Un nuevo estudio confirma que muchas de las ITS se diagnostican a edades muy precoces. Los expertos piden mejorar el cribado para detectar a tiempo todas estas infecciones

En cuarenta años, el giro ha sido de 180 grados. El VIH ha pasado de ser casi una sentencia a muerte, a un virus con el que se puede convivir de forma plena. Los avances en los tratamientos así lo han permitido. Las campañas de prevención también han servido para reducir de manera importante los contagios de esta infección. Sin embargo, aún se detectan alrededor de 3.000 casos cada año en España. La incidencia continúa siendo alta y lo cierto es que la percepción de riesgo ha bajado.

“El diagnóstico precoz es interesante en cualquier patología médica para actuar a tiempo y prevenir daños evitables. En el caso del VIH, determina si un paciente se encuentra en fase preclínica (antes de que aparezcan síntomas) o, por el contrario, en fase sida, con complicaciones médicas potencialmente letales y, en muchos casos, lesiones irreversibles”, explica Víctor Morales, especialista en medicina interna en el Hospital Vithas Sevilla.

El especialista comparte la idea de que, en general, la población conoce el VIH, “pero ha bajado mucho la percepción de riesgo en cuanto a que se ha convertido en una enfermedad crónica con la que se pueden vivir muchos años con calidad de vida y sin menoscabo de la autonomía, se llega incluso a hablar de olvido generacional de lo que implica una infección. Por ello, las medidas de salud pública y los esfuerzos educativos son ahora fundamentales”.

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