Los expertos explican cómo la falta de sueño puede alterar la microbiota y afectar al apetito, aumentar la ansiedad por comer e influir en el peso.

El sistema digestivo, además de convertir los alimentos que tomamos en energía y material de desecho, es un órgano que está en comunicación constante con el cerebro.

En el intestino se encuentra el sistema nervioso entérico, encargado de “avisar” al cerebro cuando tenemos hambre y cuando estamos saciados, entre otras cosas relacionadas con el aparato digestivo. En él viven millones de bacterias que intervienen en muchos procesos metabólicos, es lo que se conoce como microbiota intestinal.

Este conjunto de microorganismos influye en el sistema inmunológico, en el equilibrio hormonal, en el estado de ánimo y en la función cerebral.

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