El exceso de información a través de las nuevas tecnologías podría derivar en estrés. El hiperestímulo, la hiperconectividad y la propia luz de las pantallas desconfiguran nuestro reloj biológico

Según nos explica Carlos Cenalmor, psiquiatra y psicoterapeuta especializado en burnout y tratamiento del estrés, «nuestro cerebro no está diseñado para gestionar las grandes cantidades de información que recibe en la actualidad». Por lo tanto, tiene que esforzarse de manera especial y estresarse para manejar ese volumen de datos y estímulos.

Es un hecho que vivimos en una era hiperconectada. Un trabajador de casi cualquier ámbito recibe mucha más información que la que recibía hace unos años alguien en su misma situación. El contacto con los compañeros y con los jefes sucede de manera permanente a través de correos electrónicos, notificaciones de aplicaciones y chats de empresa.

Desde la década de 1980 se habla del concepto de tecnoestrés. Sin embargo, el aumento del trabajo remoto en los últimos 5 años fue un acelerador del fenómeno, que ahora nos explica el Dr. Cenalmor.

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