La rosácea es una alteración de la piel de la cara que causa enrojecimiento. No puede curarse, pero hay tratamientos que ayudan a atenuar sus síntomas y a mejorar el estado de la piel.

FUENTE: EFE

Las personas más propensas a padecer rosácea son aquellas de piel muy blanca, pelo rubio y ojos claros. Su característica principal es un enrojecimiento permanente de la cara que, de vez en cuando, empeora como consecuencia de un brote.

Aparece en medio del rostro y suele afectar a la nariz, las mejillas, la barbilla y el centro de la frente. Dicho enrojecimiento viene acompañado por la dilatación de los pequeños vasos sanguíneos llamados capilares. Esto se denomina cuperosis y puede apreciarse en forma de filamentos finos de color rojizo.

Otro síntoma de la rosácea es la aparición de pápulas y pústulas. “Muchos pacientes que padecen rosácea desarrollan granos rojos (pápulas) o granos de pus (pústulas) en la cara. Estas lesiones pueden ir y venir por temporadas o tenerlas de forma constante si no se tratan”, advierten los especialistas de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Sonrojarse...

Asimismo, indican que las personas con rosácea tienen tendencia a sonrojarse o ruborizarse con facilidad, sobre todo, tras estímulos como los cambios de temperatura, las bebidas alcohólicas o las situaciones de estrés.

La rosácea también puede provocar engrosamiento y contornos irregulares de la superficie de la piel de la nariz, la frente, los pómulos, el mentón, las orejas y los párpados.

Además, esta patología causa con frecuencia síntomas oculares, por ejemplo, sensación de tener arenilla en los ojos, quemazón, picor, entre otros. En casos aislados puede producirse una inflamación de la córnea, lo que afecta a la visión.

La protección solar, mejor aliada

Los expertos de la AEDV indican que las personas con rosácea deben protegerse del sol utilizando a diario cremas fotoprotectoras con un factor de protección solar alto y con complementos que bloqueen el paso del sol como sombreros y sombrillas. En climas fríos, recomiendan abrigarse la cara con una bufanda.

Desde la AEDV aconsejan el uso de cremas faciales hidratantes e hipoalergénicas o específicas para pieles con rosácea y señalan que es recomendable el uso de jabones suaves y seguir ciertas pautas como no frotar de forma enérgica la cara ni con las manos ni con ningún utensilio.

Los dermatólogos de la AEDV desaconsejan las lociones alcohólicas, que suelen estar presentes en muchos desmaquillantes y productos para el afeitado. En caso de utilizar maquillaje, recuerdan que los productos que contienen pigmentos verdes pueden ayudar a disimular las rojeces.

Por último, subrayan que hay que evitar el uso de cremas de corticoides, salvo si han sido prescritas por el dermatólogo. “Los corticoides tópicos, cuando se usan de forma inadecuada, pueden empeorar la rosácea”, advierten.

¿Qué tratamientos existen contra la rosácea?

Además de estas medidas generales para cuidar las pieles con rosácea, existen diferentes tratamientos que pueden ayudar a paliar los síntomas de esta patología. Uno de ellos son los tratamientos tópicos, es decir, medicamentos en forma de crema o loción que se aplican directamente sobre la piel.

La rosácea también se puede tratar mediante la toma de medicamentos por vía oral. Estos medicamentos pueden ser de varios tipos y entre ellos se encuentran los antibióticos.

Los especialistas de la AEDV aclaran que la rosácea no es una enfermedad infecciosa y los antibióticos se utilizan por su capacidad antiinflamatoria y para reducir el número de bacterias habituales en la piel.

Otro medicamento que los dermatólogos pueden prescribir para combatir determinados tipos de rosácea es la isotretinoína. Por lo general, se utiliza en dosis bajas. En las mujeres en edad fértil requiere de control anticonceptivo por sus efectos nocivos sobre el feto.

Asimismo, los tratamientos con láser o con luz pulsada permiten combatir los signos de la rosácea en la piel. “El tratamiento de la rosácea se basa en la gravedad de sus signos y síntomas. Es indispensable partir de un buen diagnóstico para que sea eficaz", explica la doctora Carmen Martín, especialista en medicina estética.

"Aunque existen diferentes métodos para mejorar estas lesiones vasculares, -añade- la luz pulsada ha demostrado su eficacia en el tratamiento de estos problemas”.

La especialista detalla que para realizar este procedimiento primero se limpia la piel, aunque no haya que desmaquillar, para que la luz traspase sin obstáculos las distintas capas hasta llegar a los vasos sanguíneos.

No obstante, antes de aplicar la luz hay que extender un gel aislante para atenuar el efecto del calor sobre la piel.

Tratamiento de luz pulsada

El tratamiento consiste en aplicar la fuente de luz pulsada intensa directamente sobre las zonas afectadas. Las ondas de luz pasan a través de la piel y llegan hasta los capilares para actuar sobre la hemoglobina, causante del color rojizo de la piel.

Según explica la doctora Martín, este tratamiento cierra los vasos sanguíneos excesivos y neutraliza los factores que alimentan el proceso inflamatorio y causan su evolución crónica. El número de sesiones va a depender del tamaño y la gravedad de las afecciones.

Por su parte, las personas en las que la rosácea provoca problemas oculares pueden utilizar lágrimas artificiales para mejorar la sequedad. No obstante, si los síntomas son más graves, es necesario acudir a la consulta de un oftalmólogo para que valore si es necesario recurrir a tratamientos más específicos.

Por otro lado, algunos varones con rosácea pueden experimentar un engrosamiento progresivo de la piel que afecta sobre todo a la nariz, lo que se conoce como rinofima. Esto es excepcional en mujeres.

Las personas con este problema, además de seguir el tratamiento habitual para la rosácea, pueden beneficiarse de terapias con láser o incluso de cirugía para eliminar el engrosamiento de la piel.

En definitiva, las pieles con rosácea necesitan determinados cuidados de manera continua y los tratamientos deben ser adecuados para cada fase de la enfermedad.

“No podemos hablar de un tratamiento único, temporal y curativo (aunque excepcionalmente en algún caso pueda suceder), sino de un tratamiento constante de la piel con rosácea a lo largo de los años hasta que la propia naturaleza haga desaparecer la enfermedad”, subrayan los especialistas de la AEDV.

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