El humo del tabaco, la ropa de cama sintética y la calefacción de gas empeoran los síntomas del asma.

Fuente: 20 Minutos

El asma es una afección muy común con un impacto significativo en la vida diaria de las personas que la padecen y cuyos síntomas pueden ser complicados de controlar. Por ello, es muy importante que quien sufra esta patología haga todo lo posible para reducir su exposición a factores ambientales que puedan desencadenarla o empeorarla.

Alérgenos en casa

Así, en nuestros hogares podemos encontrar un buen número de cosas que pueden iniciar o empeorar los síntomas del asma. Así lo concluye un trabajo de meta-análisis publicado en el medio Journal of Asthma, que tiene en cuenta la investigación existente sobre el asunto en Australia.

Hay que tener en cuenta que, tal y como pone de manifiesto otra revisión publicada en Environmental Health Perspectives, los factores desencadenantes de los ataques de asma varían ampliamente entre distintas zonas del mundo. Aún así, el estudio recoge muchos que pueden ser comunes para todo el globo.

Por ejemplo, los autores citan como factor de riesgo el fumar pasivamente o, lo que es lo mismo, convivir con personas fumadoras (y que éstas fumen dentro del hogar). El humo del tabaco interrumpe el funcionamiento normal de los pulmones y del sistema inmune (muy implicado en el asma por la inflamación de los bronquios) e irrita las vías respiratorias.

Otro posible desencadenante, el segundo más común identificado, es el material  del que está hecha la ropa de cama. Concretamente, la ropa de cama sintética puede retener más cantidades de alérgenos (como ácaros del polvo, pelos de mascotas o químicos orgánicos volátiles), lo que a su vez puede provocar ataques de asma en personas sensibles.

Quizás menos conocido es el efecto que pueden tener los calentadores de gas, que pueden emitir nitrógeno de dióxido que a su vez puede irritar el tracto respiratorio y causar síntomas de asma.

Mayor conciencia, mayor prevención

La prevención del asma pasa en buena parte, como decíamos, por reducir la exposición a los factores ambientales que pueden iniciar o empeorar los síntomas. El problema es que muchas veces las personas que sufren la enfermedad no son conscientes de hasta que punto algunos de estos elementos pueden estar afectándolas.

Por ejemplo, sí que existe mucha conciencia sobre el impacto de fumar activamente en el asma, pero no ocurre lo mismo con el humo de tabaco de segunda mano. Si se tiene en cuenta, es posible tomar medidas como mejorar la ventilación del espacio o, idealmente, que la persona fumadora evite fumar en los espacios que comparte con la persona asmática.

De la misma manera, otro factor que eleva el riesgo de padecer síntomas de asma es la presencia en el ambiente de caspa de animales domésticos (como las mascotas), algo que los dueños tienden a ignorar por cariño a los animales. Sin embargo, incluso sin despedirse de ellos se puede reducir su abundancia; como ya hemos señalado, la ropa de cama orgánica retiene menos cantidad de este alérgeno, y eliminar elementos como alfombras o tapices en los que se deposita puede tener un impacto positivo.

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