En momentos de brotes epidémicos, como el de ahora de gripe B, los test son realmente útiles. Nos hemos acostumbrado a los de Covid, pero son una excepción legislativa que podría mantenerse

"Tenemos un mensaje simple para todos los países: test, test, test". Han pasado casi tres años desde que Tedros Adhanom, el director general de la OMS, pronunciase estas palabras. En este tiempo las circunstancias han cambiado de forma notable pero los test siguen siendo una herramienta clave a la hora de controlar la pandemia, pero no solo: también son muy útiles en la detección de gripe A y B, gracias a las pruebas que combinan el Covid con estas otras patologías.

Esa utilidad se ve especialmente en momentos de pico como el que precisamente vivimos ahora de gripe, brote absolutamente inusual en otras temporadas. La razón: debido a que no hemos estado expuestos a esos virus durante la pandemia, este invierno se adelantó el brote, que normalmente comienza en noviembre y diciembre (y llega a su pico en enero). En ese caso fue gripe A, pero los que se están registrando ahora en las consultas son gripe B, según el último informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (Sivira), que elabora el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). En el correspondiente a la semana 5 de este año (del 30 de enero al 5 de febrero), la tasa de positividad de gripe registrada en atención primaria había aumentado por tercera semana consecutiva, situándose en el 24,8%, observándose las mayores tasas entre los menores de 15 años.

Noticia completa en El Mundo.

 

Farmacias abiertas y de urgencia más cercanas