La fecha de caducidad indica el momento hasta el cual el alimento puede consumirse de forma segura.

Fuente: 20 Minutos

Ser especialmente cuidadosos y escrupulosos con los alimentos que compramos, manipulamos y consumimos es una de las claves para no sufrir ningún susto relacionado con intoxicaciones alimentarias. Pero, ¿cuáles son esos productos con los que debemos tener un especial cuidado si se pasan de la fecha recomendada de consumición?

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), dependiente del Ministerio de Consumo, lo deja claro en sus recomendaciones sobre seguridad alimentaria: la fecha de “caducidad” indica el momento hasta el cual el alimento puede consumirse de forma segura.

Esta fecha de caducidad, por su parte, se coloca en los alimentos muy perecederos y con riesgo microbiológico como la carne fresca, el pescado y el marisco, los platos preparados no esterilizados, los productos lácteos frescos o los huevos.

La fecha de caducidad - también conocida como ‘consumir antes del’- es, por tanto, la fecha límite a partir de la cual un producto no se debe consumir aunque se hayan respetado escrupulosamente las condiciones de conservación, ya que pasada esta fecha el producto puede ser peligroso para la salud.

“Es una cuestión de seguridad alimentaria pues los alimentos pueden consumirse hasta la fecha marcada y no después, aunque aparentemente conserven sus características organolépticas normales”, señalan desde la Agencia.

Para los alimentos que se conservan menos de tres meses es obligatorio que indiquen en su envase ‘consúmase preferentemente antes de’ o ‘fecha de caducidad’ seguido del día y del mes.

La Aesan recomienda no consumir ningún alimento una vez pasada la fecha de caducidad y seguir escrupulosamente las instrucciones de conservación como por ejemplo ‘conservar en el frigorífico’ o ‘conservar a 2-4 ºC’ porque de lo contrario el alimento puede estropearse antes y el consumidor podría arriesgarse a sufrir una intoxicación alimentaria.

Como indican también desde la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU: "el riesgo puede presentarse incluso antes de esa fecha si los alimentos no se han conservado a temperaturas adecuadas. Existe la posibilidad de que sean portadores de microbios y algunos de ellos, al proliferar, desencadenen intoxicaciones y enfermedades”.

Por supuesto, los expertos también aconsejan dejarse guiar por los cinco sentidos y, sobre todo, por el sentido común a la hora de observar este tipo de alimentos. Algo que además debemos poner en práctica con los productos frescos comprados directamente en la carnicería, la frutería o la pescadería:

  • La vista puede ser crucial para advertirnos. Si la carne tiene un aspecto seco o un color anormal como negro-marrón claramente está caducada. Moho en la salsa de tomate o el queso fresco, también es un signo de alimento estropeado.
  • El olor: el olor del pescado y de la carne fresca siempre es neutro y agradable. Si tienen un olor fuerte es síntoma de que están caducadas.
  • Textura: la leche caducada suele tener grumos, los yogures una gran parte líquida separada de otra más compacta o granulada, la carne y el pescado estropeados se vuelven viscosos...
  • El gusto: probar un trozo o una cucharada del alimento también es una herramienta eficaz para detectar su estado.

¿Qué ocurre en el caso de que decidamos congelar ese alimento perecedero? La Aesan explica que congelar el alimento en casa poco después de adquirirlo puede alargar su conservación más allá de la fecha de caducidad siempre que se haga correctamente.

“Siga las instrucciones que figuren en el envase, por ejemplo ‘guardar en el congelador hasta la fecha de caducidad’, ‘cocinar sin descongelar' o 'descongelar previamente por completo y consumir en las veinticuatro horas siguientes’”, señalan.

Además, si se trata de un envase con fecha de caducidad, hay que seguir rigurosamente las instrucciones de conservación y consumo de los alimentos, por ejemplo ‘una vez abierto el envase, consumir en tres días’, teniendo presente que el alimento debe consumirse antes de que pase la fecha de caducidad.

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