Dependiendo de si la piel es grasa o seca, será más recomendable utilizar un tipo de esponja concreto. Aun así, hay dudas acerca de si es mejor hacer uso de estos productos o de la mano cuando de enjabonarse se trata

En la lista de momentos de mayor placer, darse una ducha entra en el top de muchas personas. Y se da no sólo para aclarar el cuerpo, sino también las ideas. Pero, dejando de lado los minutos de reflexión a los que induce un chorro de agua caliente, centrémonos en aspectos más prácticos del baño, como cuál es la mejor forma de enjabonarse.

“La piel es la barrera hidrolipídica que nos protege de las agresiones externas, por lo que debe estar sana para ejercer su función”, recuerda Concetta D’Alessandro, médico del equipo de dermatología del Instituto de Dermatología Integral (IDEI). Según la experta, “en la actualidad, es habitual que nos duchemos todos los días, incluso dos veces si se hace deporte, por lo que es recomendable utilizar la mano para lavarnos al ser suficiente para arrastrar cualquier rastro de suciedad o de sudor que se pueda acumular”.

Acerca del uso de esponjas, la especialista advierte que son un caldo de cultivo ideal para alojar bacterias e, incluso, moho, “ya que se suelen guardar en la misma zona de la ducha o el baño y no se aclaran o se secan adecuadamente”. En este sentido, aconseja enjuagarlas bien y dejar que se sequen al sol después de cada uso, o bien lavarlas con ingredientes naturales como el vinagre o el bicarbonato. “Tanto el sol como estos productos tienen una acción bactericida”, indica la dermatóloga, quien reconoce que no siempre se tiene tiempo para esta tarea o se olvida. Por ello, es recomendable cambiar la esponja cada tres o cuatro semanas: “Aunque la guardemos en una zona del baño sin usarla a diario, las bacterias la encuentran como el lugar ideal para reproducirse y proliferar”.

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