Consiste en favorecer el proceso de parto fisiológico con la mínima intervención profesional y las máximas garantías de seguridad

Es un hecho que a la mujer, en el momento del parto, le beneficia una atmósfera de intimidad y de recogimiento, así como de seguridad física y emocional. El cuerpo de la futura madre está preparado para ello. Es algo natural, fisiológico. Además, dar a luz muchas veces no depende de la madre, sino que es el bebé el que suele ‘mandar’, por lo que si la mami está tranquila, calmada, todo fluirá mejor.

“Durante el alumbramiento es de enorme importancia el estado emocional de la madre y cómo influye el soporte emocional y el trato que recibe, así como las condiciones y el ambiente en el que transcurre el parto; algo que puede condicionar totalmente el progreso del mismo”, advierte la doctora Isabel María Blanco Herráez, jefa del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Quirónsalud Marbella .

De hecho, las primeras recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto a los partos no se refieren a los aspectos técnicos, sino que hacen directamente referencia a los aspectos emocionales y psicológicos: debe fomentarse una atención obstétrica crítica, con una atención médica respetuosa con los aspectos emocionales, psicológicos y sociales del parto.

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