Hay dos tipos de personas: las que despiertan exactamente en la misma posición con la que se acostaron y las que casi, casi acaban con los pies en la almohada. Exageraciones aparte, es normal que durante el sueño demos vueltas en la cama, pero, ¿en qué momento el movimiento nocturno deja de ser algo normal?

“El sueño se organiza en ciclos de 90-120 minutos. En cada cambio entre uno y otro, y a veces incluso entre fases de sueño de cada ciclo, es muy frecuente realizar cambios posturales, girándonos en la cama o recolocando la postura”, detalla a CuídatePlus Laura Lillo, miembro del grupo de trabajo de Trastornos del Movimiento y de la conducta durante el sueño de la Sociedad Española del Sueño (SES). Este fenómeno, continúa la experta, es muy normal, “aunque la frecuencia de estos cambios posturales es muy variable de unos individuos a otros”. Entre otros elementos, dependerá de la calidad del sueño o de si este es más ligero. Sin embargo, el problema no son los movimientos, aclara la experta, sino el insomnio en sí mismo.

Asimismo, Lillo detalla que todos los movimientos se producen en el fase del sueño conocida como NO REM: “Por el contrario, durante la fase REM, nuestros músculos no pueden moverse, ya que se pierde el tono muscular y sólo ocasionalmente se pueden realizar pequeñas muecas faciales”. Por otra parte, también es típico que al iniciar el sueño o en el momento del despertar se presente un espasmo generalizado, que, como apunta la experta, implica a las cuatro extremidades y al tronco. “Esto se denomina mioclonía hipnagógica (cuando se está conciliando el sueño) o hipnopómpica (si sucede cuando despertamos”, explica. Es, por ejemplo, lo que sucede cuando sufrimos un breve sobresalto, con la sensación de estar cayendo de forma brusca.

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