“La obesidad es una enfermedad crónica que se define por una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Puede provocar un aumento del riesgo de diabetes tipo 2 y cardiopatías, puede afectar la salud ósea y la reproducción y aumenta el riesgo de que aparezcan determinados tipos de cáncer”. Asimismo, “influye en aspectos de la calidad de vida como el sueño o el movimiento”.
Pero, de cara a la adopción de medidas para reducir el riesgo -dieta y ejercicio, fundamentalmente-, hay que tener en cuenta que el sobrepeso y la obesidad no son una mera cuestión de peso, sino que la clave está en el aumento de la cantidad grasa en el organismo y, sobre todo, dónde se acumula. La fórmula que se utiliza habitualmente para determinar si una persona tiene obesidad es el índice de masa corporal (IMC), pero existen otros métodos igual de sencillos que ayudan a predecir el riesgo cardiovascular con más precisión. Es el caso del denominado índice cintura-cadera (ICC).
Diferencias entre índice cintura-cadera e índice de masa corporalEl IMC se calcula dividiendo el peso (en kilogramos) entre la altura al cuadrado (en metros). Así, por ejemplo, una persona que mida 1,60 m y pese 90 Kg tendrá un IMC de 32,2, por lo que se considerará que tiene obesidad porque el punto de corte se sitúa en 30. En cambio, si ese mismo individuo pesa 60 Kg, su IMC será 23,4, que está dentro de los límites de la normalidad.
Para una primera aproximación, el IMC puede valer, tal como apunta Diego Segura Rodríguez, vocal de la Asociación de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC): “Es el parámetro en el que nos hemos basado tanto los médicos como otros profesionales dedicados a la obesidad para categorizar los grados de sobrepeso, obesidad o, si está muy bajo, desnutrición”. Como método “de screening o cribado sigue siendo válido porque tiene una amplia disponibilidad, ya que solo hay que pesar y medir al paciente”.
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