Los oncólogos están preocupados por el auge de productos que no benefician el tratamiento.

FUENTE: La Razón

No es la primera vez que los oncólogos tienen que dar la voz de alarma ante el auge de terapias que aseguran que pueden ayudar a curar el cáncer, pero los anuncios no dejan de aparecer y, por ello, han vuelto a hacerlo. Así, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) recomienda a los pacientes con cáncer que «no tomen ningún tipo de sustancia o producto natural» y no realicen ninguna terapia «sin conocimiento de su oncólogo médico y nunca abandonen su tratamiento oncológico». Y es que, lamentablemente, se han dado casos de pacientes que han fallecido tras abandonar los tratamientos que les indicaron los médicos especialistas y optaron por seguir alguna de las pseudociencias. Como fue el caso de Mario Rodríguez, enfermo de leucemia, que, como afirma su padre Julián «abandonó su tratamiento médico para acogerse a una pseudoterapia, recomendada por una persona que se hizo pasar por especialista en medicina naturista y ortomolecular, y que aseguraba ser capaz de curar el cáncer con vitaminas». Sin embargo, Mario no sobrevivió y «tras seis meses de calvario» el joven de 21 años falleció. Por este tipo de casos, la SEOM insistió ayer en que «para considerar que cualquier estrategia de tratamiento es eficaz debe pasar por unas etapas de desarrollo que establecen las evidencias científicas», evidencias que, en la mayoría de los tratamientos naturistas brillan por su ausencia. Es necesario, insisten los oncólogos, mostrar su seguridad «imprescindible para su uso en la práctica clínica», insisten.

Y no es sólo que esta «falsa ciencia» sea ineficaz para luchar contra las células tumorales, sino que la administración de estos productos puede perjudicar los efectos beneficiosos de los tratamientos oncológicos, ocasionar interacciones y enmascarar valores relevantes en las pruebas clínicas. Es por todo esto que se desaconsejan. Aunque los doctores huyen de poner nombre a estas fórmulas de falsa sanación, sí que hacen referencia a la falta de evidencias científicas en el uso de «algunas plantas medicinales, minerales, vitaminas y algunas terapias cuerpo-mente» como pueden ser el Reiki o el Mindfulness.

Y es que otro de los problemas a la hora de intentar tratar el cáncer con estas terapias alternativas es que esta enfermedad no es monocausal y, además, dentro de un mismo cáncer existen multitud de mutaciones que pueden variar la biología y el tratamiento del tumor. Los oncólogos ponen un ejemplo: el cáncer de mama se origina en un único tejido, pero puede estar causado por más de 200 mutaciones completamente diferentes que requieren de tratamientos distintos.

Aunque no lo parezca, y a pesar de las numerosas advertencias de los médicos, es fácil acceder a uno de estos «tratamientos». Cualquier persona que acceda a «Dr. Google» encuentra una multitud de estos tratamientos a un solo clic. «Puedes vencer al cáncer con terapias naturales, dejando atrás la metástasis y demás», afirma uno de estos anuncios. Pero no es lo único, se ofrecen terapias zen, de reiki, sanación akasika... Y así una multitud de nombres estravagantes y difíciles de pronunciar que inundan las redes afirmando que pueden ser la curación definitiva frente al cáncer.

La Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (Apetp), creada por el padre de Mario Rodríguez tras el fallecimiento de su hijo, lucha contra este tipo de anuncios y de productos que, con la esperanza de una curación, siguen surgiendo en las redes. Ellos no sólo intentan concienciar sobre el problema, sino que también se han convertido en una plataforma de denuncia de mala práxis.

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