La rigidez de la piel va acentuándose con la edad, lo cual no sólo tiene implicaciones físicas, sino de señalización que puede producir una alteración de los vasos sanguíneos o el crecimiento de otros nuevos que suministran nutrientes a los tumores e incrementen el riesgo de ciertos cánceres como el melanoma

El melanoma es la forma más letal de cáncer de piel y sus principales víctimas suelen ser pacientes de edad más avanzada. Experimentan más recurrencias después del tratamiento y tienen más probabilidades de que sus tumores se diseminen o hagan metástasis en otras partes del organismo. Al respecto, un nuevo estudio del Johns Hopkins Kimmel Cancer Center (EEUU) demuestra que una mayor rigidez en la piel envejecida aumenta la liberación de una proteína llamada ICAM1.

Según se explica en dicho trabajo, publicado en ´Nature Aging´, los niveles elevados de ICAM1 estimulan el crecimiento de vasos sanguíneos en el tumor, ayudándolo a crecer. También hace que dichos vasos tengan "fugas", lo que permite que las células tumorales escapen y se propaguen por todo el organismo más fácilmente.

"A medida que envejecemos, la rigidez de nuestra piel cambia, lo cual no sólo tiene implicaciones físicas, sino de señalización también y puede provocar un aumento en el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos o una alteración de la función de estos", explicó el prof. Ashani Weeraratnadirector asociado de investigación de laboratorio en el Centro Oncológico Kimmel y profesor de oncología en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Según recuerdan estos científicos, investigaciones anteriores realizadas por Weeraratna y su equipo demostraron que una proteína llamada HAPLN1 ayuda a mantener la estructura de la matriz extracelular, una red de moléculas y minerales que brindan soporte estructural para mantener la piel flexible. A medida que las personas envejecen, liberan menos HAPLN1, lo que hace que la piel se ponga rígida.

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