En bebés prematuros, su uso se ha vinculado con una mayor ganancia de peso, un mejor tránsito intestinal y el alta hospitalaria más temprana

Chupete en inglés se dice pacifier (pacificador) y también dummy (tonto, maniquí, ficticio). Este idioma es bastante clarificador de lo que significa un chupete para un bebé y su natural instinto de succión. No hay duda de su capacidad para relajar a un niño inquieto: calma su llanto, le ayuda a conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor ante procedimientos desagradables, como una extracción de sangre, o durante el habitual y temido cólico del lactante. Pero la Asociación Española de Pediatría (AEP) cuenta a Correo Farmacéutico que sus principales beneficios son otros: está demostrado que el chupete disminuye la estancia de los niños prematuros en los hospitales y el riesgo de muerte súbita infantil.

La AEP define síndrome de muerte súbita del lactante como la muerte repentina de un niño de menos de un año cuya causa no puede ser explicada después de una minuciosa investigación. Colocar al bebé boca arriba es quizá el factor protector más conocido. El uso del chupete durante el sueño, sea nocturno o diurno, es otro.

Esta reducción del riesgo de muerte súbita se produce porque el chupete favorece la correcta colocación de la lengua y la respiración y evita que obstruya las vías respiratorias.

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