Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud con cuatro grandes frentes a los que plantar cara: la pandemia de la Covid, la salud mental, el sida y la obesidad. La crisis climática es también una crisis de salud, advierte la OMS. Y hay otras batallas que librar como el cáncer, la enfermedad cardiovascular, la diabetes y el alzhéimer

Fuente: EFE Salud

A pesar del avance en vacunas y tratamientos, la Covid sigue evolucionando con un riesgo alto de nuevas variantes y existe el temor a que otro virus, que podría proceder del mundo aviar, nos devuelva a la casilla de salida.

Tres organizaciones de Naciones Unidas, la de la salud (OMS), Alimentación y Agricultura (FAO) y Sanidad Animal (OIE) han publicado recientemente un llamamiento a todos los países para que tomen medidas destinadas a reducir el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 entre los seres humanos y la fauna silvestre.

Para Adelaida Sarukhan, doctorada en Inmunología de la Universidad de París VI y redactora científica en ISGlobal (Fundación La Caixa), esta no será la primera ni la última pandemia, llegarán otras.

"Muchos ojos están puestos en los virus de gripe aviar, y si alguno muta lo suficiente para transmitirse de humano a humano, estaremos ante un gran problema".

Sarukhan valora que la erradicación "es imposible, porque son virus capaces de infectar no solo al humano sino también a otros animales mamíferos y eliminarlo de la población también es difícil, porque se ha propagado muchísimo y es altamente transmisible".

De momento, la pandemia se ha cobrado más de seis millones de fallecidos y más de 488 millones de casos registrados hasta marzo de este año, a pesar de las diez vacunas aprobadas en tiempo récord.

Porque cabe hablar de un acaparamiento vergonzoso, ya que de las 8.780 millones de dosis administradas en el mundo durante el primer año se estima que apenas un 0,8 % llegó a los países pobres, aunque actualmente el 65 % de la población tiene al menos una dosis, informa Our World in Data.

Como último dato destacar que en apenas un año, se habían subido 6.361.329 secuencias genómicas del SARS-CoV-2 a la plataforma internacional científica de la Global Initiative on Sharing All Influenza Data (GISAID), lo que da una idea del gran avance y colaboración de la ciencia.

Crisis climática

Los expertos recuerdan que somos más de 7.800 millones de humanos en un planeta cada vez más globalizado, con ecosistemas muy alterados por nuestras acciones y el solo aumento de un grado en la temperatura promedio global podría expandir enfermedades como el dengue o la malaria.

La OMS calcula que, cada año, se producen más de 13 millones de defunciones debidas a causas ambientales evitables, es decir a la llamada crisis climática, una gran amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad.

Por la proximidad con el continente africano, en España la crisis climática podría traer las dolencias arriba citadas, la encefalitis del Nilo occidental y la fiebre del valle del Rift, entre otras, como así lo apuntan diversos trabajos del Instituto de Salud Carlos III.

Una epidemia llamada obesidad

Según la Organización Mundial del la Salud, la obesidad se ha triplicado desde 1975 en todo el mundo. En 2020, el 16 % de la población española padecía esta enfermedad, acorde a los datos del Ministerio de Sanidad.

El problema está en que la obesidad funciona como un imán de múltiples enfermedades. Los estudios apuntan a que es un factor de riesgo para desarrollar hasta más de 200 dolencias, especialmente las relacionadas con el sistema cardiovascular, trastornos del aparato locomotor y algunos cánceres.

Actualmente, más de la mitad de la población mundial tiene sobrepeso. En Europa, una de cada 5 personas.

En España, la prevalencia del sobrepeso es del 39,3 % en adultos y un 21,6 % de obesidad y las estrategias mundiales para reducir el problema no acaban de funcionar.

Sida, un problema de salud pública

Cumplidos ya cuarenta años de la irrupción de los primeros casos en el mundo, el sida sigue suponiendo , aún hoy, un problema de salud pública de primera magnitud que ha causado la muerte a más de 37 millones de personas desde 1981 (60.000 en España) y que sigue lastrada por el estigma y la discriminación

En España, concretamente se siguen registrando una media de 3.500 nuevos casos anuales, de los cuales, un 13 % ni siquiera saben que están infectados de VIH y por lo tanto no están tratados y aquí radica uno de los principales problemas.

Aunque la nueva generación de medicamentos ha convertido esta dolencia, que fue mortal, en una enfermedad crónica, para la  la vacuna no se vislumbra un futuro cercano.

La nueva estrategia lanzada por ONUSIDA se basa en los derechos humanos, la igualdad de género y la dignidad, libre de estigma y discriminación para todas las personas que viven y están afectadas por el VIH.

A nivel global y en opinión de la directora ejecutiva de ONUSIDAWinnie Byanyima, nos encontramos "en un momento crítico en nuestro esfuerzo histórico por acabar con el sida".

A su juicio, al igual que el VIH antes, la COVID-19 ha demostrado que la desigualdad mata y la  COVID-19 "ha ampliado las desigualdades existentes que bloquean el progreso para acabar con el sida".

De acuerdo con ONUSIDA si se alcanzan los objetivos y compromisos de esta estrategia, el número de personas que contraen el VIH por primera vez disminuirá de 1,7 millones en 2019 a menos de 370.000 en 2025, y el número de personas que mueren por enfermedades relacionadas con el sida disminuirá de 690.000 en 2019 a menos de 250.000 en 2025.

Salud mental: depresión y suicidio

La pandemia del coronavirus ha llevado a los sistemas de salud europeos al límite y ha tenido un impacto desproporcionado en la salud mental.

La mayor caída en el bienestar mental se registró en personas de 18 a 24 años.

Según la OMS, varios estudios muestran además que una parte importante de la sociedad parece haber sido fuertemente afectada psicológicamente por los efectos de la pandemia.

Europa, por ejemplo, tiene aún una de las mayores tasas de suicidio mundiales y en España concretamente se ha convertido en la primera causa de muerte entre los más jóvenes

Son numerosos los estudios que ponen de manifiesto la fuerte relación entre depresión y suicidio, y hay una palabra clave de fondo: la desesperanza. Un sentimiento que lleva a las personas a creer que hagan lo que hagan no servirá de nada para poder superar el dolor y el sufrimiento que les embarga y la profunda soledad.

Este vínculo fatal se da sobre todo entre los grupos más vulnerables, y especialmente en ancianos y adolescentes, y cuando la depresión se cronifica.

De hecho, los expertos señalan que el 90 % de las personas que cometen suicidio tienen un problema de salud mental, principalmente depresión.

En general, y de acuerdo con las mismas fuentes, la mitad de todas las enfermedades mentales comienzan a los 14 años, pero la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan.

La pandemia ha ampliado el foco sobre la salud mental, porque las personas se han sentido más vulnerables que nunca, y también la guerra de Ucrania, cuyos efectos más devastadores en el equilibrio psicológico tendrán como protagonistas a los niños.

Otras batallas: cáncer, cardiovasculares, diabetes y alzhéimer

De acuerdo con la OMS las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, son responsables de más del 70 % de todas las muertes anuales en todo el mundo, es decir, de 41 millones de personas. Esto incluye a 15 millones de personas que mueren prematuramente, entre los 30 y 69 años.

En un informe de esta organización publicado en 2019 se señalaba además que más del 85 % de estas muertes prematuras se producen en países de ingresos bajos y medios.

En su análisis apuntaba que el aumento de estas enfermedades se debe a cinco factores de riesgo principales: el tabaquismo, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol, las dietas poco saludables y la contaminación del aire.

Cáncer

En relación al cáncer, la OMS indica que es una de las principales causas de muerte en el mundo: en 2020 se atribuyeron a esta enfermedad casi 10 millones de defunciones, es decir, casi una de cada seis de las que se registran.

Los tipos de cáncer más comunes son los de mama, pulmón, colon, recto y próstata.

Además, las infecciones oncogénicas, entre ellas las causadas por los virus de las hepatitis o el papiloma humanos, ocasionan aproximadamente el 30 % de los casos de cáncer en los países de ingresos bajos y medianos.

Pero muchos casos se pueden curar si se detectan a tiempo y se tratan eficazmente.

Diabetes

En cuanto a la diabetes, la organización de Naciones Unidas refiere que el número de personas con diabetes pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014, y que la prevalencia de esta enfermedad ha venido aumentando más rápidamente en los países de renta baja y de renta mediana que en los de renta elevada.

La diabetes es una causa importante de ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores.

Enfermedades cardiovasculares

Finalmente y sobre las enfermedades cardiovasculares señala esta fuente que se cobran 17,9 millones de vidas cada año.

Estas enfermedades constituyen un grupo de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos que incluyen cardiopatías coronarias, enfermedades cerebrovasculares y cardiopatías reumáticas.

Más de cuatro de cada cinco defunciones por enfermedades cardiovasculares se deben a cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, y una tercera parte de esas defunciones ocurren prematuramente en personas menores de 70 años.

Alzhéimer

Frente al alzhéimer, solo una cuarta parte de los países del mundo cuenta con una política, estrategia o plan nacional de apoyo a las personas con demencia y sus familias.

La mitad de estos países se encuentran en la Región Europea de la OMS y el resto se reparte entre las demás regiones.

Sin embargo, incluso en Europa, muchos planes están expirando o ya lo han hecho, lo que evidencia la necesidad de un compromiso renovado por parte de los gobiernos.

Al mismo tiempo, el número de personas que viven con demencia está creciendo: la OMS calcula que más de 55 millones de personas (el 8,1 % de las mujeres y el 5,4 % de los hombres mayores de 65 años) viven con demencia. Se calcula que esta cifra aumentará a 78 millones para 2030 y a 139 millones para 2050.

La discapacidad asociada a la demencia es un factor clave de los costos relacionados con esta enfermedad. En 2019, el costo mundial de la demencia se estimó en US$ 1,3 billones.

Se prevé que el costo aumente a US$ 1,7 billones para 2030, o a US$ 2,8 billones si se tiene en cuenta el aumento de los costos de la atención.

Priorizar el sector de la salud como nunca antes

La respuesta a muchos de estos desafíos está en unos sistemas de salud robustos y muy interconectados, porque el impacto de la pandemia ha causado retos considerables para afrontar las desigualdades sanitarias y para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en salud marcados por la ONU para 2030.

Pero hay buenas noticias: los objetivos de mortalidad maternal e infantil ya se han logrado y hay progresos claros en otras áreas, aunque la protección financiera de las familias respecto a la salud se presenta como un gran un reto.

En este marco, la OMS aboga por priorizar el sector de la salud "como nunca antes", con un foco "urgente" en aspectos descuidados como la salud mental, reconociendo a la sanidad y a los trabajadores sanitarios como "pilares esenciales de la recuperación socioeconómica y determinantes para preparar futuros impactos".

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