La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son patologías inflamatorias intestinales que produce inflamación crónica que comúnmente afecta a la parte inferior del intestino delgado, grueso o ambas.

En el 35% de los casos de la enfermedad de Crohn solo afecta al intestino delgado, el 20% solamente el intestino grueso y el porcentaje restante afecta tanto al intestino delgado y al grueso. Sin embargo, puede afectar cualquier parte del tubo digestivo.

En cambio, la colitis ulcerosa destaca debido a que siempre afecta al recto, una característica poco común en la enfermedad de Crohn. Además, pueden darse complicaciones alrededor del ano y son frecuentes las infecciones.

Cuando la persona tiene una de estas enfermedades, ¿todas las partes del tubo digestivo están afectadas? No. A lo largo del tubo digestivo pueden darse áreas preservadas, es decir, segmentos con sus funciones propias intercaladas con zonas comprometidas.

A lo largo de las últimas décadas, el número de personas afectadas por esta patología ha incrementado, especialmente a personas del norte de Europa o con ascendencia anglosajona. Asimismo, suele afectar a varios miembros de la misma familia siendo la edad de inicio entre los 14 y los 24 años. No obstante, algunas personas pueden sufrir su primer brote entre los 50 y 70 años.

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Las personas que sufren estas enfermedades inflamatorias intestinales pueden preguntarse, ¿cuál es la causa? ¿los síntomas que experimento son comunes? Por tanto, a continuación, vamos a dar respuesta a estas preguntas frecuentes.

Respecto a las causas, todavía no están definidas. No obstante, los expertos creen que está relacionado con la disfunción del sistema inmunitario provocada por una sobrerreacción del intestino para hacer frente a ciertos alimentos, agentes ambientales o infecciosos. Existe otra vertiente que indica que hay una predisposición genética a tener una disfunción del sistema inmunitario.

Entre los síntomas más comunes en la enfermedad de Crohn son el dolor abdominal de tipo cólico, la diarrea crónica (a veces con sanguinolenta cuando el intestino grueso está afectado), fiebre, inapetencia seguida de pérdida de peso. Estos síntomas son frecuentes en las personas que lo sufren cuya duración oscila entre varios días o semanas, resolviéndose solos. Mientras que reaparecen a intervalos irregulares pudiendo ser leves o graves e incluso después de haber extirpado aquellos segmentos enfermos. Por el momento tampoco están claros los desencadenantes de nuevos episodios ni qué provoca la inflamación del intestino.

Entre las complicaciones que pueden darse por la inflamación son:

  • Obstrucción intestinal.
  • Perforación del intestino (ruptura).
  • Abscesos en el abdomen (bolsas de pus de la infección).
  • Fístulas (canales de conexión anómalos entre intestino y piel u otros órganos).
  • Fisuras (desgarros) y abscesos anales.
  • Cáncer de colon.

Impacto en la vida diaria

Las implicaciones de la enfermedad en la vida cotidiana de las personas afectadas pueden tener efectos negativos para el rendimiento a diferentes niveles. A nivel laboral afecta debido a que las personas experimentan fatiga, aseguran falta de control sobre su cuerpo e inseguridad por su futuro laboral.

Asimismo, tiene implicaciones negativas en la salud mental de las personas debido precisamente a que experimentan altos niveles de frustración, malestar e incertidumbre por la eficacia de los tratamientos, así como por el temor a una recaída. Por eso a medida que surgen estos pensamientos, más puede influir en la evolución de la patología.

Tratamiento

El tratamiento para la enfermedad de Crohn incluye una mezcla de diferentes tipos de medicamentos tanto de alivio sintomático como para tratar afecciones.

Para el tratamiento sintomático se utiliza los medicamentos antidiarréicos que alivian los retortijones y la diarrea, así como los aminosalicilatos, utilizados para reducir la inflamación. En el caso de los corticoesteroides reducen drásticamente la fiebre y la diarrea, alivian el dolor abdominal, la hipersensibilidad al tacto y aumenta la sensación de bienestar y el apetito.

Adicionalmente, también se recomiendan los fármacos inmunomoduladores. Estos disminuyen la acción del sistema inmunitario y son especialmente útiles para asegurar largos periodos de remisión, mejorar la condición de la persona, reducir el uso de corticoesteroides y servir para tratar las fístulas.

Debido a que tienen una dosis y posología muy controlada y espaciada en el tiempo, hasta después de 1 a 3 meses desde el inicio del tratamiento, los beneficios ni las reacciones adversas son visibles.

Por otro lado, dentro del abanico de tratamientos están incluidos los medicamentos biológicos. Se trata de moléculas complejas que proceden de organismos vivos (microorganismos, animales o humanos) y que actúan sobre dianas específicas en comparación con fármacos tradicionales. Una definición más exacta es que los medicamentos biológicos son anticuerpos monoclonales dirigidos contra el factor de necrosis tumoral-alfa (TNF-α), en otras palabras, actúan uniéndose a ciertas células, virus, bacterias, etc. para ayudar al sistema inmunológico reconozca a las células como extrañas y así, combatir enfermedades más rápido. Por tanto, los medicamentos biológicos actúan bloqueando sustancias o moléculas de la respuesta inflamatoria para evitar que reaccione contra la mucosa intestinal y provoque inflamación. ¿Cuándo están indicados? Especialmente para personas intolerantes a corticoides y cuando no hay mejoría tras el uso de corticoides o inmunosupresores. Además, pueden utilizarse en combinación con fármacos inmunosupresores como es la azatioprina.

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