Compañera del departamento de Servicios Asistenciales Farmacéuticos y Formación

Nuestra compañera y farmacéutica María Gil defendió con éxito su tesis doctoral con el título “Resultados de la implantación del servicio de cribado de deterioro cognitivo en farmacia comunitaria”, la cual recibió la distinción honorífica CUM LAUDE en un acto celebrado el pasado 24 de julio en el Palacio de Colomina de la Universidad CEU Cardenal Herrera.

El proyecto inició en 2020 y participaron farmacias comunitarias de la provincia de Valencia. Su trabajo parte de la creciente necesidad de detectar a tiempo los primeros indicios de deterioro cognitivo en una población que envejece progresivamente, y propone aprovechar la accesibilidad y la cercanía de la farmacia comunitaria para ofrecer un servicio de cribado basado en protocolos validados.

Cada farmacia participante recibió formación específica y participó en sesiones de trabajo en las que se explicó el procedimiento: identificación proactiva de personas usuarias con queja subjetiva de memoria —bien porque ellas mismas lo solicitaran, bien por iniciativa del personal farmacéutico—; obtención de consentimiento informado; recogida de datos sociodemográficos y clínicos; aplicación de las pruebas correspondientes; y derivación al médico de aquellas personas que cumplían con una serie de criterios de derivación previamente consensuados.

Los resultados reflejaron una alta aceptación por parte de la población: más del 70 % de quienes recibieron la propuesta de cribado accedieron voluntariamente a participar. Se confirmó que la hipertensión, el aislamiento social y los síntomas de depresión se asociaban de manera significativa con puntuaciones superiores en los test de deterioro cognitivo, mientras que actividades intelectuales habituales —lectura, uso de Internet, participación en talleres culturales— y un nivel educativo más elevado ejercieron un efecto protector. Un análisis mediante árbol de decisión permitió diseñar un sistema de priorización para la derivación clínica basado en la edad de la persona, su nivel de estudios y la calidad del sueño, facilitando así una mejor asignación de recursos y atención a quienes presentaban mayor riesgo.

Un hallazgo clave fue la elevada prevalencia de consumo de antidepresivos entre quienes manifestaron quejas de memoria, lo que sugiere una posible relación bidireccional entre depresión y deterioro cognitivo, y exige una coordinación más estrecha entre farmacéuticos, médicos de atención primaria y especialistas de salud mental. En su tesis, María Gil subrayó la importancia de la detección, el registro del tratamiento y la derivación precoz por parte del farmacéutico, evitando así demoras que puedan agravar el pronóstico del paciente.

La defensa del trabajo recibió valoraciones muy positivas por su solidez metodológica, la claridad en la presentación de los resultados y la aplicabilidad práctica de las recomendaciones. Entre sus principales conclusiones, María propuso la estandarización de los protocolos de cribado, la implementación de herramientas digitales para el registro y seguimiento de datos, y el desarrollo continuado de programas de formación para el colectivo farmacéutico. Asimismo, destacó la necesidad de un diálogo permanente con atención primaria y especializada que, junto con las asociaciones de personas afectadas, garantice un abordaje verdaderamente multidisciplinar.

En definitiva, la tesis de María Gil aporta una base empírica robusta que respalda la incorporación del cribado de deterioro cognitivo a la cartera de servicios profesionales de la farmacia comunitaria, en consonancia con las políticas de envejecimiento activo y salud pública. Este servicio no solo mejora la detección temprana, sino que refuerza el papel del personal farmacéutico como agente de salud de proximidad, prestando una atención más integral y eficaz a la ciudadanía.

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