Un estudio realizado en España, Dinamarca, Alemania, Suecia y el Reino Unido revela el abuso de medicamentos que necesitan receta, como opioides, sedantes y estimulantes en Europa

FUENTE: ABC

¿Cuántas veces ha recurrido al botiquín de casa en busca de un medicamento que no le recetaron o que le indicaron hace tiempo? Los españoles son los europeos que más se automedican. Sobre este problema ha llamado la atención un estudio publicado en «BMC Psychiatry», que señala a España como uno de los países europeos donde más se abusa de analgésicos y sedantes.

El informe, realizado con datos de cinco países (Dinamarca, Alemania, Reino Unido, España y Suecia), evidencia un aumento generalizado en el uso inapropiado de medicamentos con receta. Se trata, concretamente de estimulantes (indicados, por ejemplo, para la hiperactividad), opioides(sirven para aliviar el dolor, por ejemplo, morfina o codeína) y sedantes(lorazepam, vendido bajo el nombre comercial de «Orfidal», o bromazepam, más conocido como «Lexatin»).

La mayor prevalencia de consumo se da en hombres y desempleados. «Estas personas tienen estrés y mayores dificultades económicas. Tomar opioides les ayuda a olvidar sus problemas», explica a ABC el líder de la investigación, Scott P. Novak. De acuerdo con el estudio, que contó con la participación de 22.070 voluntarios de 12 a 49 años, los analgésicos también lideran en toda Europa el consumo abusivo: un 13,5% de consumo a lo largo de la vida de los participantes frente al 10,9% de los sedantes y el 7% de los estimulantes.

Pedir fármacos a los amigos

Tener la receta de un fármaco en el pasado aumenta el riesgo de generar una dependencia en el futuro. El peligro es diez veces mayor en el caso de los tranquilizantes, ocho veces mayor para los analgésicos y siete veces más para el caso de los estimulantes, en comparación con los pacientes que nunca tuvieron receta médica.

Sin embargo, la forma más habitual de acceder a estos fármacos es a través de la familia o los amigos, aunque también se incluyen otros medios de adquisición como recurrir a Internet o incluso, fingir síntomas ante los médicos. «Evidentemente, los doctores no quieren creer que los pacientes están intentando simular. Otro problema es que una persona con una prescripción legítima le dé sus medicinas a otro que no la tiene», defiende Novak.

Este problema, que preocupa profundamente a las autoridades en Estados Unidos y que ahora se empieza a conocer en Europa, también plantea si se está prescribiendo de forma demasiado «ligera» en las consultas. «Sería ideal que hubiera campañas de prevención, como las hay para el tabaco o el alcohol y que no se tome a la ligera el consumo de estos fármacos», aconseja Novak.

El estudio también considera uso indebido el consumo de estos fármacos para alcanzar estados de euforia. De hecho, «está comprobado que el uso ilícito de drogas puede ser un factor de riesgo para el abuso de medicamentos sin prescripción», apunta Novak. En ese sentido, a lo largo del pasado año, los sedantes eran consumidos por un 48% de personas que también tomaban drogas ilegales en Reino Unido, comparado con el 26% de Alemania, el 22% de Dinamarca u Suecia y el 20% de España.

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