Este peligroso trastorno tiene su origen en un brusco cambio en la temperatura corporal

Ola de calor. Este es el enemigo que tenemos que combatir todos los veranos cuando se eleva la temperatura hasta tal punto que resulta difícil aclimatarnos a ella. Si bien es cierto que las olas de calor se pueden dar durante todo el año, tienen un mayor impacto durante el verano. Pero ¿qué es la ola de calor? Aunque no tiene una definición exacta, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ola de calor se conoce como un periodo ambiental inusualmente caliente, seco o húmedo, con una duración corta –de 2 a 3 días-. En lo que a nosotros atañe de estas subidas repentinas de la temperatura los golpes de calor son sus principales manifestaciones en nuestra salud, llegando a considerarse una urgencia médica.

No todas las personas perciben los cambios de temperatura de igual forma y, por ello, cuando la persona, ante un ascenso brusco de la temperatura, es incapaz de regular su temperatura corporal (termorregular), se conoce como golpe de calor. En estos casos, la temperatura corporal puede superar los 40 ºC. El rango de temperatura oscila entre 36,1 y 37,8 ºC y está regulada por el área del cerebro conocida como hipotálamo, aunque puede variar entre personas. La temperatura corporal interna también varía según la parte del cuerpo en la que se mida (oral 33.2-38,1ºC, rectal 37ºC, timpánica 36,5-37ºC y axilar 35,5-37,0ºC). Como cada persona, la capacidad de adaptación a las temperaturas es individual y es por ello por lo que cuando el cuerpo percibe temperaturas extremas, se desencadena una respuesta fisiológica que se adapta para que el organismo se mantenga igual, generando o perdiendo calor, según requiera. Por lo que, en situaciones de elevadas temperaturas, el cuerpo detectará este incremento de la temperatura a través de los termorreceptores, expulsando agua y calor a través de la sudoración y vasodilatación, por lo que tenderemos a deshidratarnos.

Las personas pueden percibir la temperatura del entorno de forma diferente cuando visten con prendas con materiales poco transpirables, por la radiación solar, la humedad del ambiente, la sensación térmica y el viento -que en muchas ocasiones está directamente relacionado con la localización del hogar en ciudades o zonas rurales-, por lo que la sensibilidad al calor también puede variar. Además, como ya se ha comentado, algunas personas, como niños y ancianos, son más susceptibles a los golpes de calor, al no tener la capacidad para termorregular. La edad no es el único indicativo de mayor vulnerabilidad. También las condiciones físicas del individuo, como personas con discapacidad, aquellos que realizan ejercicio físico o realizan trabajos intensos al aire libre, especialmente durante las horas de más calor (12h a 16h), enfermos crónicos (cardiopulmonares, renales, metabólicas, psiquiátricas…) y personas en tratamiento con fármacos como antihipertensivos y diuréticos, además de aquellas que consumen drogas de abuso.

Reconoce y actúa

Conocer los síntomas más frecuentes que se experimentan cuando se da un golpe de calor, es el primer paso para poder tomar medidas. Entre la sintomatología típica, se incluye:

  • Sensación de debilidad
  • Dolor de cabeza
  • Mareos
  • Pérdida de conciencia
  • Sequedad y enrojecimiento de la piel
  • Aceleramiento de los latidos del corazón (palpitaciones)
  • Orinar poco (oligoanuria)
  • Ausencia del sudor (anhidrosis)
  • Hiperventilación
  • Calambres

Es por ello por lo que, estos síntomas van apareciendo de forma progresiva mientras se realiza ejercicio físico, siendo los calambres musculares en brazos, piernas y abdomen, el primer indicativo. Este caso no resulta preocupante ya que se revierte tras la cesión de la actividad física y la hidratación. En cambio, la persona experimenta agotamiento por calor cuando advierte una sudoración excesiva que se da tras varios días de calor intenso, seguido de sensación de debilidad, fatiga, mareos, náuseas… también reversible tras permanecer en zonas más frescas y una reposición de líquidos y minerales.

Sin embargo, cuando no se puedan prevenir estos episodios y se da el golpe de calor, se debe contactar con los servicios de urgencias inmediatamente y mientras se espera a su llegada, tumbar al individuo y enfriarlo aplicando paños húmedos con agua fría. En caso necesario, se indica aflojar aquellas prendas ajustadas y retirar aquellas innecesarias, también ladear la cabeza cuando la persona tenga náuseas. La gravedad del golpe de calor dependerá de la bajada de temperatura y la reposición de líquidos y minerales.

Prevenir es la mejor opción

Como con cualquier afección, prevenir el golpe de calor es la mejor opción para no sufrirlo. En este caso, las pautas clásicas resultan eficaces, por lo que se deben ingerir muchos líquidos sin la necesidad de presentar sed, a excepción de aquellas situaciones en las que esto suponga una contraindicación médica. Sin embargo, cuando nos referimos a líquidos -aunque muchos alimentos, especialmente en verano, contienen gran cantidad de agua-, es preferible beber 2 litros de agua y evitar bebidas azucaradas, refrescos, café y bebidas alcohólicas. En cambio, se deben evitar las comidas copiosas y alimentarse con comidas más ligeras que potencien la reposición de sales perdidas debidas al sudor. Permanecer en zonas frescas evitando permanecer durante mucho tiempo en vehículos cerrados, así como exponerse durante las horas de menos calor (evitando de 12h a 16h), especialmente cuando se realiza ejercicio al aire libre. Si no puedes evitar exponerte, haz uso de gafas de sol, fotoprotector, gorra y prendas de color claro y transpirables.

Si tienes familiares de edad avanzada que tengan las facultades mentales disminuidas o son incapaces de adoptar medidas para protegerse, visítalos al menos una vez al día para asegurar que las realizan adecuadamente.

Ante situaciones de aumento de las temperaturas en las que existe riesgo de golpes de calor, no se debe subestimar la su amenaza para la salud, ya que pueden agravar la situación física en la que se encuentra la persona y empeorar su estado de salud. Por ello, es importante contactar con un profesional sanitario de forma urgente para reconocer los síntomas y dar una respuesta adecuada.

 

FUENTES:

  • Ola de Calor y Medidas a Tomar – Revisión Preliminar. Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud. 2019.
  • Golpe de calor. La visión global de la persona enferma, Sociedad Española de Medicina Interna.
  • Cuidado con el exceso de calor. Ministerio de Sanidad.
Farmacias abiertas y de urgencia más cercanas