Tras la celebración de la Semana Europea del VIH del 20 al 27 de noviembre y del Día Mundial del Sida el 1 de diciembre, el Colegio ha celebrado vía online el taller ‘Abordaje del VIH desde la Farmacia Comunitaria’. Esta formación, organizada en colaboración con AVACOS-H, tiene como objetivos actualizar los conocimientos básicos acerca del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), su patología y sus diferentes pruebas diagnósticas tanto de cribado como de confirmación.

El acto virtual ha sido presentado por Salvador Gutiérrez, farmacéutico del CIM y Atención Farmacéutica del MICOF, que ha dado la palabra a Alejandro S. Ferrer, psicólogo sanitario en AVACOS-H y en la clínica privada; responsable del programa “Prueba de VIH” y docente en diversas formaciones en la EVES relacionadas con la salud sexual (especialmente VIH), además de contar con una amplia experiencia en el ámbito de la prevención y la promoción de la salud sexual.

Ferrer ha comenzado su ponencia señalando que en España se ha experimentado una tendencia a la baja de nuevos diagnósticos respecto al año pasado, con un total de 2698 personas diagnosticadas. Sin embargo, en la Comunidad Valenciana estas cifras se han incrementado, con un total de 471 nuevas personas diagnosticadas respecto al 2019. Además, ha destacado que hay una fracción oculta de las personas diagnosticadas que son diagnósticos tardíos; esta engloba a hombres y mujeres heterosexuales que a pesar de haber tenido prácticas de riesgo muchos de ellos han preferido no realizárselas hasta que han experimentado síntomas propios del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

Ante esta situación, Ferrer ha señalado que el reto global es la disminución del número de diagnósticos mediante la prevención del VIH y la promoción de la salud sexual, un acceso al tratamiento antiretroviral -para asegurar que no se pueda transmitir la infección- e incrementar el número de personas que actualmente desconocen su estado. Y es que resulta difícil que la persona detecte si está infectada, ya que un 70% presenta síntomas propios de una infección siendo poco específicos, mientras que un 30% son asintomáticos.

Ferrer ha recordado que todas aquellas personas activas sexualmente son indicadores de infección por VIH o enfermedades definitorias de sida, al igual que aquellas que han tenido prácticas sexuales sin preservativo, compartido materiales punzantes o que hayan tenido una infección de transmisión sexual (ITS). De igual forma, las personas que quieran dejar de utilizar el preservativo con su pareja deben someterse a las pruebas correspondientes. En este sentido, existe una variedad de pruebas que se realizan en Atención Primaria, pero el profesional farmacéutico puede resultar muy útil ya que los pacientes pueden solicitar información en la Farmacia Comunitaria: las rutinarias son aquellas que requieren el consentimiento informado y en personas que no tienen sospecha de síntomas por VIH; también están las pruebas dirigidas que el paciente quiere realizarse voluntariamente; y las obligadas en las que no es necesario el consentimiento informado ya que la salud de otras personas también puede verse comprometida.

Respecto al papel de las farmacias comunitarias, Ferrer ha recalcado que estas también contribuyen al cribado, ya que los pacientes pueden realizarse el autotest dispensado en las farmacias. Durante la dispensación, los farmacéuticos pueden ofrecer un ambiente de tranquilidad en la zona atención personalizada (ZAP) en el que proporcionan información, modos de prevención para futuros casos y cómo actuar según los resultados provisionales que proporcionan las pruebas. A este respecto, ha señalado que la dispensación de VIH en las farmacias comunitarias es un éxito ya que un 55% de las personas que contactaron con el teléfono de ayuda comunicaron que se realizaron el autotest y que si no hubiera sido por este no se hubieran hecho las pruebas de otra forma.

En lo que respecta a las pruebas de cribado, Ferre ha explicado que se necesitan unas pruebas confirmatorias, ya que estas sirven de efecto embudo priorizando la detección del VIH: están las pruebas de 3º generación, que detectan los anticuerpos frente al VIH 1 y 2 (los más frecuentes) con un periodo ventana de 3 meses y las de 4º generación, que detectan los anticuerpos (sangre) y antígenos del VIH (P24) con un periodo ventana de 6 semanas (saliva). Sobre el periodo ventana ha hecho hincapié en que debe transcurrir un mínimo de tiempo entre las prácticas de riesgo hasta la realización de las pruebas para que se posibilite la detección de anticuerpos y/o antígenos, además ha recordado que estas pruebas son fiables al presentar una alta sensibilidad y especificidad.

Para finalizar, se ha concluido que es importante eliminar los estigmas que se han creado entre la sociedad para fomentar que las personas se realicen las pruebas de detección sin ningún tipo de complejo y que, de esta forma, se evitan las transmisiones.

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