OPINIÓN, por Jaime Giner (presidente del Colegio de Farmacéuticos de Valencia)

FUENTE: El Global

El ministerio de Sanidad ya ha anunciado que la campaña de vacunación contra la Covid-19 comenzará a partir del 27 de diciembre y que se contará con más de 140 millones de dosis para administrar a la población a lo largo de todo el proceso de vacunación en los 13.000 puestos de vacunación previstos por el Ministerio.

El objetivo, en palabras del ministro Salvador Illa, es que entre los meses de mayo y junio unos 20 millones de españoles hayan recibido ya la vacuna. Ante este plan tan ambicioso, es inevitable preguntarse si el Sistema Nacional de Salud está capacitado para llevarlo a cabo con plenas garantías, esto es, sin riesgos que deriven en la saturación de centros sanitarios, tanto públicos como privados. Si dispone del suficiente personal sanitario para desempeñar esta tarea o si no se dificultará, tal y como afirman los sindicatos, la atención a los pacientes, ya que según estos “ocho de cada diez centros de salud están saturados y en la mayoría de los centros se ha prescindido de la detección precoz y las revisiones”.

Desde el Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos, en reiteradas ocasiones, hemos ofrecido nuestra colaboración con la Administración. Hemos puesto encima de la mesa cinco proyectos para aprovechar el potencial de la red de farmacias de la provincia en beneficio de los ciudadanos y de los profesionales sanitarios, que son: la implementación de un canal de comunicación entre los centros de salud y las farmacias comunitarias; el Protocolo Programa Apoyo farmacéutico domiciliario en contexto COVID- 19; el programa INDICA+PRO para la implantación, integración y sostenibilidad en la práctica habitual de un servicio de indicación farmacéutica; el protocolo para la realización de test de rápidos para el control de la COVID-19 en las Farmacias Comunitarias de la provincia; y la vacunación antigripal desde la Farmacia Comunitaria que puede hacerse extensible en época COVID.

A lo largo de la pandemia, es un hecho indiscutible que la farmacia comunitaria ha estado al lado del paciente y en primera línea para que su salud no se viese afectada. Y, como profesionales farmacéuticos, nos sentimos muy orgullosos de toda ayuda que hemos podido dar a cada una de las personas que han acudido a nuestras oficinas de farmacia en los últimos diez meses, sea para garantizar el tratamiento de pacientes crónicos o simplemente para ofrecer consejo, información y tranquilidad a personas inquietas ante tanta incertidumbre. No olvidemos la inestimable labor de los farmacéuticos realizada, también, desde otras tantas áreas como hospitales, la atención primaria, los analistas clínicos, o el papel clave de la distribución que ha podido garantizar el suministro de medicamentos en los momentos más álgidos de esta pandemia. Y es que esta crisis sanitaria continúa evidenciando que apostar por la farmacia es apostar por la salud global.

Respecto a la llegada de la vacunación, ya en 2016, desde el MICOF se realizó un estudio para demostrar que desde la farmacia comunitaria se podría llevar a cabo un servicio de vacunación antigripal, de forma coordinada y protocolizada, y aumentar así la tasa de vacunación tal y como lo están haciendo ya otros 37 países.

En este sentido, y en previsión de la coincidencia de las campañas de vacunación frente a la gripe y la COVID, el MICOF, ya propuso hace meses a la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública la realización de un proyecto piloto que permitiera incorporar a la farmacia y al farmacéutico comunitario a la actual red de centros sanitarios públicos y privados donde se lleva a cabo la administración de la vacuna antigripal a la población valenciana de riesgo. Un recurso sanitario que en países como Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Irlanda, Reino Unido, Australia, Portugal o Francia ya es una realidad, como también es un hecho que si la vacunación se realizase través de la farmacia comunitaria se incrementaría de forma significativa la tasa de vacunación, además de ayudar a descongestionar y liberar la carga asistencial que soportan actualmente los centros sanitarios.

Integrar a las boticas en las estrategias de salud pública es fundamental, y respecto a la vacunación los farmacéuticos podemos reforzar y aumentar los puntos vacunales, para descongestionar la carga del sistema asistencial. Además, no olvidemos que la farmacia comunitaria ya es un establecimiento sanitario autorizado para la adquisición, almacenamiento, conservación y dispensación de medicamentos -como son las vacunas- y la propuesta del MICOF, lleva aparejada un plan de formación y el estudio de la adaptación legislativa prevista.

No queremos hacer más de lo necesario si la organización sanitaria puede asumir la demanda de la vacunación contra ambas enfermedades. Solo nos ofrecemos como un refuerzo en caso de que la red sanitaria nos necesitara, ya que, por mucho que la Administración nos relegue a una posición ajena al sistema, no dejamos de ser los profesionales sanitarios más cercanos y accesibles al ciudadano, gracias a la capilaridad de nuestra red de farmacias comunitarias. Tampoco queremos formar parte de un proyecto vacunal improvisado. Creemos que es necesaria una buena planificación y un establecimiento de unos protocolos claros de actuación y coordinación de todos los profesionales sanitarios. Sin esas dos condiciones imprescindibles, los farmacéuticos seríamos los primeros en rechazar formar parte de una estrategia que sería necesariamente fallida. Son tiempos difíciles, tiempos de cambios y de tomar decisiones y, uno de los retos de la Sanidad no es saber que el farmacéutico es un agente de salud más que está a su lado, sino contar con él para mejorar la salud de la sociedad. Esperemos que más pronto que tarde, la lógica acabe imponiéndose, que no es otra que ofrecer la mejor atención sanitaria en beneficio de la salud de toda la población. Y, para ello, apostar por la farmacia es apostar sobre seguro.

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