Las compañías farmacéuticas aunaron esfuerzos para conseguir investigar tratamientos y vacunas, al tiempo que aseguraron el suministro de medicamentos y material sanitario.

FUENTE: El Global

Un año después nadie duda del papel determinante que han jugado las compañías farmacéuticas en la lucha contra la pandemia. Su contribución para asegurar el suministro de medicamentos, productos y tecnologías sanitarias; las ayudas directas a los países y, sobre todo, la investigación realizada en estos doce meses han sido claves para que los gobiernos pudiesen avanzar.

Y es que, tal y como aseguran desde la patronal de las compañías farmacéuticas innovadoras, Farmaindustria, son tres las grandes enseñanzas que deja este primer año de pandemia. “La primera es la positiva respuesta de la industria farmacéutica ante el gran reto que se planteó en todo el mundo: encontrar cuanto antes un tratamiento o vacuna contra el coronavirus”. Y es que de inmediato se inició una carrera global sin precedentes para hallar soluciones basada en la cooperación, tanto entre compañías como entre éstas y gobiernos e instituciones públicas y privadas de investigación. Esto se ha traducido en que en menos de un año se ha puesto a disposición de la población vacunas eficaces y seguras. Un hito, señalan, “sin precedentes”.

 

“la salud no es un gasto, sino una inversión con grandes retornos para la sociedad; Invertir en el cuidado de la salud, en el sistema sanitario y en la innovación en medicamentos es hacerlo en el futuro de la sociedad”.

Porque, confiesan desde la organización, la ciencia, la innovación en medicamentos, “es la que nos está sacando de esta terrible situación”. Y precisamente es la segunda gran enseñanza: “la salud no es un gasto, sino una inversión con grandes retornos para la sociedad”. Porque, puntualizan, “sin salud no hay economía, ni bienestar tal como lo concibe la sociedad moderna. Invertir en el cuidado de la salud, en el sistema sanitario y en la innovación en medicamentos es hacerlo en el futuro de la sociedad”.

Y la tercera enseñanza para Farmaindustria se refiere al futuro del país. Un futuro que, confiesan, puede ser prometedor, con la innovación biomédica y el sector farmacéutico como motor de esa reactivación económica tan deseada. “La pandemia ha puesto de manifiesto el liderazgo del país en investigación clínica. Es una base sólida sobre la que construir una estrategia de país que permita a España consolidar un liderazgo que no sólo atraiga más inversión internacional en investigación, sino que redunde en el refuerzo del conocimiento y la calidad sistema sanitario”, apuntan.

“la biotecnología ha sido capaz de ofrecer soluciones de alto valor añadido en forma de vacunas, test de diagnóstico y tratamientos, poniendo en valor su potencial estratégico para la economía y su capacidad de generar empleo, así como su impacto positivo para el desarrollo de la sociedad”.

En la misma línea se pronuncian desde la Asociación Española de Bioempresas (Asebio). Su presidenta, Ana Polanco, recuerda que este año de pandemia ha puesto, sin duda, a la industria biotecnológica “en el punto de mira de la sociedad y el sector ha sabido responder, con una rapidez y una calidad sin precedentes”. Y es que, en concreto, señala Polanco, “la biotecnología ha sido capaz de ofrecer soluciones de alto valor añadido en forma de vacunas, test de diagnóstico y tratamientos, entre otros, poniendo en valor su potencial estratégico para la economía y su capacidad de generar empleo, así como su impacto positivo para el desarrollo de la sociedad en su conjunto”.

Durante estos meses de pandemia las empresas han trabajado para reorientar sus capacidades para dar respuesta a la emergencia sanitaria. Una lección que no se debe olvidar pues, tal y como explica la presidenta de Asebio, “debemos aprender de esa versatilidad y agilidad que la industria biotecnológica ha demostrado para estar mejor preparados frente a futuros retos sanitarios; porque España cuenta con una ciencia excelente, un talento brillante y un tejido industrial y empresarial que nos posiciona en una situación estratégica para hacer del sector biotecnológico un motor de bienestar y crecimiento económico”.


Luchando para asegurar el suministro

Una imagen difícil de olvidar es la de los aviones aterrizando en nuestro país con los entonces ansiados materiales de protección y productos sanitarios. La Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) jugó un papel protagonista para que esas imágenes sucedieran. En colaboración con Iberia y el Grupo Oesía, consiguieron abrir el ‘Corredor Aéreo Sanitario’ que conectaba Madrid con Shangai. A lo largo de más de dos meses de funcionamiento, explican desde la Federación, el Corredor ha permitido traer a España (a través de un total de 36 vuelos, con una media de 1 vuelo cada 2 días) un total de más de más de 700 toneladas de productos sanitarios (122,74 millones de equipos sanitarios).

El sector de la tecnología sanitaria también jugó un papel fundamental en los centros hospitalarios, gracias a la instalación de equipos, servicios esenciales y todo tipo de soporte técnico, a los hospitales (tanto los convencionales como los de campaña) en tiempo récord; la formación y asesoramiento técnico a los profesionales sanitarios o la prestación de terapias domiciliarias, centros de mayores, hospitales de campaña u hoteles medicalizados.
Precisamente el suministro fue uno de los principales asuntos que ocupó (y preocupó) a las compañías de medicamentos genéricos. Todos ellos, tal y como asegura el director general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg), Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, “aunaron esfuerzos para asegurar de manera rápida y eficaz el suministro de medicamentos, tanto en el entorno de la asistencia a la COVID-19 como para el resto de las patologías y dolencias”.

 

“El sector llegó a multiplicar por diez la producción de algunos de los medicamentos críticos necesarios en los tratamientos de las UCIs y veló por asegurar los stocks de las prescripciones a pacientes crónicos y agudos en las oficinas de farmacia”.

Durante la primera ola de la pandemia, explica el director general de Aeseg, el sector llegó a multiplicar por diez la producción de algunos de los medicamentos críticos necesarios en los tratamientos de las UCIs y veló por asegurar los stocks de las prescripciones a pacientes crónicos y agudos en las oficinas de farmacia. “A través de 13 centros de producción en la Península y cuatro plantas en Europa, garantizaron –y siguen garantizando– el acceso a los tratamientos de manera costo eficiente”. Y lo hicieron, puntualiza, “sin variar el precio de los medicamentos y productos sanitarios que, en algunos casos, estaban ya en unos niveles mínimos de rentabilidad. Y es que, tal y como asevera, el 96 por ciento de los medicamentos genéricos considerados esenciales por la Aemps tiene un precio inferior a 10 euros y casi el 70 por ciento está por debajo de los tres euros. Unos datos que, desde su punto de vista, demuestran el potencial del sector “como garante de la sostenibilidad financiera del SNS y de la accesibilidad de los ciudadanos a los medicamentos”. Un sector que, además, señala Rodríguez de la Cuerda, también participó en la I+D frente a la COVID-19, “suministrando medicamentos para la realización de ensayos clínicos para asegurar evidencia científica en nuevos usos.

“las compañías del sector de los medicamentos biosimilares han respondido de manera muy ágil a todos estos retos, reorganizando los procesos y reorientando las actividades”

Al igual que el resto de sectores, las compañías centradas en la producción de medicamentos biosimilares “han respondido de manera muy ágil a todos estos retos, reorganizando los procesos y reorientando las actividades”. Así lo asegura la directora general de la Asociación Española de Medicamentos Biosimilares (BioSim), Encarnación Cruz. Un sector que, además, señala, ha demostrado durante el 2020 su aportación al SNS. “El impacto presupuestario de los biosimilares en el SNS supera los 5.000 millones de euros que habrán sido liberados entre 2009 y 2022”. Unas cifras que, desde su punto de vista, muestra el potencial de un sector que puede ser clave para la sostenibilidad del sistema.

Cuando el autocuidado se convirtió en protagonista

Mascarillas, geles hidroalcohólicos y productos de autocuidado relacionados con la COVID-19 se han vuelto esenciales para todos los españoles. Algo que ha sido posible gracias al trabajo del conjunto de compañías que conforman este sector. Y es que, tal y como señala el director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp), Jaume Pey, “la industria de autocuidado ha realizado un gran esfuerzo productivo para, en unas circunstancias adversas, poner a disposición de los ciudadanos todos los medicamentos y productos de autocuidado esenciales para superar esta crisis sanitaria”. En definitiva, esta industria, puntualiza, “ha demostrado su capacidad y su resiliencia en un entorno complicado”.

“la industria de autocuidado ha realizado un gran esfuerzo productivo para, en unas circunstancias adversas, poner a disposición de los ciudadanos todos los medicamentos y productos de autocuidado esenciales para superar esta crisis sanitaria”.

Además, la asociación apostó desde el primer momento por la concienciación y la educación sanitaria de la ciudadanía como forma de colaborar a una mejor gestión de la pandemia. Así lo demuestran las campañas desarrolladas y dirigidas al público en general, que incidían en las necesarias medidas de seguridad e higiene para evitar contagios de la COVID-19.

En definitiva, la industria farmacéutica en su conjunto ha demostrado durante este año su compromiso tanto sanitario, como económico y social con el país. Lo ha hecho apostando por la colaboración, la investigación y trabajando de forma incansable para asegurar el suministro. Todo, mientras el resto del país se paraba.

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