Un nuevo estudio señala que la capacidad cardiorrespiratoria es mucho más crucial para predecir el riesgo de mortalidad por cualquier causa que el peso de una persona

Entre los pilares de salud reconocidos y aceptados por las principales autoridades médicas y sanitarias se hallan la buena nutrición, el ejercicio físico, el sueño reparador y la relajación. Todos ellos contribuyen, de alguna u otra manera, a mantener nuestro cuerpo en forma y en unos rangos de peso saludables, dos condiciones consideradas indispensables para tener más probabilidades de vivir una vida larga y libre de enfermedad. Un estudio reciente con datos de casi 400.000 personas, no obstante, parece indicar que el estado de forma, determinado por la capacidad cardiorrespiratoria, resulta mucho más crucial para predecir el riesgo de mortalidad por cualquier causa que el peso de una persona.

“El hallazgo principal de nuestro estudio es que la capacidad cardiorrespiratoria, descrita por el consumo máximo de oxígeno (VO₂ pico), es un predictor importante de la mortalidad por cualquier causa y por enfermedad cardiovascular. Una vez que los datos se ajustaron por VO₂ pico, las categorías de índice de masa corporal (peso normal, sobrepeso u obesidad) no fueron predictoras del riesgo de muerte. Es decir, que una vez que se tuvo en cuenta la condición física, la cantidad de grasa no predecía el riesgo de muerte”, explica a EL PAÍS Siddhartha Angadi, fisiólogo del ejercicio de la Universidad de Virginia (EE UU) y autor principal del estudio.

 

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