Esta campaña se centra en aumentar las coberturas de vacunación especialmente para colectivos que pueden presentar mayor vulnerabilidad

Reducir la mortalidad y morbilidad asociada al virus de la gripe, así como reducir la enfermedad en la comunidad es el principal objetivo de las campañas antigripales. Para poder cumplir este objetivo, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) propone grupos poblacionales diana para la vacunación antigripal. Estos grupos de riesgo se pueden simplificar en: personas mayores de 65 años, personal sanitario (farmacéuticos, médicos, enfermeros, etc.), niños y adultos con alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe, personas que conviven con pacientes de riesgo, embarazadas, personas con exposición laboral directa a aves domésticas o a cerdos y trabajadores de servicios públicos esenciales (fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, bomberos, protección civil, etc.).

Vigilancia de la gripe

A lo largo de la temporada anterior, y al igual que se ha estado realizando hasta la fecha, la vigilancia de la gripe en España se nutre de diversos sistemas y fuentes de información que proporcionan una amplia visión del comportamiento de la enfermedad, así como de otros virus gripales circulantes. Estos se basan en la vigilancia centinela en Atención Primaria (AP) y en hospitales de cada comunidad autónoma. Sin embargo, debido a que surgió la pandemia de la COVID-19 durante los meses de enero y febrero de 2020, la vigilancia se ha adaptado y evolucionado a la vigilancia conjunta del virus de la gripe y COVID-19 así como cualquier otro virus respiratorio.

A partir de los sistemas de vigilancia, se ha observado que este año se ha mantenido en niveles muy bajos respecto a temporadas pasadas y sin sobrepasar el umbral epidémico establecido con un porcentaje de positividad de alrededor del 99%, además de un ligero descenso del número total de pruebas realizadas. Todo ello precisamente por el impacto de las medidas de salud pública implantadas con el fin de frenar la transmisión del SARS-CoV-2. Aunque, ¿ha sido este el único efecto que ha tenido la infección por SARS-CoV-2 en la gripe? Según ha advertido el Ministerio de Sanidad, se ha producido un efecto sinérgico entre el virus de la gripe y el virus SARS-COV-2, duplicando el riesgo de muerte en caso de coinfección. En concreto, un artículo de la revista International Journal of Epidemiology, ha concluido que las personas coinfectadas pueden sufrir consecuencias más graves de la enfermedad, lo que resulta preocupante para el Sistema Nacional de Salud (SNS), debido a que implica un incremento de la morbimortalidad y un colapso de los servicios sanitarios.

Sumado a lo anterior, debido al agotamiento de la población, las conductas sociales, la relajación de las medidas de protección y la sensación de protección de la vacunación frente a la COVID-19, los ciudadanos están reduciendo las medidas de protección individual y colectiva, entre los que destaca el distanciamiento social y el uso de la mascarilla. Por lo que el comportamiento del virus de la gripe puede ser distinto a lo que se ha observado en el hemisferio sur durante el invierno, en el que ha habido un número reducido de casos y no se ha observado un predominio de las cepas circulantes por lo que los expertos plantean que podría conllevar el resurgimiento de la gripe por la reducción de las medidas de protección individual, la reducción de restricciones de los viajes y la distancia social.

Recomendaciones para las vacunas de la gripe y eficacia de estas

Las recomendaciones proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sirven como guía para los sistemas nacionales de salud, así como a los laboratorios responsables de la producción de vacunas de la siguiente temporada (con un margen de 6 a 8 meses para la elaboración de las vacunas). A diferencia de lo que ocurre con otras vacunas, las cepas de las vacunas de la gripe deben ser evaluados y comparadas regularmente con los virus circulantes debido a que sufren constantes mutaciones. Generalmente, estas recomendaciones se realizan en el mes de febrero previo a la temporada de la gripe en el hemisferio norte, mientras que, en el hemisferio sur, se llevan a cabo en septiembre. Seguidamente, se realiza un control de casos zoonóticos, es decir, de infecciones producidas en humanos que normalmente solo afectan a animales. Por ello, las decisiones de monitorización de la actividad del virus se toman dos veces al año.

Es de destacar que, desde marzo de 2020, la actividad gripal ha desaparecido casi por completo y, por tanto, se han obtenido pocos casos y aislado pocas muestras en comparación con años anteriores. En concreto, el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España (SVGE) no ha presentado un informe final, aunque se han detectado los siguientes casos a lo largo de la temporada:

  • 2 aislamientos de virus de la gripe B por sistemas centinelas.
  • 17 aislamientos de los cuales 10 corresponden a virus B y los restantes 7 a virus A por sistemas no centinelas.

Como consecuencia, ha incrementado el nivel de incertidumbre sobre los virus gripales circulantes a lo largo de la temporada 2021-2022.

La efectividad también depende de la edad y estado de salud de la persona, así como la similitud entre los virus circulantes y aquellos con los que se han elaborado las vacunas. A pesar de que este año se ha obtenido una cantidad reducida de muestras gripales, se ha podido estudiar y caracterizar genética y antigénicamente la vacuna, lo que asegura su efectividad.

Nuevo reto: combinar la vacuna de la gripe con la vacuna de la COVID-19

Actualmente, la vacunación frente a SARS-COV-2 está siendo un éxito con aproximadamente un 79,5% de personas con al menos una dosis puesta y un 77,4% con pauta completa. Por otro lado, dada la poca importancia a la que se le atribuye a la inmunización frente a la gripe, la administración suele estar muy por debajo de los porcentajes que se pretenden alcanzar (75% en mayores de 65 años, profesionales de los centros sanitarios y sociosanitarios y un 60% en embarazadas y personas con condiciones de riesgo), por lo que se plantean nuevos retos:

  • ¿Es posible una protección cruzada entre la vacuna frente a SARS-COV-2 y la gripe?

Las vacunas protegen frente a grupos de patógenos de la misma familia. Debido a que, en este caso, los virus pertenecen a diferentes familias de virus, no están estrechamente relacionadas, por lo que la protección de una no sirve frente a la otra.

A pesar de este hecho que está respaldado por la OMS, un estudio publicado por la revista American Journal of Infection Control en junio de 2021, ha concluido que la vacunación antigripal tiene un efecto protector frente a la COVID-19. Pero, se debe destacar que en él no se tienen en cuenta las medidas de protección individual para frenar la transmisión del SARS-COV-2 adquiridas por las personas inmunizadas y las que no.

  • ¿Se podrían administrar las dos vacunas simultáneamente?

Un estudio llevado a cabo por Centro de Ensayos de la Universidad de Bristol y de los Hospitales Universitarios de Bristol y Weston NHS Foundation Trust (UHBW) ha concluido que vacunarse simultáneamente frente a COVID-19 y la gripe es seguro. De hecho, los efectos adversos notificados han sido de leves a moderados, pero ninguno ha impactado negativamente en la respuesta inmunitaria producida por las vacunas. A los voluntarios se les administró la vacuna en brazos opuestos.

Por otro lado, el CDC indica que ambas vacunas pueden ser administradas en la misma visita. La administración de ambas vacunas debe realizarse en diferentes zonas de inyección, de aproximadamente dos centímetros, para poder diferenciar e identificar con mayor facilidad las reacciones locales producidas por cada una de las vacunas. Además, médicos de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph) han señalado que la administración simultánea puede suponer un beneficio para economizar tiempo y reducir el colapso de los centros de salud.

Esto cobra gran importancia, ya que, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) respalda la administración de terceras dosis de las vacunas Comirnaty (BioNTech/Pfizer) y Spinevax (Moderna) a personas trasplantadas e inmunocomprometidas. También, se está considerando administrar una dosis adicional de las vacunas mencionadas, a personas de más de 18 años que hayan recibido una segunda dosis hace, al menos, seis meses como dosis de refuerzo. Estas declaraciones adquieren relevancia debido a que los datos emergentes señalan un descenso de la protección frente a la enfermedad leve e incluso a formas más graves. Sin embargo, es competencia del Ministerio de Sanidad tomar la decisión de administrar una tercera dosis.

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