El profesional sanitario es quien indica si el medicamento en cuestión se toma con o sin alimentos, pero por lo general no se incide sobre cuáles son o no, los alimentos compatibles con esos medicamentos en concreto.

Hoy en día, los medicamentos son el recurso terapéutico más recurrido para el tratamiento de afecciones leves o crónicas. En la mayoría de los casos, es el profesional sanitario quien indica si el medicamento en cuestión se toma con o sin alimentos, pero por lo general no se incide sobre cuáles son o no, los alimentos compatibles con esos medicamentos en concreto.

Por ello, se debe tener en cuenta que los alimentos están compuestos por macro y micronutrientes, en diferentes porcentajes. Cada uno de ellos se absorbe, se distribuye, se metaboliza y se elimina por una vía, pudiendo compartir la ruta o ser diferente a la empleada por los medicamentos.

Además, se deben considerar ciertas características del individuo (la edad, la altura, la talla…) y las de los medicamentos (dosis, vía de metabolización, rango terapéutico, presentación farmacéutica…) cuando se aborda el tema de las interacciones entre medicación y alimentación.

A continuación, se va a abordar las interacciones alimento-medicamento, en el que los alimentos afectan a los fármacos y las interacciones medicamento-alimento en el que a partir de los fármacos se producen efectos en los alimentos.

Alimentos en general

En ocasiones, el consumo simultáneo de alimentos y medicamentos puede modificar la biodisponibilidad del medicamento y por tanto su consiguiente absorción, aumentando o disminuyendo. Normalmente, cuando existe una interacción entre el alimento y el medicamento, se recomienda tomarlo con el estómago vacío, especialmente evitando alimentos ricos en hidratos de carbono y pectinas como son el arroz, las pastas y las frutas.

Los siguientes medicamentos no se recomienda administrarse con comida ya que se reduce la biodisponibilidad y la absorción de los medicamentos, reduciendo el efecto requerido.

  • Diuréticos sulfonamidas (furosemida).
  • Antibióticos penicilinas (penicilamina, ampicilina, cloxacilina, fenoximetilpenicilina).
  • Analgésicos y antipiréticos (acetaminofen/paracetamol).
  • Antimicobacterianos para tuberculosis (isoniazida).
  • Antibióticos (fosfomicina).
  • Antibióticos macrólidos (azitromicina, josamicina y eritromicina).
  • Antirretrovirales (didanosina).
  • Antirretrovirales (zalcitabina).
  • Antihistamínicos (astemizol).
  • Psicolépticos benzodiazepinas (loprazolam y flunitracepam)
  • Antimicóticos (voriconazol).

Por el contrario, en otros medicamentos ocurre lo contrario, se aumenta la biodisponibilidad al aumentar los niveles plasmáticos, por lo que puede derivar en una intoxicación.

  • Analgésicos opiáceos (morfina).
  • Antimicótico (itraconazol).
  • Antibacterianos betalactámicos cefalosporinas (cefuroxima).
  • Antiviral (nelfinavir).
  • Inmunosupresor (ciclosporina).
  • Retinoides de uso tópico para el acné (acitretina, etretinato, isotretinoina).

Como se ha mencionado anteriormente, la forma farmacéutica afecta a la interacción, por lo que cuando se administra en solución es efecto es más leve.

A partir de este artículo se van a tratar las interacciones de alimentos con medicamentos más comunes:

Por último, tener en cuenta que en los casos en los que se anulan los efectos, se recomienda desde un principio abolir los alimentos que interfieren. En la mayoría de las situaciones en la que se pueda dar una interacción, se prefiere que se tomen siempre los medicamentos y mantener una dieta similar (bajo las mismas condiciones), una vez comenzado el tratamiento, para evitar variaciones en las cantidades o ir reduciéndolos gradualmente.

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