Cada veinte minutos en España alguien fallece por un paro cardiaco fuera de los hospitales. Saber cómo actuar y perder el miedo a usar estos dispositivos evitará un desenlace fatal

Fuente: El Mundo

Es muy probable que los hayan visto en una vitrina en la pared de algún aeropuerto, gimnasio, centro comercial o edificio público. Puede que no estuviesen en un lugar fácilmente accesible, pero que sí hubiese un cartel a la entrada con la frase "espacio cardioprotegido". Y es que desde hace unos años los desfibriladores se han ido colando en los lugares concurridos o de especial riesgo sin hacer ruido, y van poco a poco siendo tan habituales como los extintores o las alarmas contra incendio. Pero con una particularidad, y es que la mayor parte de la gente sí utilizaría un extintor llegado el momento pero no haría lo mismo con el desfibrilador... por miedo.

Si es usted una de estas personas, le pido que siga leyendo. Al final del artículo estoy seguro de que le habrá perdido el miedo a utilizar un desfibrilador llegado el momento.

¿ES POSIBLE QUE TENGA UN DESFIBRILADOR CERCA EN ESTE MOMENTO?

En España, según el estudio realizado por Almas Industries, hay una media de siete desfibriladores de uso público por cada 10.000 habitantes. La cardioprotección de los espacios comunes ha aumentado en los últimos años, ya que según este mismo estudio en todo el país hemos pasado de los 10.000 desfibriladores en 2019 a los 33.000 en 2021. A pesar de ello, estamos muy lejos aún de Estados Unidos, Japón y algunos países europeos.

¿HAY DIFERENTES TIPOS DE DESFIBRILADORES?

Sí. Para empezar los hay internos, los implantables tipo marcapasos, y externos, los que vemos utilizar en las películas. A su vez, los externos podemos dividirlos en dos grandes grupos: los manuales, que son los que usamos los profesionales sanitarios, y los automáticos (DEA) o semiautomáticos (DESA).

Son precisamente estos dos últimos los que puede utilizar usted en caso de emergencia: su tamaño es similar al de una caja de zapatos, pesan aproximadamente dos kilogramos y su precio supera los mil euros.

A diferencia de los manuales que tienen varias funciones, los tipo DEA o DESA tienen una única función: la de desfibrilar al paciente si es necesario mientras no llegan los servicios de emergencia, en un tiempo que es vital para su supervivencia.

¿QUÉ HACE EXACTAMENTE UN DESFIBRILADOR?

Dar una descarga eléctrica para tratar de "reiniciar" el corazón y que vuelva latir con normalidad. Nuestro miocardio funciona gracias a una serie de impulsos eléctricos que se generan dentro del propio músculo del corazón, pero cuando ese marcapasos natural falla necesita ayuda externa. Esa ayuda viene dada por el desfibrilador que, gracias a la batería que posee, enviará una descarga medida y controlada a través de los dos parches que contiene y que debemos pegar sobre el tórax del paciente.

¿CÓMO SÉ CUÁNDO TENGO QUE UTILIZARLO?

Si usted se encuentra ante una persona que ha perdido la conciencia, que no responde a sus preguntas, no se mueve, no tiene signos de vida, no respira o lo hace agónicamente y no logra palpar su pulso en el cuello o en la muñeca, es el momento de utilizarlo. Llame sin dudarlo al 112 y pida a alguno de los presentes que le traiga el desfibrilador urgentemente.

¿Cómo se utiliza un desfibrilador?

Lo ideal sería que realizase un curso de formación de unas pocas horas de duración, pero si todavía no ha tenido oportunidad de hacerlo estos son los pasos a seguir:

1. Llame al 112 para alertar de la situación.

2. Retire la ropa del pecho de la víctima y adhiera los dos parches que incluye el aparato de la forma en que verá dibujada sobre ellos. Si hay otra persona presente, deberá estar realizando masaje cardiaco mientras usted hace todo esto.

3. Siga las instrucciones de voz del aparato, que tras analizar el ritmo cardiaco de la víctima decidirá si debe aplicar la descarga. En caso de serlo, pedirá que pulsemos una luz parpadeante mientras nos alejamos de la víctima.

4. Tras la descarga, y mientras el desfibrilador no le indique lo contrario, continúe con el masaje cardiaco.

¿Y SI LO UTILIZO Y LA PERSONA NO LO NECESITABA?

No pasa nada, simplemente habrá que reponer unos parches nuevos. Utilizar un DESA o un DEA nunca va a ser perjudicial ni para usted ni para la persona a la que se lo coloca si sigue las instrucciones de voz que le dará el aparato de manera clara y sencilla. Usted no va a decidir si el aparato le da la descarga o no, usted no va a hacer daño a nadie por colocarle los parches, es el propio aparato quien decidirá si el paciente necesita o no recibir esa descarga eléctrica. Así que, ante la duda, la respuesta siempre es que sí, que lo encienda y coloque los parches.

Si usted o yo ahora mismo nos colocásemos los parches del desfibrilador y lo encendiésemos no pasaría nada, el aparato analizaría nuestro ritmo cardiaco y pasados unos segundos diría que no es necesario dar una descarga. Es totalmente seguro.

LA AMBULANCIA LLEGA ENSEGUIDA, ¿Y SI ESPERO A QUE SE LO PONGAN ELLOS POR SI ACASO?

Hacerlo sería un error muy grave que probablemente condicionará la supervivencia de esa persona. Cada veinte minutos en España alguien fallece por un paro cardiaco fuera de los hospitales. Detrás del 85% de esas paradas está la fibrilación ventricular como causa, y la única forma de solucionarla cuando se produce es utilizando un desfibrilador. Pero si esperamos a que llegue la ambulancia para que sean ellos quienes lo hagan, la tasa de éxito será baja por muy pronto que lleguen. Si aplicamos esa descarga en el primer minuto tras la parada tendremos un 90% de posibilidades de éxito, pero a los cinco minutos esa posibilidad cae ya al 50%.

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