Sevicio de Farmacia del Hospital Universitario Mutua Terrasa (Barcelona), y Pilar Retamar, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen Macarena, de Sevilla.

Según Nicolás, en los últimos años se han producido algunos cambios con nuevas incorporaciones de antibióticos, aunque quizás estas no sean suficientes para hacer frente al creciente número de organismos resistentes. “También debemos ser prudentes en el uso para evitar que se produzcan más resistencias y perder la eficacia de estos nuevos fármacos” señaló. En este sentido, el experto explica a CF que los nuevos antibióticos, además de cubrir infecciones que han desarrollado resistencias, aportan otra ventaja, que es disminuir la frecuencia administración.

Ahora bien, apunta que todavía es posible seguir utilizando antibióticos más antiguos, que con una buena optimización de su uso, pueden aun ofrecen un margen aceptable de eficacia. Para ello, defiende que un diagnóstico temprano “aporta mucha información y aquí es donde tienen una gran importancia los equipos multidisciplinares en el marco de los programas de optimización de uso de antimicrobionas o PROA”, añade.

Soluciones informáticas

En el trabajo de estos PROA, que gestionan mucha información, un campo en el que todavía hay mucho que mejorar es en el de las soluciones informáticas y digitales que puedan ayudar en la gestión de este gran volumen de datos. “Faltan aplicaciones que nos ayuden en este sentido y que pueden ser muy importantes tanto para intentar prevenir que no aparezcan nuevas resistencias como para tratar las ya existentes”, reclama Retamar, quien aboga por la necesidad de desarrollar estas soluciones digitales que ayuden en una intervención más rápida y eficaz.

A su juicio, “hoy en día se dispone de mucha información a pie de cama. Pero estos datos se están explotando de una manera muy rudimentaria y no se aprovechan de la mejor forma posible”. Es más, apunta que un posible campo de mejora sería el de la detección de brotes. “Si a un programa le predefines lo que es un brote, podrías conseguir que las alertas se produjeran mucho antes. Ahora bien, conseguirlo implicaría mejorar la conexión entre los diferentes sistemas de información sanitaria”. La experta reconoce que en Andalucía, donde ella trabaja, están en una situación óptima, “pero no es así en todos los sitios”.

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