Fuente: Las Provincias
«El pueblo que pierde la farmacia pierde su presente». Así de contundente se muestra Vicente Colomer, secretario del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF), al referirse a la farmacia rural y al papel que desempeñan estos establecimientos sanitarios en los municipios con menor densidad de población. Una función que trasciende el ámbito estrictamente sanitario y que incide directamente en la cohesión social y en la lucha contra la despoblación.
La vocal de Farmacia Rural del MICOF, Mª Teresa Vicedo, coincide en destacar que «las farmacias rurales son esenciales porque garantizan un servicio de interés público básico, al tratarse del establecimiento sanitario más próximo en determinadas zonas». En muchos municipios, la farmacia es el primer contacto de la ciudadanía con el sistema sanitario y, en ocasiones, el único recurso disponible de forma permanente.
Vicedo recuerda que estas zonas presentan un acusado envejecimiento de la población, lo que se traduce en un mayor número de enfermedades crónicas y en una elevada polimedicación. «Esta realidad implica la necesidad de un uso racional del medicamento y de un seguimiento continuado de los tratamientos», explica. En este contexto, disponer de una farmacia garantiza esa atención, a través de la prestación de servicios profesionales farmacéuticos, y aporta además un valor social añadido. «La farmacia rural contribuye a prevenir la soledad no deseada, detecta situaciones de vulnerabilidad y ayuda a mantener población, evitando fenómenos como la despoblación», añade.
Conscientes de estas dificultades, el MICOF y la Diputación de Valencia comenzaron a trabajar de forma conjunta hace cinco años para asegurar la supervivencia de las farmacias rurales. Fruto de esta colaboración, en 2021 nació el Proyecto de Sostenibilidad de las Farmacias Rurales y Viabilidad Económica Comprometida (VEC).
El proyecto refuerza el papel sanitario y social de la farmacia rural en la provincia de Valencia, mejora la atención a pacientes frágiles y polimedicados y fomenta el arraigo poblacional en zonas afectadas por la despoblación. Para ello, se articula en dos vertientes: la mejora del bienestar de la ciudadanía mediante programas de acción social y educación sanitaria y el apoyo a la viabilidad económica de farmacias ubicadas en áreas con baja densidad de población y escasez de servicios.
Las farmacias adheridas reciben una subvención que se distribuye en dos bloques. El 50 % se destina a mejorar la calidad de las prestaciones profesionales de los colegiados, promoviendo su formación y la implantación de Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales (SPFA). El otro 50 % se dirige a acciones formativas y educativas para la ciudadanía, para mejorar la atención sanitaria de los pacientes del municipio.
Desde su puesta en marcha, el proyecto ha desarrollado cinco ediciones, y se prevé su continuidad en el futuro. En este periodo, más de 130 farmacias rurales y VEC se han inscrito en la iniciativa, beneficiando a más de 800 pacientes frágiles y polimedicados.
Estos pacientes han accedido a distintos SPFA, como los Sistemas Personalizados de Dosificación (SPD), orientados a mejorar la adherencia terapéutica; la revisión del botiquín domiciliario; o la detección de deterioro cognitivo. A estas cifras se suman los 433 pacientes atendidos durante los circuitos saludables celebrados en la segunda edición del proyecto, que incluyeron la instalación de carpas en 13 municipios de la provincia, donde se ofrecieron servicios de cribado de diabetes, hipertensión arterial, alteración de la función renal y falta de adherencia a la dieta mediterránea.
Durante estos cinco años, el MICOF y la Diputación de Valencia han realizado una inversión total superior a los 200.000 euros en ayudas directas, recursos formativos y prestación de SPFA. Además, se han impartido más de 25 acciones formativas y webinars dirigidos a más de 90 farmacéuticos, reforzando la capacitación profesional y la implantación de servicios en el ámbito rural. Todos estos recursos, acciones, y servicios están realizados con el objetivo fundamental de seguir acompañando y cuidando a las personas de los pueblos.
Según Vicedo, estas ediciones han permitido consolidar un modelo de colaboración institucional y poner de relieve el «importantísimo valor sanitario y social» de la farmacia rural como punto de acceso a la salud y a la educación comunitaria en el uso racional del medicamento.
A este trabajo se suma un avance normativo relevante. El pasado 12 de diciembre, el Consell aprobó el Decreto de Servicios de Urgencia, una reivindicación histórica del MICOF que actualiza el sistema de guardias y vacaciones, garantiza la continuidad asistencial y refuerza la protección de las farmacias comunitarias, especialmente las rurales.
«Por todo ello, la farmacia rural es y será esencial. Desde el Colegio seguiremos trabajando por su supervivencia, porque en muchos pueblos constituye el último eslabón frente a la despoblación. Si se rompe, perderemos la esencia de muchos municipios», concluye Colomer.