Un nueva investigación estadounidense ha alerta sobre el aumento del vapeo de THC, CBD y cannabinoides sintéticos entre los adolescentes. Los expertos advierten además del desconocimiento de los jóvenes acerca de lo que están consumiendo

Los vapeadores se han impuesto como una de las nuevas formas de fumar entre los jóvenes en los últimos años. Presentado como un sustituto más seguro del tabaco convencional, en realidad es una puerta de entrada al mismo. De su aumento da buena cuenta la última Encuesta Sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas y Secundarias (ESTUDES 2023): un 54,6% de los adolescentes de entre 14 y 18 años reconoce haber probado alguna vez en su vida cigarrillos electrónicos, lo que supone un 10,3% más respecto a la cifra del informe anterior, correspondiente a 2021.

No hay evidencia científica suficiente todavía acerca de los efectos en la salud del consumo de estos nuevos productos a largo plazo, pero no es necesario esperar la llegada de estudios para que los expertos zanjen el debate con rotundidad: no, los vapeadores no son inocuos. Para empezar, no generan vapor, como se tiende a creer, sino aerosoles, es decir, pequeñas partículas sólidas suspendidas en un gas y que al inhalarse quedan atrapadas en los pulmones. Y, para continuar, el humo generado contiene nicotina, alquitrán, nitrosaminas y formaldehídos, componentes tóxicos incluidos en el tabaco de toda la vida.

El documento ESTUDES también desgrana el contenido de estos dispositivos para concluir que un 1,7% de los chicos consume cigarrillos electrónicos con nicotina y cannabis o sólo cannabis, cifra que se reduce al 1,2% en el caso de las mujeres. Aunque puedan parecer datos desestimables, un nuevo estudio pone el foco sobre ellos. Más en concreto, sobre el aumento del vapeo de THC, CBD y cannabinoides sintéticos entre adolescentes.

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