El país caribeño sufre la mayor epidemia de la enfermedad desde 2019, agravada por la reducción de fumigaciones por las restricciones de combustible

Fuente: El País

Los hospitales españoles han detectado en las últimas semanas un fuerte incremento de casos de dengue en viajeros procedentes de Cuba, país que sufre una fuerte epidemia de esta enfermedad infecciosa causada por un virus y transmitida por la picadura de mosquitos del género Aedes. Los datos disponibles ofrecidos por las comunidades autónomas son aún provisionales y es previsible que aumenten en próximas fechas por los retrasos de notificación, pero ya muestran que cerca de dos terceras partes del centenar largo de diagnósticos notificados este verano en España —Cataluña, Murcia, Castilla-La Mancha y Canarias no han ofrecido datos— procede de la isla caribeña.

“Tras dos años de pandemia, en los que hubo pocos casos importados por las restricciones de viajes, estamos volviendo a los niveles de 2019 y veranos anteriores. La particularidad ahora es que la mayoría de turistas enfermos vienen de un solo país, que es Cuba”, explica Marta Díaz Menéndez, responsable de la Unidad de Patología Importada y Salud Internacional del Hospital Carlos III (Madrid).

Este centro sanitario ha atendido en las últimas dos semanas a 15 enfermos de dengue, de los que 13 procedían de Cuba. A este país había viajado “la mayoría” de los 36 pacientes atendidos en la Comunidad de Madrid y nueve en Andalucía; la mitad de los 14 en la Comunidad Valenciana; seis de los ocho de Navarra; y los dos hospitalizados en Extremadura, según los datos ofrecidos por las comunidades que incluyen el dato del país del que viajaron los pacientes.

“No es algo que ocurra solo en España. Pertenecemos a una red internacional de centros especializados en medicina tropical y otros países han observado el mismo fenómeno”, añade Díaz Menéndez. Cuba es también el primer país de origen de los casos de dengue importado diagnosticados en Francia —44 de los 123 positivos detectados hasta el pasado día 26—, mientras 193 de los 216 turistas afectados en Florida (Estados Unidos) también procedían de la isla.

El dengue es una enfermedad causada por un virus del género Flavivirus, del que existen cuatro serotipos denominados del 1 al 4 que circulan de forma endémica en la mayoría de las zonas tropicales del mundo. Aunque hasta el 80% de las infecciones cursan de forma asintomática, el resto de los casos produce fiebre elevada y una erupción cutánea, entre otros síntomas, y un pequeño número de pacientes (menos del 5%) desarrollará cuadros graves como el dengue hemorrágico que llegan a ser mortales hasta en una tercera parte de los casos.

“Esto ocurre si el enfermo no recibe el tratamiento adecuado, por lo que es importante requerir asistencia médica en caso de haber viajado a un país endémico y desarrollar síntomas”, afirma Díaz Menéndez. Aunque no existe tratamiento específico en forma de antiviral, “la mortalidad se reduce muchísimo si el paciente recibe durante la fase grave un buen apoyo vital en una unidad hospitalaria”, añade esta especialista.

Pasar la enfermedad confiere inmunidad durante el resto de la vida para el serotipo que ha causado la infección, pero de corta duración para las otras tres. “Sufrir una segunda infección con otro serotipo aumenta el riesgo de desarrollar un cuadro grave y esto complica la situación de Cuba y otros países de la zona, porque en ellos están circulando de forma simultánea los serotipos 1, 2 y 3″, precisa Manuel Linares Rufo, presidente de la Fundación iO, especializada en medicina tropical y del viajero.

“Hay una elevada circulación del virus del dengue en la zona del Caribe, Brasil y otros países latinoamericanos, pero la situación es especialmente complicada en Cuba, un país al que los españoles viajan mucho. Allí ha coincidido el pico epidémico que se produce de forma natural cada cuatro o cinco años con factores locales como las restricciones de combustibles que limitan el número de fumigaciones y la reducción de las labores de prevención durante la pandemia”, explica Linares Rufo.

Los datos ofrecidos por el Ministerio de Salud Pública de Cuba muestran que el país sufre este verano la peor epidemia de dengue de los últimos años, con casi 12.000 casos notificados en la tercera semana de agosto. De seguir esta tendencia —la circulación del virus se multiplica en la temporada de lluvias, entre mayo y finales de octubre—, las cifras de esta temporada dejarán pequeñas las registradas en 2019, último año en el que la isla caribeña alcanzó un pico epidémico. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ese año fueron detectados más de tres millones de casos en el continente americano, de los que 28.000 fueron graves y causaron 1.534 fallecimientos.

La principal forma de transmisión del virus del dengue es a través de la picadura de los mosquitos Aedes, aunque también pueden producirse contagios por contacto con la sangre de un enfermo, de madre a hijo durante el parto y, de forma muy excepcional, por vía sexual. El Hospital Ramón y Cajal diagnosticó en 2019 uno de los primeros casos del mundo de transmisión de la enfermedad de esta forma.

Los expertos recomiendan informarse bien de la situación de la enfermedad en el país al que se vaya a viajar. “Es importante prevenir las picaduras de mosquito con el uso de repelentes y ropa que cubra la mayor parte posible del cuerpo, especialmente si se sabe que ya se ha pasado la infección una vez”, aconseja Linares Rufo. En el caso de que el viajero empiece a desarrollar síntomas, debe evitarse tomar ibuprofeno u otros AINEs similares para mitigar la fiebre y el malestar. “El tratamiento indicado es el paracetamol, porque el dengue produce una caída de plaquetas que el ibuprofeno agrava y es contraproducente tomarlo”, añade este experto.

El dengue fue una de las enfermedades, como la fiebre amarilla, erradicadas en Europa a principios del siglo XX gracias a la eliminación del mosquito Aedes aegypti en las ciudades costeras. Este insecto no es capaz de sobrevivir a los inviernos mediterráneos, pero las características de la navegación de la época propiciaban reintroducciones anuales en primavera y verano que causaban importantes brotes epidémicos.

La situación ha cambiado con la irrupción del Aedes albopictus, más conocido como mosquito tigre y cuyos huevos sí sobreviven al frío moderado, que en las dos últimas décadas se ha establecido en zonas de España como la costa mediterránea, algunos puntos del valle del Ebro y localidades de la cornisa cantábrica. La presencia de esta especie —capaz de transmitir el dengue y otros virus como el zika y el chikungunya— y la llegada de viajeros infectados de zonas endémicas ha propiciado en los últimos años pequeños brotes de dengue en España, algo que también ha ocurrido en países europeos como Francia, que este verano ha registrado siete contagios locales.

Para prevenir estos casos, las administraciones han desarrollado protocolos que tratan de seguir el rastro de los casos importados de dengue tras su llegada a España en aquellas zonas con presencia de mosquito tigre. “El proceso se inicia en los hospitales. Se realiza una encuesta epidemiológica al paciente para saber dónde ha estado y si le han picado mosquitos. Luego visitamos los lugares en los que ha pasado la fase de viremia [cuando la presencia del virus en sangre es más elevada y este puede infectar al mosquito] para eliminar los focos de crianza. Con el uso de trampas también vigilamos si hay mosquitos portadores del virus, en cuyo caso se emprenden medidas más activas para acabar con los ejemplares adultos de la zona”, detalla Núria Busquets, especialista en arbovirus y mosquitos en el IRTA-CReSA, centro dedicado a la investigación en sanidad animal de la Generalitat de Cataluña.

 

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