Las reacciones medicamentosas cutáneas son bastante comunes, especialmente en la infancia.

Fuente: 20 Minutos

No es muy raro que muchas personas, al contacto con un determinado medicamento o sustancia química, experimenten una molesta reacción adversa en la piel. En conjunto, estos cuadros se conocen como toxicodermias, y es importante aprender a identificarlas y a dar con el desencadenante para evitarlo en el futuro.

¿Qué son las toxicodermias?

Las toxicodermias son un conjunto de reacciones cutáneas o en las mucosas (dermatosis) provocadas por determinados medicamentos o sustancias que ingresan en el cuerpo por vía oral, inhalatoria, parenteral, tópica o por cualquier otra. Pueden presentar distintos grados de gravedad y formas, y son más comunes en la infancia.

Los medicamentos más propensos a provocar este tipo de reacciones son los antibióticos, los anticomiciales y los analgésicos y antiinflamatorios.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas de las toxicodermias pueden variar ampliamente según el tipo de reacción. Así, por ejemplo, pueden tomar la forma de exantemas (escarlatiniformes: pequeñas máculas que pueden formar placas; morbiliformes: pápulas más grandes; y roseoliformes: máculas no confluentes que aparecen en el tronco, las palmas y las plantas), eritema fijo pigmentario (placas violáceas redondeadas, en ocasiones con ampollas), urticaria y angioedema (habones pruriginosos), erupciones acneiformes (pápulas y pústulas monoformas en frente, hombros y brazos), vasculitis (púrpura palpable en extremidades inferiores), enfermedad del suero (fiebre, artralgias y erupción morbiliforme o urticariforme), síndrome de Stevens-Johnson (necrólisis epidérmica tóxica), edema facial, fototoxia (similar a una quemadura solar), eczema y eritema descamativo.

Los cuadros suelen ser benignos y remitir por sí solos en un corto periodo de tiempo (entre la primera y la tercera semana tras la retirada del tratamiento causante). Con todo, si la reacción persiste o se agrava, o si se presenta con fiebre, conviene consultar a un especialista, ya que en raros casos las toxicodermias pueden acarrear complicaciones serias.

¿Cómo se trata?

Como señalábamos, el principal abordaje de una toxicodermia pasa por la retirada del agente causante, con lo que se debería lograr la recuperación completa pasado un corto lapso de tiempo.

Adicionalmente, se puede actuar sobre sus síntomas administrando antihistamínicos orales o, en casos moderados, corticoides.

En las instancias más graves de toxicodermia, es posible que el paciente requiera incluso ingreso hospitalario y soporte en la forma de reposición de líquidos o administración de antimicrobianos para impedir la aparición de infecciones oportunistas.

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